La judoca argentina, que llegó a todas las finales de los torneos que disputó este año, se quedó con la medalla de plata y estuvo a un paso del oro en un final muy cerrado; sin embargo, en medio de su tristeza, abrazó sentidamente a su rival y la levantó para que el estadio la ovacionara.
Paula Pareto disputó siete torneos este año. En todos llegó a la final. Ganó cuatro medallas de oro (Open Panamericano de Santiago de Chile, Open Panamericano de Buenos Aires, Grand Prix de Samsun, el Grand Prix de Budapest) y tres de plata (Campeonato Panamericano Senior enezes, World Master de Rabat, Juegos de Toronto). Ayer, en una lucha pareja hasta el final, un lance de la cubana Dayaris Mestre terminó definiendo el combate.
La bronca de la doctora Pareto, quien se recibió de médica el año pasado, quedó plasmada en su mirada hacia el cielo en el piso del tatami. Sin embargo, después de masticar el fastidio, abrazó a su rival, le habló al oído y la alzó mostrándola al público, quien ovacionó de pie a las dos luchadoras. La judoca de San Fernando dijo que lo hizo porque la cubana es una amiga, y porque las rivales están dentro del tatami, no fuera de él.
Es una de las razones por las cuales Paula Pareto es un de las atletas más admiradas y queridas de la delegación: jamás pierde la humildad y sus gestos de grandeza en la derrota realzan su espíritu olímpico.
-En el final de la pelea, abrazaste y alzaste a tu rival ¿qué le dijiste al oído?
-Que la felicitaba y se lo merecía. Ya antes de salir hablamos. No hay rivalidades. Una vez que terminó la lucha, no las hay. Y yo lo festejé como si lo hubiese ganado un amigo. Me olvidé un poco de que la que la perdí fui yo. Y me puse un poco en el lugar de ella, porque yo sé que me hubiese felicitado, como lo hizo cuando yo le gané [en el Panamericano de Guadalajara 2011, o en el Mundial del año pasado y en el Master de Marruecos de este año). Es la mejor manera. Qué se yo, me salió eso. Y ella también se prendió en la idea. Estoy contenta por ella"
"Se gana y se pierde", sigue Pareto, con naturalidad, mientras su entrenadora Laura Martinel lloraba por la derrota de su pupila.
Pero la campeona de los Juegos Panamericanos de Guadalajara se lamenta porque sabe que una medalla de oro hubiese sido importante para la Argentina: "Desde lo particular yo estoy contenta. A todas las competencias a las que voy, voy por medallas, sin importar el color. Cualquiera me pone feliz. Pero en este caso el oro hubiese sumado más a lo que es la delegación. Entonces, desde ese lado me da un poquito de bronca".
Con Pareto da la sensación de que gana hasta cuando pierde, porque lo que no lo cosechó en el tatami, la fortalece en su espíritu.
Fuente: Canchallena