Entrevistamos a Marcela Durrieu, concejala del bloque Frente Renovador y actual candidata a intendente de San Isidro. Habló de las principales problemáticas del distrito, sus propuestas y sobre las expectativas de cara a las PASO el próximo 9 de agosto.
-¿Cómo definirías la gestión de Gustavo Posse?
-Lo que caracteriza a toda la gestión possista es que sigue funcionando como una intendencia en el sentido tradicional, sigue ocupándose del alumbrado, barrido y limpieza, y delegando responsabilidades a la Provincia como a la Nación. Esa era la mirada de la época de la colonia, donde el intendente se ocupada del espacio público común. Me parece que tenemos que pasar a una mirada de un jefe de gobierno que piense que si no puede resolver los problemas de los sanisidrenses con los propios recursos, vaya a patearle las puertas a quien corresponda, pero nunca desligarse de la cuestión. Naturalmente las ciudades se fueron complejizando, con nuevas problemáticas. Hablamos de temas que requieren cercanía institucional y geográfica. Un modelo más moderno de gestión implica un paquete de cosas, donde la transparencia y la participación ciudadana deben ser los pilares. Y eso no se genera mágicamente, hay que construirlo y tiene también que ver con un modelo de gestión y la tecnología.
-Una de las banderas del possismo es la cuestión de la seguridad, ¿cómo crees que se está tratando este tema en el distrito?
La seguridad es un problema, porque San Isidro invierte en materia de seguridad, pero invierte mal. Las políticas se miden por los resultados, si cada día tenemos más patrulleros pero los resultados son peores, lo mínimo que tendrían que hacer es preguntarte qué están haciendo mal. El mapa del delito lo siguen haciendo los vecinos, y eso es una cosa que no necesita recursos, necesita voluntad política. También se hace seguidismo con los reclamos de la gente, por ejemplo con el tema de los patrulleros, dentro de poco vamos a desbordar de patrulleros. La otra vez estuve con la gente del COT de Tigre y nos contaban que tienen 200 patrulleros menos, pero como realizaron toda una serie de adecuaciones tecnológicas, achicaron las cuadrículas, combinaron el servicio de emergencia de salud con los botones antipánico, y todo eso les permite que haya menos móviles circulando y hacer más eficiente el sistema. Me parece que a veces es necesario ampliar la mirada y tomar en cuenta las políticas exitosas de los municipios vecinos.
- ¿Qué opinás de la urbanización las villas?
- Es inmoral que en 30 años de gestión no hayan urbanizado las villas, no expresa otra cosa que la falta de voluntad política. San Isidro tiene recursos propios para hacerlo. Hay muchísimas cosas que se puede hacer sólo cambiando las prioridades, y una de las prioridades tiene que ser la inclusión. La inclusión hay que mirarla en muchos sentidos, hay que vincular Boulogne y Villa Adelina de San Isidro y Martínez, hay que vincular los chicos más pobres con más ricos, que antes lo hacía la escuela y que de alguna manera hay que reemplazar para tener una sociedad integral, abriendo puertas en vez de poner barreras. Barreras que en el caso de las villas perjudica a los que están de los dos lados. Si lo único que se hace con los barrios pobres es rodear de la gendarmería, generas paredones infranqueables y dividís más la sociedad, incrementas el nivel de violencia, y generas el desconocimiento. Entonces tenés adentro del barrio a la gente de rehén y afuera el prejuicio de que todos son iguales, y así se empeora cada vez más la situación. Una tarea importante es recuperar la inclusión de todos. Y la planificación del espacio público tiene que hacerse con esa mirada, que haya muchos lugares donde todos nos mezclemos. Primero hay que reordenar el barrio, es un proceso no alcanza con darle la casa y la asignación universal, incluir no es eso. Hay otras cosas que hacen a la pobreza estructural de las cuales nadie se ocupa.
- ¿Qué importancia le da el municipio a la educación?
-Las escuelas públicas se están quedando sin matrícula y hay mucho chicos que están dejando la escuela. No es un problema de la Provincia, estos chicos son ciudadanos sanisidrenses, y si no se ocupa el intendente quién se va a ocupar. La mayorías de las escuelas la cuestión edilicia es alarmarte, es arreglar las cosas básicas. Pagarle a una cuadrilla para que vaya recorriendo las escuelas arreglando lo elemental. Muchas veces las directoras te dicen que no pueden aceptar una ayuda porque después tienen represalias. La situación educativa es gravísima, porque la brecha social es amplia, como municipio tenemos que asegurarnos de achicar esa brecha, equiparando y eso comienza desde la primera infancia. Por eso nosotros planteamos hacer jardines maternales porque con eso resolvemos la situación de los chicos y también permitimos que las mujeres estudien y trabajen.
- Una problemática recurrente es la imposibilidad de tener una vivienda propia dado el encarecimiento de la tierra, ¿cómo fomentarías el acceso para evitar que los sanisidrenses tengan que emigrar a otros municipios?
- Nosotros hablamos de planificación urbana sustentable. En San Isidro falta una planificación del uso del suelo y una idea equitativa de la ciudad en la que queremos vivir. Este era históricamente un distrito industrial y todavía se puede ver las fábricas abandonadas. Si nosotros tenemos una visión de convertir a San Isidro en una ciudad dormitorio, que es lo que sucede, y hacemos viviendas de más alto nivel adquisitivo y encarecemos el uso del suelo, obligamos a nuestros hijos a mudarse, como de hecho sucede. Por otro lado, antes ir a trabajar a la capital era media hora en el 60, ahora implica una hora y media en cualquier transporte. Es un combo, resolver la cuestión del transporte, del equipamiento urbano, de la movilidad y generar trabajo local, cada vez va a ser un problema más acuciante. Uno puede buscar incentivos, reactivar la actividad económica, pero hay que tener la voluntad política de hacerlo. Si lo único que se está pensando es cuánto te deja en negocio inmobiliario estamos perdidos. En cambio, si recuperáramos Beccar, Villa Adelina tendríamos un montón de lugares donde hacer viviendas para jóvenes. Es necesario pensar un desarrollo armónico, y pensarlo con la participación de los vecinos en las tomas de decisiones.
-¿Crees que el sistema de salud en San Isidro es eficiente?
-Lo promedios muchas veces no reflejan los extremos, habría que usar otro sistema de medición, cuando el municipio habla de la mortalidad infantil están promediando un 60% de población de muy alto nivel adquisitivo y educativo, con una pequeña franja de clase media-baja y un núcleo duro de población pobre. Hay mucho verso con el sistema de salud pública en San Isidro, no atienden a gran parte de la población, están financiado con la Provincia a través de la coparticipación y el plan Nacer, algo que no dicen. Los últimos tres pisos del hospital central nunca lo habilitaron. Para sacar un turno te lo dan en seis meses. También en salud hay que cambiar la mirada. Hay que armar una estrategia de atención primaria, de búsqueda de la patologías en los sectores más humildes. Además los centros te permiten trabajar en otros temas que son el cruce entre la salud y lo social, como la cuestión de la violencia de género. Hay que repensar el municipio con una mirada del siglo XXI.
-¿Cuáles son las expectativas para las elecciones de agosto?
- Sergio Massa tiene un fuerte enganche con la gente, eso se vió cuando hace dos semanas vino a visitar San Isidro. Estoy absolutamente convencida de que la gente no es loca, no va a votar ni la locura de Cristina diciendo que en este país no hay pobres, ni a un representante de los intereses empresariales como es Macri. Tengo fe de que nos va a ir muy bien, más allá de las encuestas que la vienen errando. Creo que son mucho años de la gestión de los Posse y se encuentra muy desgastada, y tampoco lo veo al intendente planteando iniciativas de proponer cosas nuevas, sino más bien resolviendo con parches. Es una gestión sin ideas. Gustavo Posse nunca hubiera llegado a ser gobernador, se colgó a último de momento al Frente Renovador como lo hizo con la lista de Lilita Carrió, De Narváez y de los radicales. Del Frente Renovador se fue por dos razones básicas: porque no ganaba la interna y porque exigía una cierta impunidad que nosotros no estábamos dispuestos a conceder. No sé hasta donde la gente está dispuesta a permitir estos cambios, que reflejan una gran falta de convicción.