San Isidro: El tío de Wanda Nara acusado de abuso de menores

Un padre del colegio Nuestra Señora del Refugio relató cómo el fisicoculturista Carlos Colosimo seleccionaba a las compañeras de su hija para los presuntos “manoseos” en su embarcación, que habrían comenzado hace dos años. Su casa fue allanada ayer a la tarde.

 

En la tarde de ayer, la hija de Carlos “Cachi” Colosimo no pudo volver a casa. Se quedó en su colegio, el Instituto Nuestra Señora del Refugio de Boulogne, contenida por sus directivos. No fue fácil lo que tuvo que ver. Al mediodía, en las puertas de la escuela, frente a vecinos, alumnos y profesores, un patrullero se llevó detenido a su papá, fisicoculturista y tío materno de Zaira y Wanda Nara, por orden del fiscal Eduardo Vaiani. Su casa sería allanada poco después.

Colosimo había llegado cerca del mediodía para buscar a su hija y llevarla a la clase de educación física, que se realiza en el campo de deportes, como solía hacerlo todos los miércoles. No había dudado en mostrarse a pesar de la causa en su contra que publicó Infobae por la mañana: lo acusan de haber abusado en repetidas ocasiones de al menos tres chicas, todas ellas compañeras de su propia hija. Tienen apenas 12 y 13 años de edad.

Para las familias del colegio, esta situación era cuestión de tiempo. El establecimiento educativo motivó y organizó la denuncia, sus directivos declararon ante la Justicia. Dos semanas atrás, una alumna de primer año, en una clase que trató el tema del abuso, contó un episodio que habría ocurrido con Colosimo. Otras dos chicas relataron hechos similares. Fueron sometidas el viernes pasado a una cámara Gesell en los Tribunales sanisidrenses: otros dos nombres surgieron y serán investigados. “Manoseos” fue el término empleado. Una embarcación de Colosimo amarrada en San Fernando y la casa del fisicoculturista en San Fernando serían los principales puntos de los ataques, una agenda que se intensificaba en verano.

Un padre del Nuestra Señora del Refugio decidió romper el silencio bajo estricto anonimato: “Los ataques habrían empezado hace dos años. Colosimo invitaba a una sola chica por vez, y muy insistentemente. Invitó a mi hija y me negué. Me llamó él mismo para convencerme. Finalmente accedí. Mi nena fue solo una vez. No volvió a invitarla. Invitaba de a una, nunca en grupo. Iban ahí, pasaban el día y volvían. A las chicas supuestamente les gustaba, les pedían a sus papás que las dejen ir”. Colosimo, incluso, llegó a subir a su cuenta de Facebook una foto de dos chicas menores en la embarcación.

Colosimo contrastaba fuertemente con el resto de los padres de la escuela: no permitía que su hija fuese a los tradicionales campamentos que se organizaban, por ejemplo, o que fuese a la casa de sus amigas. Entrenaba casi cada noche después de las 20 horas en un gimnasio de la avenida Rolón. Quienes lo conocen ahí aseguran que nunca miraba de forma indebida a las mujeres o decía groserías, pero que no era raro “verlo con su hija y con un grupo de nenas; casi siempre andaba con las amigas de su hija”.

A pesar de las acusaciones que explotaron dos semanas atrás, la hija de Colosimo no dejó de ir al colegio, siempre según esta fuente: sus propias compañeras eventualmente comenzaron a criticarla, en una situación incómoda. El fisicoculturista iba a buscarla como si nada ocurriese. No hubo enfrentamientos: los padres acordaron colectivamente no decir nada. Mientras tanto, en el gimnasio, que frecuentaban otros padres de la escuela, Colosimo comenzaba a charlar, a preguntar qué pasaba, a negar tímidamente los hechos. “Buscaba aliados”, dice esta voz.

Para este padre, hay un modus operandi visible, un modo de selección: “A las chicas que denunciaron las habría atacado repetidas veces, focalizaba en las mismas. Hubo otras, pero había invitadas frecuentes”, afirma.

Por lo pronto, Colosimo espera en la DDI de San Isidro. Para la comunidad del Nuestra Señora del Refugio, más allá de su consternación, su preocupación hoy es una: la hija del fisicoculturista, y cómo protegerla.

 

Fuente: Infobae