“Pacha” Pérez, el eterno inocente

“Pacha” Pérez
| Por Matías Suárez |

Encapuchado y esposado fue subido a un Ford Falcón por tres policías que lo habían interceptado en la esquina de las calles 9 de Julio y Chaco. El deteriorado cuerpo del vagabundo “Pacha” Perez  llevaba soportando dos horas de descargas eléctrica, cuando con el desesperado deseo de liberarse del tormento accedió a los deseos de sus torturadores: firmó un documento declarándose culpable del asesinato de Silvia Angélica Cicconi.

La madrugada del 27 de agosto, de 1981, Rubén Cicconi y su esposa Adela encontraron a su hija Silvia Angélica degollada y con un cuchillo clavado en el pecho. El crimen tiñó de misterio y escepticismo a la población de la ciudad de Mar del Plata.

Luego de seis meses de desconcierto policial y de estancamiento judicial, el 20 de febrero de 1982 se anunció como demostración de eficiencia, que el caso estaba resuelto, un mendigo demacrado y borracho había sido el autor del asesinato.

Más que resolver el caso, lo revolvió. Inmediatamente el periodismo local, los vecinos y hasta los padres de la victima desacreditaron esta confirmación oficial y apoyaron públicamente la inocencia del “Pacha”.

Fernando Saturnino Pérez era conocido por los vecinos y transeúntes del viejo mercado marplatense de la calle Chile y las vías del ferrocarril como el “Pacha”, por su declarada admiración por Pachamé, un jugador de fútbol de Estudiantes de La Plata.

Sanjuanino de nacimiento se encontraba en la ciudad balnearia viviendo de las changas, de los acarreos de valijas de turistas o bien abriendo las puertas de taxis a la espera de una propina, lo que le permitía encontrase con su mejor compañía: el vino.

Luego de que se lo rogaran los compañeros de calle del “Pacha”, el abogado Raúl Cuence se hizo cargo de su defensa. Realizó una tarea calificada por otros penalistas como “titánica”, puntualizada en denunciar, durante los últimos años de la dictadura más sangrienta, la práctica de tortura a la que el “Pacha” había sido sometido para declarase culpable del asesinato.

Probó la inocencia del vagabundo en reiteradas oportunidades, demostrando las incoherencias y contradicciones que contenía la causa e incluso llegó a recusar al juez Bernardo René Fissore.

En junio de 1983, después de dos años de un juicio que fue calificado por el abogado de la familia Cicconi, Néstor Pinnisi, de “circo”, por las insólitas situaciones que sucedieron: participación de una vidente y una intérprete de los sueños y hasta una persona que se declaró culpable en Entre Ríos cuando nunca había pisado Mar del Plata; el “Pacha” fue condenado a prisión perpetua.

Catorce años pasó recluido en la cárcel de Batán hasta que en 1996 el ex-gobernador de la Provinciade Buenos Aires, Eduardo Duhalde, le conmutó la pena. Cuatro años mas tarde falleció en la misma miseria que lo acompaño desde la cuna.