Era mediodía de un sábado sin nubes, húmedo y soleado. Lo encontramos en Olivos, en la plaza de los inmigrantes junta a la estación Mitre. Habría unas cincuenta personas alrededor y a su lado, su mujer, María Alemán, co-fundadora con otros tres amigos de la Red Solidaria. El artista plástico Milo Locket daba vueltas entre la gente. Él junto a voluntarios de la Red se pintarían un mural.
“El arte tiene un valor en sí mismo, pero además es un gran instrumento de comunicación”. Dice Juan Carr, médico veterinario, símbolo de la solidaridad. “Nosotros no conocíamos la potencia de esta herramienta, la potencia de la comunicación. Si salimos en TV con una mujer que necesita un trasplante, inmediatamente aumentan las donaciones de órganos”, señala. “Fuimos aprendiendo mucho con los años, yo sé lo que tengo que hacer si quiero ser famoso, salir en todos lados… y si en algún momento la causa lo amerite, lo haré, pero aún no es necesario”.
- ¿Cómo ve estos tiempos de discusión política, que se habla de intolerancia, de crispación?
- Esto va a pasar, pero a mí no me asusta, esto no es violencia, en la argentina corrió mucha sangre como para llamar violencia a esto, es bueno hablar de política, yo hablo todo el día de política. Todo lo que hago es político.
- Mi trabajo y la cultura de la solidaridad en general, fueron emergente de un clima de desprestigio de los dirigentes políticos, pero de a poco se está entrando en otra época.
-¿Cuál?
- Yo espero un pasaje, que aún no se está dando, de líderes de lo social a la política. Habrá que esperar un tiempo aún pero se va a dar.
- ¿Qué opinión tiene de la política?
- “La política”, en términos tradicionales, es una arena difícil que requieren capacidades que me exceden. Pero la solidaridad no alcanza. Para que los cambios lleguen a las mayorías hace falta la política. Es una falencia que los jóvenes que participan de organizaciones solidarias no se vuelque a militar a las juventudes de los partidos políticos. De cualquiera.
- ¿Pensó en participar en algún espacio político?
- Muchas veces me ha invitado a participar pero siempre me ofrecen el segundo lugar (sonríe). La participación en un espacio político es algo que me he preguntado desde los 14 años y aún sigo haciéndolo.
- ¿Cómo ve al país?
- Con mucha esperanza. Hay dificultades y cuentas pendientes, pero se está avanzando. Con la pobreza tenemos un problema como sociedad que va más allá de los gobiernos. En los 80 la pobreza era del 20%, en los noventa un poco más y hoy sigue siendo de un 20%. Con distintos gobiernos la cosa no ha cambiado mucho
- Has trabajado mucho el tema del hambre ¿cómo esta ese tema en nuestro país?
- El tema del hambre cero es una de mis obsesiones. En esto hemos dado un gran salto fruto de un acuerdo social muy amplio. En el 98 morían en la Argentina 21 niños por día por causas ligadas a la desnutrición. Hoy ese número ha bajado a 4 o 5. Y esto fue fruto de un consenso amplio. Las políticas sociales de este gobierno, el campo que produjo alimentos como nunca. La Asignación Universal es un ejemplo de cómo crecemos cuando hay acuerdo amplio. Empezó la CTA con la campaña “El hambre es un crimen” en el medio de la crisis, también Carrio la impulsó y luego llegó este gobierno, la tomó y la realizó. Eso ha sido un golpe muy fuerte al hambre, fruto de un gran consenso.
-¿Qué le gustaría saber?
- La fórmula para terminar con el hambre. Estamos cerca.
-¿Qué cosas comprende pero no acepta?
- Si comprendo acepto.
-¿Se siente seguro?
- Si
-¿Qué es nuevo en su vida?
- Todo, cada día.
-¿Alguna vez estuvo muy equivocado?
- Muchas veces. Hoy a la mañana. Tantas y tanto que me avergüenza contarlo.
-¿Cuál es su talón de Aquiles?
- La sensibilidad.
-¿Cuál es su mayor duda?
- No dudo mucho. Es un poco soberbia la duda. En realidad, si no preguntamos las cosas, no sabemos nada.
-¿De qué se siente prisionero?