"Escuché un grito de desesperación", dijo un testigo que presenció el ataque al ingeniero de Beccar en Palermo

Un vecino de Palermo que se encontraba en el lugar del crimen, prestó declaración ante la Justicia y dio detalles sobre lo ocurrido aquella noche del 30 de agosto.

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Foto: Mariano Barbieri, la víctima del hecho

Un país entero continúa conmocionado por aquel trágico episodio ocurrido el pasado 30 de agosto en los bosques de Palermo. Mariano Barbieri, ingeniero civil de Beccar, San Isidro, transitaba normalmente por allí, cuando un hombre con fines de robo se le acercó y, luego de un forcejeo, lo mató de una puñalada en la región torácica. A día de hoy, y ya habiendo un sujeto detenido y procesado como presunto autor del hecho, la Justicia citó a un testigo clave que presenció el ataque y brindó detalles de lo sucedido.

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El testigo central que tiene la causa contó que escuchó "un grito de desesperación" y que en principio creyó que se trataba de un simple robo de celular. Vecino del barrio porteño de Palermo y cuya identidad se mantiene en resguardo por pedido de la Justicia, dijo que esa noche paseaba a su perro por la Plaza Sicilia y que, a una distancia aproximada de entre 20 y 25 metros, observó la secuencia.

Al prestar declaración primero ante la Policía de la Ciudad y después ante la jueza de la causa, Yamile Susana Bernan, explicó que estaba "en el centro del parque" y "distraído usando el celular" cuando cerca de las 22:40 horas escuchó "un grito" y vio a "dos personas forcejeando, una como tirada en el piso y la otra a su lado, medio como en cuclillas".

Según la declaración a la que tuvo acceso Télam, el muchacho aclaró que ambas personas "estaban en un caminito como de ripio, de piedras color ladrillo" y recordó que "cuando forcejearon se levantó algo de polvo".

En ese tramo de la testimonial, el hombre aportó un dato que no se conocía y que está relacionado a que Barbieri, al ser atacado, estaba sentado en el parque, probablemente contemplando la luna, algo que unos minutos antes le había anunciado que haría a una amiga con la que había intercambiado unos mensajes de WhatsApp.

Es que Mariano Barbieri quedó registrado en una cámara de seguridad unos minutos antes del ataque caminando rumbo a los bosques de Palermo, mientras le avisaba vía WhatsApp a una amiga que estaba yendo a “hacer la meditación de la luna llena”.

"La víctima estaba en el piso, sentada con las piernas cruzadas y a su lado estaba el otro sujeto, como en cuclillas", describió el vecino de Palermo.

Aseguró que "poco después escuchó un segundo grito", pero remarcó que "el primer grito que escuchó fue el más fuerte, como de desesperación o dolor, por lo que creía que en ese momento apuñalaron a la víctima".

El testigo dijo que alcanzó a ver que Barbieri "le sujetaba la muñeca al agresor como para defenderse" y que "mientras forcejeaban, ambos rodaron por el suelo, que después se separaron y que la víctima se levantó como sujetándose el pecho, y recién entonces pidió ayuda".

De acuerdo a lo que quedó plasmado en la testimonial, el hombre afirmó que "la víctima y el atacante no llegaron a verlo porque él estaba parado en un lugar oscuro" y que habrá tardado entre 30 segundos y un minuto para hacer la llamada al 911 en la que reportó que había habido "una pelea y que un atacante golpeó a otra persona" y que el agresor había huido corriendo hacia Berro y Casares.

Es que el propio testigo aclaró ante la Justicia que "en el momento pensó que lo que presenció no había sido algo grave, por lo que se fue a dormir", que nunca vio un cuchillo y que "creyó que fue un robo de celular porque vio que el atacante se llevó un teléfono con la linterna o el flash prendido, y que recién al otro día se enteró de lo que pasó".

También relató que segundos después vio que Barbieri se levantó y se fue en dirección opuesta a su agresor, hacia la heladería "Cremolatti" de avenida Libertador y Lafinur.

El testigo dijo que "recordaba las características del atacante casi perfectamente" e hizo una pormenorizada descripción del asesino que luego le permitió a la División Homicidios de la Policía de la Ciudad encontrar en al menos 15 cámaras de seguridad imágenes del imputado Suárez (29) llegando y huyendo de la escena del crimen hacia el Barrio 31 de Retiro donde fue detenido el pasado 4 de septiembre.

Comentó que vestía "un pantalón azul, zapatillas deportivas, una campera tricolor azul, blanco y rojo con capucha roja, gorra" y que llevaba algo "como una campera blanca en el brazo izquierdo", "una mochila" y "una bufanda".

Dijo que el agresor "era de tez trigueña, cabello de color castaño oscuro corto, no al ras, de contextura flaca y muy ágil, porque salió corriendo muy rápido", al punto de que, según acotó, "él hacía running y no lo podría haber alcanzado".

También aclaró que le vio la cara "de perfil" y con "la gorra puesta" cuando el atacante, al huir, pasó corriendo debajo de una luminaria y que calculaba que de verlo así nuevamente, podría reconocerlo, algo que efectivamente luego hizo en la alcaidía de Tribunales cuando identificó a Suárez en rueda de presos.

Por último, le dijo a la jueza que la persona que la Policía de la Ciudad le exhibió en los videos y fotografías y que fue identificada en la causa como Suárez, "era efectivamente a quien vio el día del hecho atacando a la víctima".

El testigo presencial también marcó en un mapa de la plaza Sicilia, los lugares exactos donde estaba posicionado él (señalado con un 1), donde ocurrió el ataque (2) y los trayectos de escape que recorrieron víctima (B) y victimario (A), algo que, junto a lo relevante de su declaración, la propia jueza Bernan destacó en la resolución en la que el miércoles pasado procesó con prisión preventiva a Isaías José Suárez como autor de un "homicidio agravado criminis causa en concurso real con un robo agravado por su comisión con armas".

"La claridad y precisión del testimonio, sumado al plano realizado por testigo permitieron reconstruir y puntualizar el lugar donde aconteció el feroz y mortal ataque", resaltó la jueza en ese fallo.

El crimen de Barbieri provocó el desplazamiento del entonces ministro de Justicia y Seguridad porteño, Eugenio Burzaco (el día del hecho se encontraba en Estados Unidos viendo un torneo de tenis), y su reemplazo por Gustavo Coria.

El 8 de este mes, la familia del ingeniero encabezó en Palermo una marcha para pedir justicia por el crimen y por todas las víctimas de violencia, bajo el lema "No me quiero morir", en referencia a las últimas palabras que pronunció Barbieri antes de desplomarse en el interior de la heladería a la que entró para pedir ayuda.