Secreta Buenos Aires: ¿La primera "fundación de la Ciudad" fue en Escobar?

Eduardo Arcuri, escritor y vecino de Escobar, presentará su libro donde plantea la hipótesis de que el fuerte de Santa María del Buen Ayre, que se conoció como la primera fundación de la ciudad hecha por Pedro de Mendoza, estuvo ubicada en la zona de Las Vizcacheras y no en Parque Lezama, como marca la historia oficial.

Foto: Mapa florentino 1596 Australis Suramérica-Río de la Plata. Puede observarse la desembocadura del río Luján en el estuario paranaense, sin el curso actual hacia el actual partido de Tigre, ni detalles importantes del actual Riachuelo de La Boca.
"Me permito deducir que Mendoza no fundó ninguna ciudad sino una paupérrima fortificación de adobe. Esto me permite teorizar sobre la ubicación donde pudo haberse asentado el real Santa María del Buen Ayre y su primer puerto natural, con la intención de que no solo sirva para esclarecer, sino también para ofrecerle al partido de Escobar, el reconocimiento histórico que le fuera denegado por meros argumentos políticos del siglo XX". - Eduardo Jorge Arcuri

Cuestionar la historia oficial requiere no sólo de años de ardua investigación y compromiso, sino también de mucho coraje. En especial, si de los orígenes de Buenos Aires se trata. Eduardo Jorge Arcuri es escritor, dramaturgo y corrector literario, vecino de Belén de Escobar, quién a días de la futura publicación de su último libro, Secreta Buenos Aires, charló con QUE PASA sobre las cuestiones más reveladoras de esta narrativa histórica que pone sobre la mesa la hipótesis de “La Primera Ciudad de Buenos Aires” en Escobar y no en Parque Lezama, donde la ubicó el poder político de la década del 30’.

Tengo la intención de desmitificar la hipótesis oficial que atribuye el asentamiento del fuerte real Santa María del Buen Ayre en Parque Lezama, a partir de que el lugar no sólo carece de pruebas arqueológicas relacionadas, ni tiene otro criterio que no sea el de haber sido considerada desde el punto de vista de intereses políticos en 1936”, expone el autor.

Esta obra nace de la investigación del periodista e investigador Federico Kirbus (fallecido en 2015), publicada entre 1978 y 1980 bajo el título de La primera de las tres Buenos Aires. Kirbus, quién tuvo la osadía de ser el primero en poner en duda la Primera Fundación de Buenos Aires, fue cuestionado en su método de investigación y el equipo del doctor en arqueología Daniel Schávelzon, consideró su trabajo como irrelevante y carente de pruebas.

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Junto con su amigo, el investigador escobarense Pedro Santroni, Arcuri tuvo la intención de rescatar la hipótesis de Kirbus, pero a los pocos meses de intentar el desarrollo de una hipótesis nueva, Santroni falleció por covid y el grupo que habían conformado junto a Marcelo Sica, se desarticuló y tuvo que continuar solo.

Fue así, que a partir de la conformación de un equipo interdisciplinario, Arcuri logró recopilar más resultados, con el objetivo de poder probar que Pedro de Mendoza no fundó la primera ciudad de Buenos Aires, sino apenas dos de los tres reales (o fortificaciones transitorias) para la conquista del Río de la Plata, ambicionada también por el reino de Portugal.

A partir de ese antecedente, Arcuri comenzó a trabajar sobre su hipótesis, reforzando los puntos débiles de la presentación de su antecesor, buscando ya no los restos de una ciudad que no fue tal, sino los restos de un combate como el ocurrido el día de Corpus Christi, el 15 de junio de 1536, cuyas consecuencias se aproximan a los hallazgos en la zona de Las Vizcacheras (en el partido de Escobar), donde además de testimonios de lugareños, se han encontrado restos de nativos y objetos europeos, datados en el siglo XVI.

Foto: peto y balas de arcabuz de diferentes calibres (con muestras de impacto), exhibidas en el Museo Municipal Campiglia de Belén de Escobar, hallados en la zona de El Cazador.

“Comencé a analizar los puntos cuestionados y solicité información al Archivo General de Indias en Sevilla y otros museos de ciencias nacionales de España. De los archivos de armas como el Archivo Provincial de Guipúzcoa, el Archivo Histórico Nacional de España, el Archivo General de Simancas, y el archivo particular de la casa Zavala (en San Sebastián, España), del que me enviaron documentación digitalizada de la capitulación que Pedro de Mendoza firmó con el rey Carlos I y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico”, detalla el escritor escobarense en diálogo con este medio.

“También obtuve información de archivos y museos de otras localidades argentinas; contando, además, con intervención directa de muchos profesionales en arqueología, geología, ingeniería, arquitectura, historiadores, investigadores y vecinos baqueanos de la zona, a quienes acompañé en sus recorridas por la amplia zona de Las Vizcacheras”, explica.

Foto: observación de albardones en la zona arqueológica de Las Vizcacheras y Anahí.

El libro estará a la venta en pocas semanas y fue declarado de Interés Institucional por resolución del Concejo Deliberante y fue editado por Livrizque. En la obra, el autor considera que hubo errores de interpretación histórica, en los que se basaron los miembros de la Comisión para la Celebración del IV Centenario de la fundación de Buenos Aires (1936), a partir de los cuales se estableció que este suceso ocurrió en Parque Lezama. Además busca poner en evidencia que la historia no siempre está contada con fundamentos reales ni criterio científico de investigación.

El autor considera que se debe reconocer a las Barrancas de Escobar (Barrio El Cazador - Villa Alegre) como la más sólida hipótesis del posible lugar donde se asentó el real Santa María del Buen Ayre y a la zona de Las Vizcacheras, como el espacio donde se desarrolló el combate del día de Corpus Christi del 15 de junio de 1536.

“En el libro expongo que no hubo más que una sola fundación de la ciudad de Buenos Aires y que la llevó a cabo Juan de Garay en 1580. Pedro de Mendoza no tenía permiso del rey para fundar ninguna ciudad sino apenas tres reales o fortificaciones, para evitar que Portugal se apodere del estuario del Río de la Plata y por ende, el acceso al Paraná por el que se podía arribar al cerro de la plata (cerro de Potosí). La idea original no era venir a combatir al indio sino a los portugueses. El problema con los nativos se debió al abuso feudal europeo en la campaña de conquista. Es en este punto donde se diferencian las dos campañas: Pedro de Mendoza vino a conquistar, mientras que Juan de Garay vino para colonizar”, sostiene.

En la obra se explica que Pedro de Mendoza buscaba en estas tierras una cura para la sífilis que había contraído durante el sitio de Roma, en 1527. Esto lo llevó a asumir los costos de la campaña conquistadora. “Cuándo Mendoza comprendió que en estas tierras no crece el guayacán con el que pensaba curarse, abandonó la campaña al año siguiente de su arribo, falleciendo en el viaje de regreso a España, antes de llegar a las Islas Canarias”, expone Arcuri.

A partir de mapas, ilustraciones y documentos antiguos, el autor aporta datos e información para que se reconozca a la localidad de Belén de Escobar como la más sólida de las hipótesis del primer asentamiento de Pedro de Mendoza en 1536, además, “que se reconozca el derecho a fundamentar los hitos principales como ser el posible lugar donde estuvo asentado el real Santa María del Buen Ayre, el río Luján y la cañada de Escobar, como riachuelos de navío donde pudo estar el puerto (natural obviamente) al que se llamó de los Buenos Ayres y el campo de Las Vizcacheras donde se desarrolló el combate del día de Corpus Christi”.

Con estos argumentos, pretende proponer además la creación de un polo turístico, histórico y cultural que contribuya al desarrollo del turismo de cercanía y beneficie al partido de Escobar.

Foto: Mapa francés del s. XVII que muestra el estuario y la desembocadura del río Luján en el Gran Paraná. Estos detalles dejan ver el curso del río Luján en el s. XVI, y justifican, según el autor, el lugar estratégico para asentar el real, espacio que coincide con el lugar reconocido como Rincón de Riblos en el actual partido de Escobar

Lo que se oculta bajo las Barrancas de Escobar

Entre vecinos escobarenses e isleños del Paraná, se comenta que en Las Vizcacheras hubo más de un asentamiento nativo, además de varios cementerios originarios. Allí se encontraron, y todavía se pueden encontrar, restos fósiles humanos y fragmentos de cerámica indígena de diferentes tribus, sobre todo de las etnias guaraní y querandí.

“En otros sitios cercanos a estos hallazgos, muchos aficionados encontraron más restos humanos enterrados a una profundidad de entre 20 y 40 centímetros que no respetan los ritos típicos de enterramientos nativos, junto a restos de armas de tecnología lítica como puntas de flechas, bolas arrojadizas (bolas guachas o bolas perdidas), un par de cabezas de hacha y otras piedras que no son de este lugar, sino de zonas serranas, que debieron ser producto de canje con otras tribus”, nos dice Arcuri.

Además, por estas zonas se han desenterrado de modo clandestino balas de arcabuz, restos ferrosos, o fragmentos de armas presumiblemente del siglo XVI que quedaron en manos de coleccionistas privados y otras que aún están a la espera de un análisis más profundo por parte de profesionales especializados en arqueología en campos de combate.