Julián Jato es, con tan sólo 18 años, una de las joyas del deporte de alto rendimiento, aunque apenas lleva un año participando de las categorías mayores de la gimnasia artística, disciplina en la que se desarrolla. El Heredero, dicen también algunos comentarios en las redes sociales sobre la figura de Julián, haciendo alusión a Federico Molinari, vecino de San Isidro, quien además de ser un referente en la materia es el actual entrenador del joven vecino de Florida Oeste.
Toda su vida vivió en Vicente López, y desde muy pequeño comenzó a vincularse con la gimnasia artística. A partir de los 4, y sin ninguna historia familiar relacionada con este deporte, Julián empezó a mostrarse haciendo acrobacias, saltando por los sillones y demostrando un interés particular por el movimiento de su cuerpo. Hasta ese momento, quizás, como cualquier niño. "Saltaba por todos lados, capaz veía alguna cosa en la tele y quería imitarla, y casi por una cuestión de seguridad y un poco del pensamiento de 'si es lo que le gusta, que lo pruebe', mi mamá y mi papá me llevaron a practicar a un club del barrio", recuerda en una conversación con Que Pasa, sobre sus primeros pasos en el Centro Gimnástico Integral (CGI) de Vicente López.
Rememora también que al principio no le gustó demasiado, porque "de chiquito tenía que tener más límites con el cuerpo", podía lastimarse, y era "más un juego que otra cosa". Probó con otros deportes, como el fútbol. Pero apenas un año después volvió a su primer amor, comenzó a entrenar y a subirse a los aparatos de la práctica propia de la gimnasia con sólo 5 años.
Un año y medio después, ya entrenaba habitualmente en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CENARD) y tenía competencias nacionales. "Sabía que quería seguir compitiendo, y la posibilidad de entrar al CENARD era algo buenísimo, por su infraestructura, y porque estás rodeado de los mejores, que entrenan con vos, el ejemplo de Fede (Molinari) a quien yo veía entrenar, y estar en ese ambiente te ayuda a mejorar mucho", expresa Jato.
El deportista, por su preparación, tiende a ser una persona organizada y con disciplina y, en este sentido, Julián dice que ese fue un factor importante que lo llevó a ordenarse con la escuela secundaria (cursó hasta 4° año de la secundaria en el Instituto Fátima de Villa Martelli), a terminar sus últimos dos años a distancia, por la carga horaria de los entrenamientos, y a elegir también estudiar la carrera de Nutrición, aunque su enfoque hoy está netamente volcado a lo deportivo. "Al principio estaba algo molesto por tener que dejar a mis compañeros de colegio, y con un poco de miedo por el nuevo sistema de estudio, pero después me resultó muy simple y muy cómodo, y me permitió mejorar mucho el entrenamiento, pasar a hacer doble turno, y desestresarme por tener que correr menos", explica sobre su cambio de rutina.
Esa disciplina se ve también en la preparación física y en el entrenamiento: el primer turno en el CENARD arranca alrededor de las 9 de la mañana, y se extiende hasta las 12.30, allí hace un pequeño break para el almuerzo, y nuevamente a las 14 a entrenar, hasta cerca de las 16.30. Eso, claro, de lunes a viernes, pues el sábado, para estar "más liviano" y poder mantener la vida social que tiene un joven de 18 años, sólo hace el turno matutino.
A eso hay que sumarle lo que Julián denomina el "entrenamiento pasivo": cuidarse con las comidas, descansar lo necesario, disfrutar de los ratos libres con la familia y los amigos. "Siempre uno puede organizarse y hacer tiempo para todo. A las 18 estoy en mi casa, y tengo casi todo el sábado y domingo libre. Hay que encontrarse en los distintos roles".
Campeón sudamericano en las categorías pre infantil, infantil y juvenil, hace un año que comenzó su experiencia en mayores, y en su primer año ya logró una medalla de bronce en los Juegos Odesur que se disputaron en la ciudad de Cochabamba en junio pasado, su primer competencia internacional en la categoría.
"El principal objetivo es llegar a un Juego Olímpico. El más cercano es Tokio 2020, aunque todavía voy a ser un poco joven. En la gimnasia masculina, 20 años es una edad temprana. Por edad y por experiencia, voy a llegar mejor preparado para el 2024, aunque estamos haciendo todo lo posible para estar en Tokio, y poder ir ganando cercanía con una competencia tan importante", reflexiona, y destaca la importancia de todas las competencias clasificatorias y del trabajo día a día.
"Si bien es una responsabilidad extra, intento tomarlo como una motivación y una ayuda para seguir mejorando, consiguiendo cosas y acercarme más a mis objetivos", dice Julián sobre la herencia con la que tiene que relacionarse por su vínculo con Molinari. "Tengo que aprovechar su experiencia, los años en este deporte, la competencia que tiene encima, es lo principal, más allá del entrenamiento propio. A la hora de competir, la tranquilidad de la cabeza es súper importante, y en eso Federico me ayuda un montón", cierra El Heredero, que fue declarado Vecino Destacado de Vicente López por el Concejo Deliberante, a través de un proyecto presentado por la concejal Meneca Djedjeian.