Estas líneas buscan hacer una especie de balance anual, ya que el club parece haberse olvidado de las asambleas con los socios y solo queda debatir entre hinchas que es lo que sucede con el Matador. Pero también estas líneas buscan invitar a la reflexión. Porque si bien hay responsables puertas adentro, también hay que hacer una autocrítica de parte de los que van a la tribuna, cosa que este año apenas permitió.
La pandemia de Covid-19 permitió olvidar que Tigre encaró muy mal el torneo en la Primera Nacional. Pero esa pandemia originó otra, la de las malas decisiones. Y para esa aún no hay vacuna.
Porque la reorganización del torneo hizo que, sin entrar en la discusión de si fue justo o no, Tigre dependiera de sí mismo. Siete partidos para salir primero, y la final por el ascenso. Material había de sobra. El goleador del torneo anterior y el goleador del torneo que se suspendió, cuatro titulares del equipo campeón, refuerzos que conocen la categoría y dos referentes inoxidables para guiar a un grupo de juveniles que piden pista ¿Qué podía salir mal?
Básicamente que, si uno sigue haciendo las mismas cosas, difícilmente obtenga distintos resultados. Y lo mismo que pasó al traer a Camoranesi, Sava, Ledesma y Echeverría, también iba a pasar al poner a Blengio en el cargo de entrenador.
El Chimi es el menos culpable de esto, que eso quede claro, subrayado y resaltado. Su amor por el club lo hizo no dudar al aceptar la misión de poder llevar a Tigre a Primera nuevamente, como en el 2007 como jugador y capitán. Todos hubieran hecho lo mismo es su lugar.
La responsabilidad es de quien o quienes le ofrecieron el cargo. Sea cual sea el motivo, si vieron que era el unico capaz de motivar al grupo y de saber lo que se estaba jugando, o simplemente quisieron abaratar costos, no era el momento. No era el momento de poner a alguien tan querido en el club en una situacion tan delicada. No era el momento de que un DT tuviera sus primeros partidos en un torneo sin margen de error. No era el momento de que la Reserva se quedara sin entrenador y tener a un grupo enorme de jugadores sin entrenar.
¿Y quién da la cara? El Chimi asume las responsabilidades en la conferencia de prensa luego de cada mal partido y dan ganas de abrazarlo. El Pato asume su rol como capitán y arenga, le habla al árbitro tendencioso y marca la cancha tanto dentro como fuera de ella. El Chino entra los minutos que puede tratando de pescar alguna pelota que le llegue de un equipo sin ideas, pero milagros tan grandes no hace.
Pero un club no se conforma de entrenador-capitán-goleador. Falta una parte muy importante, la que no se ve pero tiene que estar. El tema en Tigre es que no se sabe si está. Y es la dirigencia.
El hincha y socio no pide que sea el presidente el que salga a la cancha a reclamar que no se cobró un penal. Simplemente pide transparencia. El receso y la falta de actividad fue una oportunidad enorme para acercarse al hincha de una forma nueva, potenciando las redes, comunicando las obras que hacían, saber del día a día del socio. Pero no.
Se tuvo que llegar al punto de seguir las cuentas de otros clubes que jugaban amistosos contra Tigre para saber como iba. O apenas saber la situación de los jugadores, por qué algunos no juegan, tal caso de Enzo Diaz por el que se pagó dinero por su ficha, o David Gallardo que aún no concentró. Generar contenido nuevo en vez de simplemente mostrar fotos del entrenamiento y las placas de partido.
Y lo más importante, convocar al socio a asambleas. Tigre es de los pocos clubes que no la hizo. Muchos la realizaron con protocolos e incluso Morón realizó elecciones. Entonces acá es donde entra la autocrítica del hincha y socio de exigir lo que le corresponde.
Pero no por redes sociales. Presencialmente, armando listas, convocando agrupaciones, realizando espacios de debate. Contactar a dirigentes para que expliquen su funcion en el club y tengan el espacio para responder inquietudes. Lo normal, pero que en Tigre seria extraordinario.
Porque la vacuna para esta pandemia de malas decisiones en el club no es ni la rusa, ni la de Oxford ni la de Pfizer. Es el hincha y el socio. El que quiere a Tigre.
Brindemos por un 2021 mejor.