Un recuerdo desde el hincha en la previa al enfrentamiento con Boca
Por: Darío Guadalupe
El fútbol siempre da revancha, eso no se puede negar. Pero a veces lo hace de maneras tan curiosas que uno no dejar de pensar si el destino está hecho a propósito. Tampoco es que uno, como hincha, viva del pasado y quiera sanar heridas abiertas que tienen años de antigüedad. Lo pasado, pisado, dicen. Pero, vea usted, en cuanto a fútbol se refiere es tan difícil olvidar, que uno quiere vengarse de hasta un penal mal cobrado o de un festejo de un ex jugador.
Por eso mismo, la posibilidad que se le presenta a Tigre dentro de dos semanas, deambula en la fina franja que delimita el simple deseo de ganar con el placer de ver al otro sufrir. Hace casi siete años Tigre jugaba en cancha de Racing contra el mismo rival que va a enfrentar en la próxima fecha. Tenía la posibilidad de ser campeón si ganaba por dos goles o más. Tigre ganó, pero ese solitario gol de Lázzaro no fue suficiente para que Boca festejara el título en nuestra cara, aún cuando había perdido las dos veces que nos enfrentó. Cuestiones de la organización, dirá usted. Lo único cierto, es que Tigre no olvidó. No olvidaron los jugadores, algunos de ellos siguen acá. Hasta Javi García, tan cuestionado cuando atajó para ellos ese día, tampoco olvidó
Y ahora estamos acá. A punto de cumplir el objetivo del año de meternos en la Liguilla Pre-Libertadores. Nos faltan tres puntos. No es que deseemos arruinarle la fiesta a Boca. Se trata sólo se intereses propios, de redondear un buen año. Por lo tanto, si Tigre gana, quizás no evite que Boca salga campeón, sólo los hará sufrir un poquito más de la cuenta. Y eso, habrá sido una pequeña revancha de lo que no pudo ser en su tiempo. Como quién no quiere la cosa