Acercarse a la naturaleza y disfrutar del aire libre es algo que, por condiciones geográficas o gustos, define a una salida por la costa de la zona norte. En Vicente López, esto se presenta de forma permanente a lo largo de toda la extensión junto al río y ahora, a las diversas actividades que pueden realizarse se suma una nueva atracción: el avistaje de aves.
Para ello, y por iniciativa de vecinos de La Lucila a través del presupuesto participativo, el Municipio construyó un mirador en la costa. Allí, podrán contar con un espacio especial para la contemplación de aves, pegado a la Reserva Natural del distrito. "Es un espacio fundamental para preservar la naturaleza, el ecosistema y el medio ambiente", definieron desde la comuna, y destacaron que "se sigue apostando a sumar espacios verdes".
El observatorio se encuentra pegado al Paseo del Viento, una zona agreste a la que suelen concurrir una gran cantidad de vecinos. Dicho espacio cuenta con un monumento al centenario de Vicente López, que está representado por un órgano eólico compuesto por tres torres: la oeste “torre de América”, la sur “torre de Europa” y la norte “torre del Río de la Plata”. Según la dirección del viento, el órgano genera distintas armonías. Además, en el lugar hay una zona de juegos para chicos, una explanada frente al río, un sauzal y mesas y sillas para poder comer algo o merendar frente al río.
Al observatorio se accede de manera gratuita por la calle Borges y cuando se ingresa al paseo, se debe continuar unos metros en dirección norte. Dentro del “Parque Natural La Lucila”, entre las calles San Lorenzo y Roma, a orillas del río, los vecinos y visitantes podrán observar la plataforma preparada para albergar grupos de entre 10 y 15 personas. Para su construcción se utilizó madera plástica, un material constituido por plástico reciclado.
La entrada es a través de una rampa para facilitar el acceso a personas de movilidad reducida y también tiene cartelería específica para el observatorio, con información clave sobre los ambientes y especies que se pueden observar allí, lo cual busca potenciar su valor educativo.
Con una dimensión de 6 por 4 metros, y una altura de 3,5 metros, está diseñado para que, de acuerdo a la posición que se tome en relación a los distintos puntos cardinales, se puedan observar diferentes tipos de ambientes y aves autóctonas. Para esto, el espacio cuenta con aperturas amplias y permitir la visión hacia los diversos paisajes y su avifauna. Además, está equipado con bancos y barandas, tanto para descansar como para ayudar a mejorar el avistaje a los niños.
Con respecto a este funcionamiento, especialistas aseguran que hacia el noroeste están los Juncales de la Ribera, con sus aves Tachuri siete colores (Tachuris rubigastra) y Junquero (Phleocryptes melanops); hacia el oeste, el Juncal Protegido, poblado por la Pollona Pintada (Gallinula melanops) y la Pollona Negra (Gallinula galeata); hacia el sur se encuentran la Selva en Galería y Bosque de Ceibos, habitado por el Celestino común (Thraupis sayaca) y el Boyero Negro (Cacicus solitarius); hacia el norte están el río abierto y el frente de avance del delta en el horizonte, con sus especies Garza Mora (Ardea cocoi) y Macá grande (Podiceps major); y hacia el sudeste, se ve el Pastizal, pudiendo notar la avifauna que se mueve por la superficie de los pastos: Churrinche (Pyrocephalus rubinus) y Tijereta (Tyrannus savana).
"El avistaje de aves está centrado en la contemplación y el estudio de las aves silvestres, y si bien se suele desarrollar como ocio, se funda en el arte de reconocer las distintas especies de aves por su taxonomía con criterios como su plumaje o su canto, entre otros factores", explicaron desde la comuna.
La invitación para poder disfrutar de esta nueva actividad está hecha, y resulta ideal para quienes quieran pasar un rato en el río y aventurarse a conocer más de la flora y la fauna que los rodea.