Los desafíos de la nueva comisión de Chacarita: revivir las glorias del pasado, pero con la mirada en el futuro

El pasado viernes la dirigencia encabezada por Néstor Di Pierro tomó oficialmente las riendas del club, que exige por su historia regresar adonde supo estar, pero de manera renovada y con modificaciones institucionales.

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Siempre que hay un recambio de autoridades las ilusiones se renuevan, sobre todo de aquellos disgustados con una gestión anterior. Esto aplica tanto al plano político de un país como a una institución deportiva. En Chacarita las elecciones que se desarrollaron el último domingo 1° de agosto marcaron el final de un extenso oficialismo y la asunción de un bloque opositor después de unos 28, cuando allá por el año 1993 Luis Barrionuevo asumió como presidente.

Fueron un total de 671 votos que marcaron el triunfo de “Todos Juntos x Chaca” con Néstor Di Pierro a la cabeza por sobre “Pueblo Funebrero”, que cosechó 400. El espacio vencedor tomó oficialmente las riendas del club el pasado viernes en la sede social, lugar en que se llevó adelante el traspaso de autoridades en un acto que contó con la presencia de las ex caras principales del club, Horacio Fernández, Javier Tizado y Diego Jahn; y las actuales, el propio Di Pierro, Daniel Tujsnaider y Héctor López, los que ahora poseen la obligación de devolver al Funebrero donde pertenece, pero donde hace rato no se encuentra.

Desde la flamante dirigencia son claros. En primera instancia tienen como objetivo llamar a una auditoría contable para saber cómo y en qué condiciones se recibió el club y en base a ello, cuáles son los pasos a seguir. En materia económica no debería de haber demasiados inconvenientes, pese a algún juicio que anda rondando por los pasillos como el de Pedro Vilariño, representante del ex futbolista de Chacarita (2014-2016) Facundo Melivilo. Durante el periodo de la gestión anterior, según afirmaron reiteradamente, un monto de US$ 4.509.150 en deudas y juicios fue saldado, por lo que, de ser así, el sendero al saneamiento estaría iniciado.

Cualquier hincha de Chacarita sueña, anhela y le exige a la Comisión Directiva de turno “volver a Primera División”, “afianzarse”, “ser campeón” y así vivir en carne propia lo que a muchos les cuentan de aquel glorioso equipo del Campeonato Metropolitano 1969 y las tantas figuras que lo integraban: Marcos, Orife, Neumann, Petrocelli, Bargas y Frassoldatti, entre tantos excelentísimos nombres que vistieron la camiseta roja, blanca y negra a bastones por aquella época. Pero lo cierto es que antes que ello, deberían reclamarle otras cuestiones que en el Funebrero están en falta desde hace tiempo, y no desde los últimos cuatro o diez años.

Uno de los puntos que el ahora oficialismo puso en agenda y en el que insiste con énfasis es la modificación del estatuto social, vetusto por donde se lo mire. En pleno siglo XXI y con los cambios socioculturales que atraviesa la sociedad, resulta increíble que para tener derecho a voto en Chacarita haya que contar con una antigüedad de cinco años como asociado y ser mayor a 23, cuando para elegir presidente de la Nación basta con tener solamente 16. Esto explica también la tan escasa cantidad de personas que deciden quién gobierna los destinos del club por los próximos cuatro años. En la elección de este 2021 sólo fueron 1071 socios los que votaron, un número que a su vez refleja la vital importancia de las actividades amateur y lo esencial del desarrollo del Polideportivo Ernesto Duchini, del que sí hay que destacar que en el último tiempo cobró mayor vida social, aunque aún lejos del ideal.

Para algunos es algo menor, pero la imagen es otro de los factores que hacen a una institución. El traspaso de autoridades del pasado viernes sirve como ejemplo. Detrás de la mesa principal, en el salón situado en el primer piso de la sede y ante una buena cantidad de periodistas y allegados, había una bandera con los colores del club sostenida con dos cintas de embalar.

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Yendo a lo deportivo, históricamente las divisiones inferiores resultaron de lo más transcendental: la verdadera cocina del club, y por la que éste luego se alimenta a través de ventas a equipos de mayor rango futbolístico. Sin embargo, en los últimos años los juveniles han perdido visibilidad, al menos en el equipo titular de primera que presenta actualmente Chacarita, donde en los mercados de pases se ha incorporado muchísimos jugadores de afuera, que al fin y al cabo no resultan ser mejores que los propios chicos.

El domingo pasado Chacarita perdió 3 a 2 contra Nueva Chicago en San Martín. Muchos se quedaron con la amargura del resultado, aunque algunos miraron más allá: de los 11 que el actual DT Cristian Aldirico alistó en cancha, ninguno pertenece a las divisiones inferiores, y cuando se le dio lugar a uno para que entre (Gonzalo Groba), cambió totalmente el partido a tal punto de haberlo podido revertir.

Todos queremos lo mismo: ver a Chacarita en lo más alto, consolidado por fin en Primera División, como buena parte de su historia lo marca. Y en estos “vientos de cambio” que atraviesa el club con otras caras rondando los pasillos, las ilusiones de muchos se volvieron a encender, y desean más que nunca que esta nueva CD reviva esas glorias del pasado, pero con la mirada en un futuro auspicioso.

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