A partir de ayer a la noche y esta mañana, en lo que se denomina como corredor Zona Norte, que abarca los distritos de Vicente López, San Isidro, San Fernando y Tigre, se colocaron siluetas, en calidad de homenaje y recordatorio a personas desaparecidas por la última dictadura cívico-militar de 1976. Las mismas fueron pintadas por vecinos y organizaciones, y se podrán ver en las paredes de los cuatro distritos, con el nombre y la fecha de desaparición de vecinos de la región.
Lo que a grandes rasgos parece un simple homenaje, es sólo una de las formas de recordar que lleva adelante la Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia de Zona Norte, institución que está en constante movimiento desde su conformación, para no dejar que se entierre lo más preciado que tiene un pueblo: la memoria.
Todos los años son y seguirán siendo importantes a la hora de conmemorar la fecha en la que el último golpe de Estado comenzó a azotar a nuestro país, pero las cifras redondas parecen tener otro peso en el imaginario popular, y más aún en aquellos que vienen sosteniendo luchas incansables durante todo ese tiempo: “Uno se para desde lo personal, y lo que ve es que pasaron 40 años desde todos los ámbitos, porque cuando la lucha empezó, yo tenía 20 años y hoy tengo 60. La vida se nos fue en búsqueda de nuestros familiares, de justicia para ellos y para todos, de datos, siempre con la lucha como bandera. Hay una realidad que nos viene pisando los talones, porque cuando te parás a decir ‘40 años’, te das cuenta de que es toda tu vida la que pasa por enfrente. Nos pasamos 40 años buscando y exigiendo, y vamos a seguir el resto de nuestra vida haciéndolo”, analiza Delia Belardinelli, integrante de la Comisión.
La conmemoración de los 40 años del golpe perpetrado el 24 de marzo de 1976 encuentra en un momento más complicado de lo habitual a quienes son familiares de desaparecidos, y quizás también a muchos que no lo sean, no sólo por el paso del tiempo, sino también por las situaciones de la coyuntura política actual. “Este año tenemos como plus la llegada del Presidente de los Estados Unidos, entonces también es algo que agrega lo que para nosotros es una tomadura de pelo a la tristeza y al dolor. La llegada de este señor en esta fecha, por más que venga diciendo que se van a desclasificar archivos de la dictadura, es muy dura si tenemos en cuenta el rol de los Estados Unidos en los accionares de las dictaduras latinoamericanas”, señala Delia.
Estos 40 años dejaron, además de una lucha incansable que por sí misma tiene peso y significado, el comienzo de investigaciones judiciales a civiles involucrados en el accionar de la dictadura, juicios y condenas a represores responsables de delitos de lesa humanidad, y datos importantes que ayudan a mantener viva la llama de la búsqueda. En el caso de la región norte, hay más de 700 personas desaparecidas que fueron destinadas a centros clandestinos de detención de la zona. La Comisaría 1ra de Tigre, señalada como sitio histórico, que es el lugar donde detuvieron a los trabajadores de los astilleros Astarsa, y la Casa del SIN, ubicada en Thames y Panamericana, y señalizada como centro clandestino el año pasado, son algunos de los ejemplos más emblemáticos.
“La mayoría de los desaparecidos de la zona pasaron por Campo de Mayo y forman parte de esa causa. También hubo otros compañeros que terminaron en la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada)”, cuenta Belardinelli. Vicente López, por ejemplo, es el distrito que más desaparecidos tiene, con alrededor de 220 casos, y gran parte de ese número estuvo detenido en el centro clandestino de Nuñez.
La gran ola de secuestros, torturas y desapariciones en la Zona Norte durante el gobierno de facto se dio entre abril de 1976 y noviembre de 1978, aunque hubo casos destacados anteriores y posteriores a esta fecha, como por ejemplo el padre Francisco Soares, en el partido de Tigre, asesinado por la dictadura militar el 13 de febrero de 1976.
Todo proceso social y político que se encara por un largo periodo de tiempo puede traer consigo dificultades intrínsecas que hay que sortear: la de perder peso con ese paso del tiempo o la de no poder trasladarse de generación en generación. La dificultad de mantener viva la memoria después de que haya pasado tanto tiempo desde aquel 24 de marzo para Delia tiene una sola manera de combatirse: “La lucha se sostiene con más lucha, con más caminata, tejiendo redes, porque la lucha es colectiva, se construye entre todos, esa es la única forma de avanzar. Debemos ser conscientes de que nada se regala, y todo debe conquistarse todos los días, cada día”.