Esta casona aristocrática que, tras una vegetación única aparece a medida que el visitante se acerca, queda a tan sólo media hora de la Capital Federal en auto y un poco más en tren desde Retiro. Convertida en 1973 en la única propiedad de la Unesco en el mundo, allí comenzó a moldearse un proyecto para “la promoción, el estudio y el desarrollo de cultura, literatura, arte y comunicación social”, según las palabras de la misma Victoria.
Villa Ocampo encarna hoy no sólo una propiedad con elementos de diversas épocas o una mansión de puertas abiertas a la que cada año acuden más de 30 mil personas sino que es un símbolo del pensamiento y el accionar de una mujer comprometida con la cuestión de género, el patrimonio cultural y la diversidad natural, tres de los ejes programáticos de la Unesco en los que se basa la nueva programación.
Por sus salas pasaron Graham Greene, Ortega y Gasset, Albert Camus , Aldous Huxley, Le Corbusier, Octavio Paz, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Maurice Ravel y Jorge Luis Borges, entre otros.
Entrar a Villa Ocampo es un viaje en el tiempo con escala en la Belle Époque y destino modernista. Construida por el padre de las escritoras, Don Manuel, como quinta de veraneo familiar que se extendía entre el Camino Real (actual avenida Del Libertador) hasta el río, en este gran chalet de tres pisos y un sótano, de 450 metros cuadrados cada planta, conviven ecos renacentistas, techos escalonados a la flamenca, maderas normandas y columnas corintias con el vanguardismo que le imprimió Victoria al mudarse sola en 1940.
Originalmente, cuenta Guadalupe, guía de la Villa, el terreno de 10 hectáreas fue una herencia de la tía Francisca Ocampo de Ocampo, quien le lega la propiedad a las seis hermanas y Victoria, por ser la mayor, se queda con el lote ya construido.
“La casa nació casi con Victoria”, arranca la guía. La fundadora de la revista Sur llegó al mundo en 1890, un año antes de que se abrieran por primera vez las puertas de la villa. El comentario no es casual: cada recoveco, mobiliario y hasta su atmósfera están impregnados con su espíritu renovador y radiante.
“Esta casa es una oportunidad grande entre el legado de Victoria, su pensamiento y trabajo con el mandato Unesco, elementos que juntos son potentes y se desarrollaron a la par, entonces elegir los ejes con los que vamos a trabajar es muy natural”, dice a Télam Gloria Silva, al frente del Área de Educación, Comunicación y Cultura del proyecto Villa Ocampo de la Unesco.
Transgresora, mecenas, promotora literaria, ella -una “mujer faro”- como la llaman en la Villa, convirtió su hogar en refugio cultural, con decenas de visitas ilustres que incluso hasta vivieron allí.
Espacio de reunión y panal de redes en un contexto mundial asolado por las esquirlas de la Segunda Guerra, Ocampo se planteó mostrar nuevas vanguardias y generar rupturas con la sociedad patriarcal. Uno de los vehículos fue la mítica revista Sur, una caja de resonancia de ideas, encuentros y enfoques culturales y la Villa, el correlato patrimonial de un ideario interactivo, multicultural y de avanzada.
Por sus salas pasaron Graham Greene, Roger Caillois, Ortega y Gasset, Waldo Frank, Alfonso Reyes, Albert Camus que vivió dos semanas, André Malraux, Aldous Huxley, Le Corbusier, Octavio Paz, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Eduardo Mallea, Maurice Ravel y Jorge Luis Borges, entre otros. Personalidades que discutieron y fermentaron ideas y proyectos más importantes de su tiempo.
También estuvieron allí -con fotos y bibliografía que lo atestiguan- el premio Nobel bengalí Rabindranath Tagore, Indira Gandhi e Igor Stravinsky quien compuso una obra para Victoria y la estrenó en la sala del magnífico piano Steinway.
En la casa hay otras joyas para apreciar, además de algunas paredes enteladas, baños majestuosos y mobiliario original con ruedas (para facilitar los cambios de lugar, una afición de Victoria), hay un tapiz con un exclusivo diseño de Picasso, bibliotecas que contienen más de 12.000 volúmenes -un acervo de primeras ediciones y muchos libros dedicados que se está digitalizando- cuadros de Pedro Fígari, fotografías de Man Ray y retratos de sus amigos.
Todo coronado por una vegetación que la propia Victoria plantó para crear jardines que son un patrimonio natural. “Ella decía que la naturaleza es una obra de arte barata”, dice la guía. Ese pulmón verde es también escenario para concientizar a los más chicos sobre la diversidad natural. “Victoria empezó a hablar de la protección de sitios muchos antes que se hablara de patrimonio natural como tal o de la necesidad de protegerlo”, agrega Silva.
A los 88 años, en 1979, Victoria murió; pero en 1973 donó su Villa a Unesco, una relación que se remonta a los orígenes de la organización, en 1947, al frente de Julian Huxley. Durante diez años y hasta noviembre de noviembre de 2014, cuando asume la dirección Frédéric Vacheron, en la casa se realizaron tareas de recuperación de patrimonio. Ahora, “es una etapa nueva para trabajar bajo los ejes programáticos: patrimonio, diversidad biológica y natural y género”, refuerza Silva.
Esta fase se abrió hace pocos meses con la visita de Jane Goodall, la famosa primatóloga, antropóloga y mensajera de la paz de la ONU. Además de brindar una charla sobre medio ambiente, todavía se pueden ver en las salas de exposición de la casa una muestra fotográfica del trabajo de Goodall sobre la diversidad natural y el diálogo.
Pero este año se realizará también la actividad “Palmira en Villa Ocampo” como eco de la campaña mundial de la UNESCO “United4heritage” (Unidos por el Patrimonio) que busca generar conciencia a través, en este caso, de un concurso de intervención de imágenes de Palmira -la antigua ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad en el desierto de Siria con varios sitios destruidos y en amenaza constante por el Estado Islámico- y de la Villa.
“Lo que está pasando en Siria y en Irak genera preocupación y aunque no deja de ser algo percibido desde lejos, están destruyendo la cuna de la Humanidad y eso nos involucra a todos”, apuesta Silva.
Otro tema clave será la cuestión de Género, una militancia en la vida de la escritora que, además, fue la primera mujer en ser elegida miembro de la Academia Argentina de Letras. “Victoria fue muy activa. En julio se realizará una muestra sobre la relación entre ella y Gabriela Mistral. Fueron amigas por carta y trabajaron sobre el ser latinoamericano y el rol de la mujer”, adelanta la funcionaria.
Además de actividades culturales y educativas, hay conciertos de jazz, festejos de fechas especiales como el Día de la Mujer, el del Patrimonio y el Libro, el de la poesía, el de la Libertad de prensa y el de los Derechos Humanos. Asimismo planean para diciembre un mes dedicado a la Guerra del Paraguay, junto al Mercosur cultural.
Avanzada, moderna, rupturista, Victoria tuvo una visión: “que esta casa fuese un vehículo para traer el mundo a la Argentina y llevar la Argentina al mundo. Su amplitud de pensamiento se ve reflejada en este lugar. Si bien es conocida como escritora, su rol más fuerte fue como gestora cultural.”, concluye Silva.
Las actividades se pueden consultar en www.villaocampo.org. La Villa, ubicada en Elortondo 1837, Beccar, está abierta de miércoles a viernes 12.30 a 18 y sábados, domingos y feriados 12.30 a 19. Hay restaurante, cafetería y visitas guiadas y la entrada cuesta entre 35 y 45 pesos.
Fuente: Télam