Alimentarse con una dieta a base de los productos que forman parte de Programa oficial Precios Cuidados puede ser una opción atractiva en tiempos de ajuste pero podría a cambia puede traer consecuencias muy negativa para la salud.
Así lo advirtieron, por lo menos, especialistas en nutrición de la Universidad de Buenos Aires (UBA) tras haber analizado en detalle la composición de todos los alimentos y las bebidas que hoy se venden con un precio acordado entre el Gobierno, los fabricantes y las grandes cadenas de supermercados.
La conclusión del análisis -realizado en conjunto por la Escuela de Nutrición de la UBA y el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (Cepea)- fue que apenas 33% de los artículos "cuidados" podrían considerarse como de “buena calidad” nutricional. Otro 26% de la mercadería quedó en un nivel “intermedio” yal 41% restante lo calificaron como de “calidad mínima”.
Para llegar a los resultados, le asignaron un puntaje a cada alimento según una metodología aceptada internacionalmente, desarrollada en la Universidad de Washington. En esa evaluación, pesó positivamente la presencia de los nutrientes esenciales que deberían promoverse en la dieta (calcio, hierro, zink, pibra, potasio y vitaminas A, C, B9 y B12) y se consideró negativo que tengan un alto contenido de los “nutrientes críticos” que los argentinos más deberían limitar (grasas saturadas, azúcares libres y sodio).
“En total, consideramos que sólo el 42% del listado actual son productos de una calidad entre aceptable y buena, y con bajo contenido de nutrientes críticos”, precisó Sergio Britos, a cargo del trabajo con la colaboración de su colega Cecilia Simonetti.
Carnes procesadas como hamburguesas y salchichas están entre los más cuestionados, junto con sus panes y con los aderezos que se les suelen agregar. También quedaron con los mínimos puntajes el azúcar y algunos postres, dulces, mermeladas, bizcochuelos y galletitas, tanto dulces como crackers. Cervezas, tapas de masa y pastas frescas fueron otros alimentos considerados de “pobre calidad”.
Según la investigación, no son de buena calidad nutricional el 90% de los quesos del listado, el 88% de las galletitas, el 83% de las opciones de carne, el 74% de las bebidas y el 44% de los cereales. Al otro extremo, entre lo más sano están vegetales y carnes frescos, la mayoría de los yogures y leches, algunos arroces y fideos, unas pocas galletitas, las aguas minerales y las bebidas con cero calorías.
Ante la consulta, en la Secretaría de Comercio recordaron que en septiembre, al relanzar el acuerdo, incluyeron una veintena de productos más saludables sugeridos por el médico Alberto Cormillot. Entre ellos hubo lácteos descremados, semillas de chía y de quínoa, mermeladas y gelatinas light, atún en lata al natural y gaseosas sin azúcar. Con lo cual, previo a todos estos cambios, la "mala nota" habría sido peor.
La situación preocupa a los expertos porque los precios acordados, en general más bajos que los demás, estarían impulsando el consumo de los alimentos menos sanos. "El programa sigue sin orientar decisiones saludables -concluyó Britos-. Y es una pena, por lo instalado que está. Faltarían por ejemplo más frutas, hortalizas y lácteos, pastas de sémola, legumbres, quesos sin exceso de sodio, aceites... Así empezarían a alinearse los objetivos de alimentación saludable con las estrategias gubernamentales de referencias de precios. Hoy esa coherencia no existe."
Fuente: Clarín