El barrio Carreras está compuesto por 30 manzanas, cercanas al Hipódromo de San Isidro. Allí, los vecinos suman unos 20 asaltos, entraderas y arrebatos ocurridos sólo en los últimos tres meses.
El domingo pasado, René, que vive con su mamá en Terrero al 500 desde hace ocho años, salió a celebrar el Día de la Madre junto a su familia. Cuando volvió, encontró su casa revuelta y una ventana rota. Ladrones habían usado una amoladora para cortar los barrotes de la reja con prolijidad extrema. “Rompieron la reja, levantaron la persiana, arrancaron el mosquitero y abrieron la ventana de un dormitorio”, le contó la mujer a Clarín, que instaló una alarma en su propiedad. “Sólo hay media hora en la que no hubo nadie en los patios vecinos, y ahí debieron ingresar, alrededor de las 19”, relató. Se llevaron plata, alhajas y las cosas de valor que encontraron.
Lo que sorprendió a los vecinos, y que los llevó a difundir en las redes sociales el hashtag #SanIsidroZonaLiberada, fueron los golpes reiterados en una misma cuadra: en las últimas dos semanas también robaron en otras dos viviendas, siempre en fin de semana y cuando no había nadie. “Me mudé hace menos de dos meses para acá, buscando tranquilidad. Pero desde que llegué ya robaron en la casa de enfrente y en las dos de al lado. Estoy aterrada. Ya no sé qué más poner para evitar que se metan. No me quiero volver a mudar”, se lamentó Isabel Walsh, otra vecina de la cuadra. A estos casos se suma un cuarto, ocurrido a fines de septiembre en Terrero al 600, la cuadra siguiente.
Según un relevamiento realizado por los propios vecinos, en la zona ya sufrieron 20 robos en tres meses. Tienen un mapa y una planilla que detalla días, direcciones y modalidades. “Nos organizamos porque la situación se volvió insostenible. Tenemos un grupo de WhatsApp con unos 80 vecinos donde comentamos movimientos sospechosos. También hicimos otro sólo para urgencias: se escribe ahí si alguien sufre un robo en el momento”, relató Dolores Serra, que sufrió un asalto violento en su casa de Laprida y Haedo.
“A mi casa entraron por la ventana de la planta alta mientras dormíamos, en mayo de 2013. Empezaron a saltar en mi cama y a pedir plata. Obligaron a mi marido a que los llevara hasta La Cava en su auto. La situación no hizo más que empeorar desde entonces”, analizó. A partir de ahí las casas del barrio Carreras se llenaron de rejas, alarmas monitoreadas, cercos electrificados, reflectores y alertas comunitarias por cuadra.
Hace un mes, a Maxiliano Gobbo quisieron asaltarlo en su casa de Haedo al 100. Pero usó su escopeta para ahuyentar a un ladrón: “Fue un viernes a la madrugada. Estábamos durmiendo y dos de mis hijas estaban despiertas cuando escucharon un golpe en la puerta balcón. Pensaron que era el gato, pero se repitió. Era un tipo que quería detectar si había alarma para entrar. Las chicas lo vieron, se asustaron y subieron corriendo a avisarnos. Salí con la escopeta y tiré al aire para que se fuera”, recuerda Gobbo.
La familia de Cecilia Bonardy también fue víctima de un robo en su casa de Int. Becco y Terrero, el 2 de julio. “Se metieron y amenazaron todo el tiempo al hijo de mi pareja, de 13 años. Pedían plata y se llevaron lo que pudieron. Tenían un auto de campana y cuando mi hijo mayor saltó por la ventana y pidió ayuda, escaparon”, relató. Y aclaró: “Desde ese momento empezaron a haber retenes y operativos más seguido, pero evidentemente no sirven de nada porque desde ese momento hubo 19 casos más, ya no sabemos qué hacer”.
En la Municipalidad de San Isidro dicen que “reforzaron la vigilancia con móviles comunales en la zona tras las denuncias”. Pero señalan que la responsabilidad mayor es de la Jefatura Departamental de la Policía Bonaerense, a la cual también le exigieron que “hubiera un refuerzo”.
Los vecinos denuncian su desconfianza hacia la Fuerza. “Tenemos casos de policías haciendo cuestionarios a chicos o vecinos sobre horarios o tipo de alarmas que usan, ya no sabemos en quién confiar”, finalizaron.
Fuente: Clarín