Tigre lo perdió sobre el final con Lanús y se volvió con las manos vacías del sur

El Matador lo empataba con el Granate, pero a los 90 se quedó sin nada. Cayó por 3 a 2. Los goles del equipo de Victoria los marcaron Ramiro Carrera en contra y Florián Monzón.

Tigre se quedó sin anda en La Fortaleza frente a Lanús. Comenzó ganando y sobre la hora se quedó sin nada, en un partido frenético por momentos. Los goles del Matador los marcaron Ramiro Carrera en contra después de un remate de Nahuel Banegas y Florián Monzón.

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Con el ingreso de Leizza por Paz, Domínguez decidió a la base que venía de ganarle a Riestra. Los primeros 20' de partido en la Fortaleza tuvieron a Tigre con el dominio de la pelota pero con ataques algo lentos y a Lanús con incursiones más directas y llegando con peligro al arco de Zenobio: dos remates desde los costados que por suerte se fueron por encima del travesaño.

Tigre logró responder con la escalada de Banegas por izquierda. Ahí estaba la llave de los ataques, a espalda de Pérez. Con Armoa y Ortega poco resolutos por derecha, el Matador buscaba lastimar por el costado opuesto. A los 25' comenzó a hacerse más de ida y vuelta el trámite.

El local empezó a ponerse nervioso por los murmullos de los hinchas y es ahí donde Tigre pudo desnivelar. Un centro de Ortega que parecía ir a cualquier lado le cayó en los pies a Banegas: zurdazo, desvío en Carrera y gol. El Matador fue por más pero no pudo generar más chances claras. 1-0 al vestuario.

Lanús salió con una energía renovada al segundo tiempo y aprovechó la pasividad de Tigre para igualar las acciones por intermedio de Salvio. A los 17', Domínguez decidió mandar a su carta goleadora a la cancha: Eric Ramírez por Armoa, de muy discreta noche.

En una ráfaga, Lanús lo dio vuelta con otro gol de Salvio casi calcado al anterior, a espaldas de Nardelli y Banegas. Antes de que el partido se le haga cuesta arriba, Tigre lo empató de contragolpe: centro de Ortega, asistencia perfecta de Ramírez en el aire y gol de Monzón.

Tigre quiso ir a buscarlo pero nunca terminó de animarse. Domínguez se guardó los cambios y lo pagó caro: el mediocampo quedó partido y Bou tuvo suficiente espacio como para inventar una chilena infernal para ganar el partido y dejar a Tigre con las manos vacías.

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