El hijo detenido por el doble crimen de Vicente López declaró por quinta vez y volvió a apuntar contra su hermano

Martín del Río dijo que las personas que dijeron haberlo reconocido en los vídeos de las cámaras son gente que está "enemistada" con él. Además, modificó la versión sobre qué estaba haciendo en el horario en el que sus padres fueron asesinados.

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Martín Santiago Del Río, detenido apuntado de ser el autor del doble homicidio de sus padres, asesinados a balazos hace un mes en su casa de Vicente López, se volvió a declarar inocente en una nueva indagatoria que se extendió durante más de cuatro horas ante los fiscales y el juez de la causa.

Fuentes judiciales aseguraron a Télam que, en su indagatoria, el detenido cuestionó la autopsia realizada por peritos oficiales, volvió a levantar sospechas sobre su propio hermano, Diego Del Río, y afirmó que todos los que dicen haberlo reconocido como el "caminante encapuchado" y que quedó filmado con las cámaras de seguridad son personas que están enemistadas con él.

Del Río llegó a la sede de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Vicente López Oeste, ubicada en la calle San Martín 4791, esquina Gervasio de Posadas, de la localidad de Florida, pasadas las 10.40 en un camión de traslados desde la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro.

A cara descubierta y esposado, el menor de los hermanos Del Río caminó escoltado por agentes policiales los pocos metros hasta el ingreso al edificio judicial y desde las 11 comenzó a declarar ante el equipo de fiscales de Vicente López, integrado por Martín Gómez, Marcela Semería y Alejandro Musso, y del juez de Garantías 1 de San Isidro, Ricardo Costa.

La abogada del imputado, Mónica Chirivin, había presentado un escrito el lunes pasado pidiendo la ampliación de los dichos de su cliente, quien permanece detenido acusado del delito de "doble homicidio cuádruplemente calificado por el vínculo, la alevosía, por criminis causa (matar para lograr la impunidad) y por el uso de arma de fuego" de sus padres José Enrique Del Río (74) y su esposa María Mercedes Alonso (72), que prevé en un futuro juicio oral la prisión perpetua.

Durante más de cuatro horas, Del Río insistió en su inocencia y puso el foco nuevamente en su hermano Diego, con quien, según las fuentes judiciales, mantiene algunas diferencia por cuestiones económicas, ya que lo acusa de haberse quedado administrando algunos bienes de sus padres. También mencionó a su hermano al negar haber concurrido a un polígono de tiro, tal como declaró Diego Del Río en su testimonial, y afirmó que "hace casi 20 años" que no va a practicar tiro.

En sintonía con lo que venía sosteniendo su abogada Chirivin, el sospechoso del doble parricidio cuestionó la autopsia realizada por los peritos oficiales, específicamente lo relacionado a la data de muerte de las víctimas.

En los protocolos de las autopsias se dejó asentado que ambas víctimas llevaban de 12 a 18 horas fallecidas cuando se revisaron sus cadáveres en la morgue, lo que ubicaba el doble crimen en horas de la madrugada del 25 de agosto, algo que para su defensa beneficia a Del Río hijo, porque en ese momento se encontraba en su casa del country Nordelta de Tigre. Pero luego, a través de un "acta" firmada por el médico autopsiante y tres de sus superiores en Policía Científica, se corrigió esa estimación "hasta 36 horas" antes del examen en la morgue, lo que incluye la tarde del 24 de agosto, que es el momento -entre las 17.33 y las 18.30-, en el que los fiscales le imputan a Del Río hijo la comisión del supuesto parricidio.

Por otra parte, Del Río afirmó que todos los que dicen haberlo reconocido como el "caminante encapuchado" que quedó filmado con las cámaras de seguridad municipales y privadas caminando desde Capital Federal hasta la casa del matrimonio asesinado la tarde del crimen, son personas que están enemistadas con él. Y también trató de desacreditar otro de los indicios que los fiscales utilizaron para solicitar su detención, que están relacionados a los momentos previos al doble asesinato.

Del Río cambió de versión en relación a qué estuvo haciendo durante la franja horaria clave de la tarde del 24 de agosto, donde los fiscales lo acusan de haber ido y vuelto caminando de Núñez a Vicente López a matar a sus padres.

En su primera indagatoria, había dicho que esa tarde estuvo dentro de su camioneta estacionado en Núñez contestando mails y mensajes, algo que la fiscalía ya constato que no era cierto, a partir de la apertura del celular del acusado. En cambio, según fuentes judiciales, hoy Del Río dijo que en esa franja horaria se le tildó el celular luego de haber usado la App de Mercado Pago y que estuvo trabajando escribiendo a mano una propuesta comercial para un negocio.

Tras la indagatoria, Del Río volvió a ser llevado a su celda de la DDI de San Isidro.

Si se tiene en cuenta las tres declaraciones que brindó primero como testigo (ya sin validez judicial por ser ahora imputado), y la indagatoria del pasado 8 de septiembre, esta fue la quinta versión de los hechos que Del Río dio ante los fiscales Gómez, Semería y Musso.

Del Río padre y su esposa Alonso aparecieron asesinados, él de tres balazos y ella de uno, el pasado 25 de agosto en el interior de su automóvil en el garaje de su casona de la calle Melo 1101, de Vicente López.

Si bien tras el hallazgo de los cadáveres había sido aprehendida la empleada doméstica del matrimonio asesinado, María Ninfa Aquino, más conocida como “Nina”, los fiscales solicitaron la detención del hijo menor de los fallecidos, Martín, que se concretó el 7 de septiembre.

Para el equipo de fiscales, el comerciante que heredó los negocios de su padre fue quien el 24 de agosto por la tarde llegó a la casa de la calle Melo, con alguna excusa convenció a sus padres para subirse al auto Mercedes Benz E350 estacionado en la cochera y los ejecutó con una pistola calibre 9 milímetros desde el asiento trasero, para luego simular un robo en la propiedad y huir de la escena del crimen.

Los fiscales creen que el móvil fue económico, ya que no podía sostener la mentira de una mudanza que les había prometido a un departamento de Núñez valuado en más de un millón y medio de dólares que no había terminado de comprar.