“un poco de mala suerte, y todo se va al carajo”
Korneta Suarez, Los Gardelitos.
Por: Juan Dall'Occhio
El fútbol nos entrega momentos extremos en los que uno se pregunta si realmente nos hace bien ser tan fanáticos. Momentos en los que el pitazo del árbitro inyectan en el cuerpo una sensación de amargura similar a a la peor traición del amor. Al mejor amigo o amiga con tu pareja. En ese instante uno quisiera que lo trague la tierra, desaparecer del mapa, llorar de bronca, llorar de angustia, llorar, llorar y llorar como un animal salvaje a la luna llena. La noche de Liniers fue una de esas. Y lo que parecía ser una victoria histórica, casi se convierte en una Puta Derrota. Derrota tan trágica como aquella de Mendoza en la que arañamos la quinta victoria al hilo batiendo 3-1 a Godoy Cruz a falta de 28 minutos, y que en el cuarto minuto adicionado nos lo dan vuelta 3-4. Luego de ese hachazo se desencadenó en la peor racha de Alfaro en Tigre ¿por qué? porque aquella tarde la moral de Tigre se rompió, el autoestima, el ego en alto, la sensación de imbatibilidad se quebró en un dos minutos y Tigre terminó el campeonato en un remanso.
Javi no se rompió. Después de horas en la clínica los Arcos, nos enteramos mediante un ¿tuit? que mandó el club que el 1 de Tigre no estaba tan mal. Aunque ese momento, el la cara de sus compañeros, los gestos de dolor del arquero, las señas de urgencia de los médicos hacían temer lo peor. El día siguiente, el cuerpo médico descartó cualquier cuestión ligamentaria. Hoy le dicen entorsis de tobillo, el viernes le sacan la bota y no llega al domingo porque los médicos no se lo van a dejar. No importa, es un buen momento para probar al suplente. Es un buen momento para que nosotros, los socios e hinchas, bajemos la ansiedad, sepamos que Tigre tiene un buen plantel, un gran técnico, pero que también se pueden mandar cagadas, como la del muchacho Pantaleone, que anduvo bien hasta que hizo esa falta poco futbolística. Y que Godoy, antes de joderse en San Juan, era el mejor de Tigre, y que ahora no le podemos caer por esa mano que, fecha atrás, nos benefició con el elixir de la victoria sobre la hora contra Aldosivi.
Javi no se rompió, y Tigre no perdió (tampoco ganó), pero el ánimo y el humor de todos después del partido del lunes cayó. Es momento para lucir lo que aprendimos de aquella derrota con Godoy Cruz, que el técnico se enfoque en levantar el ánimo del plantel, estar atentos, que los jugadores retomen la senda de la concentración y que nosotros sigamos acompañando a Tigre para que esta vez, pese a la amargura de la torsión del resultado y la hinchazón en los huevos por el empate, TIGRE no se vuelva a romper.