“Yo soy una madre que busca al hijo y que buscó al nieto” es una frase que, venga de quien venga, hace que se congele la sangre. En este caso estas palabras pertenecen a Delia Giovanola, una de las referentes de Abuelas de Plaza de Mayo, institución que lucha para ubicar el paradero de los hijos de los desaparecidos durante la última dictadura cívico militar que imperó en la Argentina entre los años 1976 y 1983.
Delia era una de “las locas de Plaza de Mayo”. Sin embargo, como una vez dijo el reconocido escritor Eduardo Galeano, esas mujeres “serán ejemplos de salud mental porque ellas se negaron a olvidar en tiempos de amnesia obligatoria”. Y vaya si sucedió. La lucha que emprendió Delia indudablemente no fue en vano. Luego de perder a su hijo y a su nuera embarazada de ocho meses, encontró 39 años después a Martín, su nieto. Hoy en día, a ella la conoce mucha gente, pero lo que pocos saben es sobre su paso por el partido de San Martín, que hoy recuerda el 24 de marzo y también se suma al Nunca Más.
“Llegué a San Martín después de cinco años de viuda. Volví a casarme y mi esposo era de Ballester. Mi hijo quedó en La Plata, de novio, con la que fue su esposa. Empecé a trabajar en la biblioteca de la Escuela N°9 (Dr. Pedro Ballester), y dos años después me ascendieron a directora de la 44°”, narra Delia.
Y fue en esa institución donde recibió una noticia que le cambió la vida por completo, que era que habían secuestrado a su hijo y nuera. Para poner en contexto, estamos ubicados en 1976, año en el que se llevaron adelante la gran mayoría de los secuestros durante los años del Golpe de Estado.
“¿Cómo que los llevaron a los chicos? ¿Quién los llevó? ¿Cuándo, dónde y por qué los llevaron? No entendía. Era una seguidilla de preguntas que no tenían respuesta”, cuenta la referente de Abuelas en relación a cómo atravesó ese difícil momento, y relata seguidamente cómo fue su accionar: “Ese mismo día viajé a La Plata para tener noticias, a ver si podía averiguar algo. La vecina del fondo los vio cuándo los llevaban, los vio encapuchados a ellos y encapuchados a los que los secuestraban”.
“Al principio decíamos 'no la van a dejar embarazada (a su nuera), los van a largar. ¿Cómo van a tener una persona embarazada?'. No nos cabía semejante pensamiento de que a una persona embarazada de ocho meses la iban a tener encerrada”, expone.
En ese contexto se encontró con una señora, llamada Adelia Atencio, quien vivía una situación idéntica. También le habían llevado a su único hijo varón. “Yo creí que era la única, jamás me imaginé que a otra le ocurriera la enormidad que me había ocurrido a mí”, admite.
Esa mujer la fue a visitar a Delia a la escuela donde trabajaba, para luego congregarse juntas, el primer jueves de diciembre del '76, a la Plaza de Mayo, donde encontraron a otras mujeres, entre ellas a Azucena Villaflor, con sus mismos intereses: encontrar a sus hijos e hijas desaparecidas. Un deseo tan sencillo como a la vez tan complejo debido a aquel contexto que se vivía en el país. Un contexto que se intentó “tapar” con declaraciones mediáticas y con el Mundial de 1978.
Ese día, dice, “llamamos la atención de la Casa Rosada. Entonces vinieron (algunos militares) con armas largas y nos dijeron 'circulen, circulen, que hay Estado de Sitio, no pueden estar paradas'”. “Cada vez éramos más”, añade.
Claro, de ser “las locas de Plaza de Mayo”, pasaron a ser una institución, en el preciso momento en que el grupo de cuatro, cinco mujeres que buscaban a sus hijos se engrosó a doce, formándose luego la organización Abuelas de Plaza de Mayo. En ese marco, Delia cuenta que “los jueves eran de plaza, los jueves éramos madres. Pero los martes hacíamos búsqueda de nietos”.
“Yo buscaba a Martín en la panza de la madre. Después Martín empezó el colegio, iba a la facultad y yo seguía buscando a Martín”, expresa. Así estuvo 39 años. Fue el 5 de noviembre del 2015 cuando se anunció oficialmente la aparición de su nieto, hijo de Stella Maris Montesano y de Oscar Ogando.
Ese día Delia no lo podía creer: “Me derrumbé en la silla y empecé a gritar y a llorar, todo al mismo tiempo. Y empecé a los gritos, 'Martín, Martín, te encontré Martín'. Martín tenía 39 años. Le pregunté cómo se llama y me dijo 'vos me podés llamar como queras, sos mi abuela y me buscaste 39 años'”.
“Yo soy una madre que busca al hijo y una abuela que buscó al nieto. A mi hijo y a mi nuera no los encontré, siguen estando desaparecidos. La búsqueda continúa”, manifiesta Delia, quien deja un mensaje para este 24 de marzo: “Mantener la memoria viva para que nunca más ocurra en el país ni en el mundo una cosa similar a esta”.