La llegada de la pandemia del coronavirus a la Argentina hace exactamente dos años golpeó a propios y extraños. A un gran porcentaje de la población se le vio paralizada la posibilidad de trabajar y generar ingresos por lo que, en ese marco, debieron reinventarse y buscar nuevas opciones. Uno de los tantos fue Facundo Arana, quien frente a la imposibilidad de actuar, se inclinó, en noviembre del 2020, por instalar un bar en Nordelta.
En un comienzo al actor de 49 años, próximo a cumplir 50 a finales de marzo, se lo veía entusiasmado con el nuevo emprendimiento, llamado Vermú. Sin embargo, en pocos meses se desligó completamente de él. Las causas que lo llevaron a tomar esa decisión nunca fueron claras, pero en las últimas horas, Arana despejó todo tipo de dudas y reveló qué fue lo que sucedió.
“He sido estafado en buena ley, pero gracias a Dios, de todo me recupero. Me invitaron a participar, vinieron, se sentaron y me dijeron cosas lindas, que estaba buenísimo y después era una empresa fantasma”, contó en dialogo con el programa radial Polino Auténtico el protagonista de la novela Vidas Robadas entre otras producciones televisivas.
Como en cualquier proyecto que uno emprende, Arana puso dinero de su bolsillo, aunque no pudo recuperarlo. “Puse plata, pero es lo de menos. El tema es el tiempo, la energía…”, enfatizó el músico, que aseguró que el bar “fue poco importante” y que “no ocupa nada en mi vida”.