Ya son tres años del último gran festejo que tuvo el hincha de Chacarita. Bajo un estadio que estaba totalmente colmado y que no entraba un solo alfiler de más, el Funebrero igualaba en uno frente a Argentinos Juniors (quien ya había ascendido), y así conseguía el segundo pasaje a Primera División que otorgaba aquel campeonato de la Primera B Nacional de 46 fechas. Y a pesar que después la producción de Chaca en la A no fue la más esperada por todos los simpatizantes, ese ascenso no fue una casualidad, sino una causalidad. Un cuerpo técnico con una idea clara de juego, y unos interpretes totalmente comprometidos y que rápidamente, captaron dicho plan de trabajo, fueron los puntos clave que dieron origen a ese logro que quedará por siempre grabado en la memoria de los hinchas, sobre todo de aquellos más jóvenes que, en muchos casos, vieron llegar en vivo y en directo al Funebrero a lo más alto del fútbol argentino.
Chacarita ascendió el 30 de julio de 2017, pero el recorrido arranca en el año 2016, en el Torneo Transición. Luego de una serie de incorporaciones prometedoras, caso Nicolás Oroz, German Re y Diego Rivero entre otros, el Funebrero se preparó de la mejor forma para afrontar el certamen. Y, lejos de colmar cualquier expectativa, el arranque fue magro, tal es así que a las cuatro fechas se produjo el despido de quien entonces era su entrenador, Fernando Gamboa.
Sin DT, pero con un potencial importante de jugadores a desarrollar, la Comisión Directiva encabezada por Héctor López, dio inicio a la búsqueda de un entrenador que fuera acorde a la calidad del plantel que en aquel entonces poseía Chacarita. El elegido fue Walter Gastón Coyette, de escasa trayectoria en la materia (Selección Argentina Sub-15), pero con un plan de juego en la cabeza que, si lograba amoldarlo a los futbolistas, el barco se iba a enderezar sin ningún lugar a dudas.
Y así fue. Tras hilvanar dos triunfos consecutivos que le brindaron una mayor confianza al plantel, poco a poco iba asomando esa idea de juego impuesta por el Cuerpo Técnico. El clásico 4-3-3 se iba aceitando, los laterales (Lazarte y JC. González) se proyectaban y se sumaban al ataque, el mediocampo recuperaba con Rivero y jugaba con Mellado, y los delanteros (Coniglio y Menéndez), alimentados por el resto de sus colegas, marcaban y marcaban goles. En este contexto, Chacarita llegó a contar con una racha de ocho partidos consecutivos triunfando. Pero, por esas cosas que tiene el fútbol, el único ascenso que brindaba aquel torneo fue para Talleres de Córdoba, equipo el cual no perdió un solo encuentro.
A pesar de no haber logrado el objetivo y la frustración que ello provocó, se sabía que Chaca iba a ser claro candidato a ascender al siguiente torneo. La base estaba, la ideología también. A la baja importante de goles que implicaba la salida de Coniglio, llegó la de Salinas, devenido de Los Andes y de no muy buen andar en el campeonato anterior. Pero, el “Potro” se amoldó precozmente al equipo y al juego que se pretendía. La asociación que generó con el ex Racing, Oroz, fue una de las tantas claves para el fructífero comienzo de campeonato. Y eso, complementado con el sacrificio de la zaga central de Re-Rosso, el juego de Mellado y el “meta” de Rivero, y las proyecciones de los marcadores de punta, eran un fuerte indicio de que el Tricolor iba a pelear nuevamente por el ascenso.
Claro está, en el transcurso hubo diversos baches que el team comandado por Coyette tuvo que afrontar, pero que siempre logró sobrepasarlos. Y así, llegó al epílogo del certamen. Con el Argentinos Juniors de Gabriel Heinze ya ascendido, y con el “mano a mano” por el segundo lugar entre el Funebrero y Guillermo Brown de Puerto Madryn, se esperaban unas últimas fechas para el infarto.
Por medio de triunfos importantes como frente a Los Andes en Lomas de Zamora y Flandria en Jauregui, Chaca llegó a la última jornada con una ventaja de dos unidades por sobre los del Sur del país, para enfrentar al Bicho de la Paternal, bajo un marco de público de más de 30.000 personas.
El final ya es sabido, el Tricolor igualó en uno y gracias al empate sin goles entre Brown y Boca Unidos, el empate le bastaba a Chaca para asegurarse el segundo ascenso a lo más alto, ese que, tras decisiones equivocas, no logró sostenerlo en la A, pero que los hinchas, jamás olvidarán ni el logro, ni el camino por el que se llegó a él.