Pasaron 16 años desde aquel día en que la esquina de Perú y avenida del Libertador, en la localidad de Acassuso (San Isidro) recorrió las pantallas de los televisores y los parlantes de las radios de las casas de la Argentina: el 13 de enero de 2006 ocurría el robo al Banco Río, que con los años fue conocido ni más ni menos que como "El Robo del Siglo".
Poco más de media hora pasaban de las 12 del mediodía cuando el primero de seis ladrones, Alberto “Beto” de la Torre, entró a la sucursal de Libertador 14.998 vestido con un delantal y una peluca, y comenzó una odisea de casi siete horas donde el grupo tomó 23 rehenes con intenciones de simular un robo express, ganar tiempo ante la policía, y vaciar 147 cajas fuertes dentro de la entidad bancaria. ¿El botín? Oficialmente, en la causa tramitada en la Fiscalía N°1 de San Isidro, se habla de una suma cercana a 19 millones de dólares, entre dinero en efectivo, joyas y documentación.
"Alcanzó con mostrar el arma de juguete y reducir al policía que había dentro del banco. El delantal lo usé para distorsionar la figura un poco, parecer más gordo", contó 14 años después de la Torre, en diálogo con el periodista Mauro Szeta para un especial de Telefé, y recordó que habían ido "cientos de veces antes", para marcar todo como se debía, las entradas, salidas, y por dónde íban a escapar.
El golpe no tuvo nada de improvisado: fue planificado con un año y medio de anticipación, tiempo en el que la banda ingresó a sacar fotos a la sucursal, registró la seguridad, y construyó un túnel de 15 metros de altura que vinculaba los desagües pluviales con la zona cercana a las cajas fuertes del banco. El cerebro del plan, coinciden todos, fue Fernando Araujo, un artista plástico criado en San Isidro, experto en artes marciales y cultivador de cannabis, quien confesó en el libro Sin armas ni rencores, del periodista Rodolfo Palacios, cómo ideó el robo mientras fumaba marihuana y escuchaba música clásica. Junto a él, estuvo un compañero de escuela, Sebastián García Bolster, "El Ingeniero", quien ayudó a idear el plan para el Robo del Siglo, y se encargó de diseñar un dique para los desagües, la herramienta con la que abrieron las cajas, entre otras necesidades del grupo.
A los pocos minutos de comenzado el atraco, ya los cinco integrantes de la banda estaban dedicados a llevar adelante el plan: Junto a de la Torre, dos de ellos habían entrado por la puerta principal y otros dos por el garage.
En un lapso de media hora, afuera había 200 policías y decenas de miembros del Grupo Halcón, francotiradores incluidos, que rodearon la manzana. Una multitud de periodistas, camarógrafos, fotógrafos y vecinos curiosos buscaban saber cómo sería el desenlace del robo, desconocido hasta ese momento.
Comenzaban las negociaciones, y la necesidad de ganar tiempo. El encargado de hacerlo por parte de la Policía Bonaerense fue Miguel Sileo, mientras que el representante de la banda fue el uruguayo Mario Vitette Sellanes, el "Hombre del Traje Gris" por su vestimenta en el asalto. "El hecho fue perfecto, inclusive estudié teatro para llevar adelante la negociación", sostuvo quien ahora tiene una joyería en el país vecino y un mes atrás presentó su libro titulado El Ladrón del Siglo.
“Caminé con mi escudero por Libertador y me parapeté detrás de una camioneta. En primera instancia quise hablar por la radio pero no me daba y recurrí al megáfono. Hasta que vi que en el primer piso se asomaba una silueta de una persona que giró un sillón, se sentó y me hizo señas con el teléfono”, contó Sileo, y agregó que "sorprendió la tranquilidad con la que se manejaba, porque ese tipo de situaciones suele estar envuelta en caos y desesperación".
En medio de esas negociaciones, la banda pidió pizzas, bebidas, y hasta se encargaron de cantarle el feliz cumpleaños a una clienta del banco, Estela, abogada vecina de Acassuso. Vitette Sellanes recuerda que siempre se mostraron amables, y "decíamos lo que queríamos que la policía escuchara afuera, por ese motivo también liberamos tres rehenes".
Pasadas las 19, tras casi siete horas de tensión y falsas negociaciones, y ante la falta de contestación desde el interior de la entidad, los policías irrumpieron en el banco, pero sólo encontraron a 20 rehenes ilesos, pistolas y granadas de utilería, y un mensaje: "En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores".
Para ese entonces, los asaltantes ya habían realizado un boquete con la ayuda de un sexto integrante. Un hueco que unía el túnel con el interior del banco, y por donde se fugaron hacia dos gomones que se encontraban en los desagües pluviales subterráneos, donde habían construido un pequeño dique de madera para contener el agua. El boquete, luego, fue tapado con un fichero, acción que les permitió ganar tiempo frente al accionar policial para la huida.
Con los botes inflables, recorrieron cerca de 10 cuadras hasta una alcantarilla, ubicada en Tres Sargentos y Libertad. En esa esquina los esperaba una camioneta blanca sin su piso con un séptimo integrante, Julián "El Paisa" Zalloecheverría, que manejaba un sistema de poleas y roldanas para levantar las bolsas de dinero.
El plan era perfecto, pero, claro, la perfección no existe y un cabo suelto comenzó a dar señales del accionar de los delincuentes: A partir del teléfono con el que uno de los asaltantes llamó a un medio de comunicación se conoció el nombre de De la Torre.
Gracias al análisis de las comunicaciones telefónicas en la previa al asalto, durante el mismo, y en los días posteriores, y a la mujer de de la Torre, Alicia Di Tullio, quien delató la situación a la justicia, fue que los investigadores lograron dar con él, y luego con otros cuatro de los siete integrantes de la banda. De dos de ellos, nunca se supo su paradero.
En cuánto al dinero, sólo se recuperaron algo más de un millón de dólares, mientras que la compañía aseguradora y el banco debió pagar cerca de 14 millones de resarcimiento a las víctimas del robo.
Los detenidos, el juicio y la libertad
Al mes de realizarse el robo, de la Torre fue el primer detenido, y le encontraron U$S 700 mil dentro de un bolso, luego de la declaración de su esposa que posibilitó allanamientos para comenzar a detener a los integrantes.
En un juicio realizado en mayo de 2010, de la Torre fue condenado a 15 años de prisión; Araujo, a 14; Zalloecheverría, a 10; y García Bolster, a 9, aunque estas penas fue reducidas por el Tribunal de Casación de la provincia de Buenos Aires por no haber utilizado armas aptas para disparar.
De esa manera, la sala III de Casación, integrada por Víctor Violini, Daniel Carral y Ricardo Borinsky, definió que, finalmente, las penas para cada uno de los integrantes pasaron, en el caso de la Torre, a 12 años y medio; para Araujo, a 9 años y medio: a Zalloecheverría se lo condenó a 8 años y a García Bolster, a 7 años.
Para fines de 2014 todos se encontraban libres: en el caso de Araujo, de la Torre, y Zalloecheverría por los beneficios de la libertad condicional, mientras que García Bolster cumplió su condena bajo arresto domiciliario.
Por su parte, el uruguayo Vitette Sellanes, tenía una condena unificada de 25 años de prisión tanto por su participación en el “Robo del Siglo” como en otros asaltos cometidos con la modalidad “hombre araña” en la Ciudad de Buenos Aires. Pero tras un juicio abreviado, donde finalmente le computaron 14 años, en agosto de 2013 logró el “extrañamiento”, es decir, ser expulsado del país con la mitad de la condena cumplida y así regresó a Uruguay.
Los "invisibles": dos integrantes que no cayeron
La banda del "Robo del Siglo", de acuerdo a lo que destacaron en entrevistas televisivas y gráficas varios de sus miembros, estaba conformada por al menos siete integrantes. A 14 años de lo ocurrido, poco es lo que se sabe de los dos que no fueron enjuiciados, a quienes no se pudo reconocer con precisión mediante las filmaciones de las cámaras del Banco Río.
"Debauza" o "El Doc" es el primero, así se lo nombra en la película donde Diego Peretti y Guillermo Francella interpretan a Araujo y Vitette, respectivamente. De la Torre lo definió en algunas oportunidades como "un ladrón de la vieja escuela, hábil, del que todos aprendimos".
Además, es abogado y se recibió en la cárcel de Devoto, y fue quien logró incorporar a Vitette al grupo. Si bien desde la justicia intentaron vincularlo con el robo y sostuvieron que había estado dentro de la sucursal de Acassuso, sus coartadas judiciales fueron sólidas para que se desestimara su participación.
El segundo, "El Bebe", que nunca logró ser ubicado por la justicia. Se trataría de un colega uruguayo de Vitette. Testigos que estuvieron en el banco y declararon en el expediente lo definieron como un "inexperto", porque "el arma le temblaba como una hoja de papel".
Sin embargo, fue clave para el momento de la toma, como así también para la previa, en la que colaboró con la construcción del dique. Actualmente, de acuerdo a lo que expresaron varios de sus compañeros de banda, se encontraría preso, ya que su carrera delictiva prosiguió luego del Robo del Siglo.