La Inteligencia Artificial es el reto del futuro. Pero, en cierto modo, también es muy presente. Una innovación sin precedentes que ya ha cambiado nuestra forma de acercarnos a la realidad. Y se puede ver en la vida cotidiana, en tan solo unos sencillos pasos.
Los asistentes de voz son un brillante ejemplo de Inteligencia Artificial, al igual que los BOT y, más concretamente, los ChatBots, especializados en el diálogo con humanos. El interlocutor, por supuesto, es un sofisticado sistema de Inteligencia Artificial. Por lo tanto, está destinado a ser cada vez más una herramienta decisiva, en todos los ámbitos, desde la educación y especialmente en los juegos de azar.
En el contexto actual, la industria del juego utiliza la Inteligencia Artificial y, mediante el análisis de datos históricos, anticipa posibles resultados o comportamientos futuros. Esta capacidad es crucial e indispensable para el diseño de juegos, la definición de cuotas, la gestión de riesgos y la creación de perfiles de clientes.
ChatGpt, producto estrella de OpenAi, está suscitando un gran debate, ya que ha pasado de ser una herramienta de procesamiento eficaz a un medio problemático que hay que frenar y, en algunos casos, limitar, como fue el caso del examen de Bachillerato 2023.
En definitiva, se piense lo que se piense, herramientas como ChatGPT seguirán teniendo peso y habrá que contar con ellas a partir de ahora. Entre otras cosas porque nadie se quedará con los brazos cruzados. Y mucho menos los gigantes del mundo de la informática. Entre ellos, obviamente, no falta Google.
El mayor motor de búsqueda del mundo, pionero en innovaciones y estudios destinados a mejorar la calidad de sus servicios, ya ha elaborado su propia respuesta a las cumbres OpenAi y ChatGPT.
El gigante de Cupertino ha lanzado el que está llamado a convertirse en su producto estrella: el 13 de julio se puso a disposición de los usuarios Bard, un chatbot disponible en más de 40 idiomas con el ambicioso objetivo de potenciar la imaginación humana, desarrollar nuevas ideas y estimular la creatividad.
Google ha fijado su objetivo: crear un enfoque ambicioso y responsable de la Inteligencia Artificial, en el que también pretende intentar poner freno a los riesgos asociados a un uso excesivo.
De hecho, antes del lanzamiento, Google ha puesto en marcha un amplio proceso de consulta, incluso a nivel jurídico, para garantizar la máxima seguridad de los datos y la privacidad de los usuarios. Los usuarios podrán dar su opinión, por supuesto, a través de comentarios que permitirán a Google informar de problemas, respuestas inexactas, etc.
Bard ofrecerá así lo mejor de su potencial. Aprendiendo constantemente, se entiende pero también escuchando las respuestas en voz alta, pudiendo así aprender la pronunciación correcta. Además, dispone de un comando para cambiar el tono y el estilo de la respuesta. Pero Google no se detiene ahí: Bard incorpora al menos cuatro nuevas funciones: fijar, organizar y editar conversaciones, por ejemplo. O incluso utilizar imágenes en los avisos y archivar los datos hasta eliminar toda la actividad.
Un reto abierto a ChatGPT y a todos los futuros competidores. Sólo el tiempo dirá quién saldrá vencedor de este enfrentamiento entre gigantes deseosos de cambiar el mundo tal y como lo conocemos hoy.