Este jueves se estrenó otra producción argentina de alto presupuesto, un thriller tradicional basado en una novela de Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares.
La historia se ambienta en los años 40 en un hotel aislado de la costa bonaerense. Un sitio paradisíaco, como lo describe el médico homeópata que encarna un correcto Guillermo Francella.
El genio de Bioy Casares se transmite con fidelidad, construyendo una atmósfera enrarecida presente en casi todas sus narraciones, manteniendo además su particular ironía. También cuenta con su mirada peculiar del universo femenino: La historia teje un vínculo lleno de celos e histeria.
Luisana Lopilato (que sorprende con un personaje maduro luego de una ausencia bastante prolongada en ficción), interpreta a Mary. Entre ella y el médico hay un romance tan pasional como posesivo. Es que Mary remite a las típicas femme fatale del cine de policial negro: bellas, oscuras e inciertas. Pero en esta película es este personaje quien aparece muerto. El enigma se centra en descubrir quién la mató, sabiendo que cualquiera podría haberlo hecho porque todos los huéspedes del hotel tienen motivaciones vinculadas con el amor, los celos y el poder.
Se nota que Francella y Lopilato ya tenían muchísima confianza por su experiencia de trabajo en “Casados con hijos” porque resuelven de manera muy natural la pasión y el desborde que los atraviesa.
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