Cada vez falta menos para que Tigre vuelva a vivir una experiencia de Copa. Y no hay nada mejor que iniciar ese camino ante su gente, en su cancha. Que el miércoles el Matador pueda dar el primer paso a un torneo histórico, como hace tres años.
Por: Darío Guadalupe
Preparás la camiseta, y el buzo también ya que anuncian una noche fría. Los ponés juntos en una silla, doblados, junto con el gorrito y la bandera que ya son cábala. Y quedan ahí. Intactos hasta el miércoles a la tarde noche cuando salgas para la cancha. Ese ritual, tan básico de cualquier hincha en el mundo, lo van a repetir miles de Matadores cuando dentro de poco más de veinticuatro horas, Tigre reciba a Huracán por el partido de ida de la segunda fase de la Copa Sudamericana.
Y tanto preparativo, tanta ansiedad, no es llamativa. El conjunto de Victoria vuelve a disputar una competencia internacional después de dos años y medio, luego de la Copa Libertadores 2013, y cada participación en un certamen de ésta categoría, es para celebrar. Así, como hace tres años, cuando Tigre tenía como llegar a octavos para jugar fuera del país y terminó llegando a la final, ahora sucede lo mismo. Con perfil bajo y un plantel comprometido, el equipo dirigido por Gustavo Alfaro tratará de repetir esa fórmula. Ir partido a partido porque en una Copa, si te equivocás, te vas.
Tigre llega en un buen momento. Más allá de la mala racha del último mes, el Matador se pudo reponer a tiempo y ganarle a Unión el domingo para encarar éste partido con un mejor ánimo. El mismo ánimo que tendremos todos los hinchas desde el miércoles temprano cuando empecemos a llenar las tribunas del José Dellagiovanna. Ojalá se repita lo del 2012. Despacito, avanzando de ronda como quién no quiere la cosa. Pero todos sabemos en realidad, que una estrella en el escudo, es lo que más queremos