Un nuevo hecho de violencia invadió al fútbol argentino. En este caso, entre los propios protagonistas. Quilmes y Chacarita se encontraban disputando un amistoso de pretemporada, el último antes del comienzo de la Primera Nacional.
En medio del curso del complemento del encuentro, integrantes de ambos planteles se fueron a las trompadas. El campo de juego del estadio del cervecero se transformó en un ring, cuando al menos 60 personas invadieron la cancha y hubo golpes entre varios integrantes de los planteles.
La pelea dejó jugadores e integrantes del cuerpo técnico y medico de ambos equipos con contusiones, productos de los empujones y golpes de la pelea.
De acuerdo a lo que indicaron fuentes del plantel funebrero, la situación "se calentó" ante el accionar del árbitro del encuentro, que no sancionó de manera acorde la violencia con la que se estaba disputando el partido. Quilmes ganaba 3 a 1 en un clima tenso que fue aumentando el nerviosismo de los jugadores, los cuerpos técnicos y hasta las personas que veían el partido desde las tribunas. Una falta intrascendente en la mitad de cancha hizo que las discusiones pasaran a mayores. Un reclamo airoso terminó en empujones y, luego, en el tumulto que generó la pelea. Fue tan polémica la actuación de la autoridad que cuando advirtió que todo se había escapado de su dominio, se fue de la cancha.
Anibal Biggeri, entrenador de Chacarita, dijo que el equipo estaba nervioso porque llegaron a estar perdiendo 3 a 0 “por errores arbitrales”, y consideró que el penal que cobró el árbitro “te saca de contexto porque ninguno pensó que lo podía cobrar”, pero después lo que pasó “se nos fue de las manos, son cosas que no tienen que pasar”.
El video de los hechos:
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