En los últimos días, las empleadas domésticas de Nordelta sacaron a la luz un conflicto con la empresa MaryGo, que se encarga del traslado de las personas desde la entrada principal del barrio hacia cada uno de los 23 barrios que se encuentran en su interior. Las trabajadoras sostienen que desde la empresa y los propios habitantes del barrio se las discrimina, porque no les permiten viajar en este transporte.
“Mercedes” (nombre ficticio), una de las 8 mil trabajadoras que realiza su actividad en este barrio privado de Tigre fue una de las voces que denunció la situación en el programa radial El horno no está para bollos, de Marcelo Zlotogwiazda. El conflicto, dice, comenzó hace algo de dos meses. “No nos quieren subir o hemos subido y nos quieren bajar. Nos están discriminando”, cuenta y explica: “Nos dicen que no podemos viajar paradas en las combis que vienen de Capital, pero a su vez viajamos de esa manera en las combis internas, entonces se contradicen en sus dichos. Cuando somos pocas, el chofer se anima a bajarnos y a dejarnos sin posibilidades de viajar a nuestro trabajo”.
El pasado martes, las trabajadoras realizaron un corte en protesta de esta situación. “Escuchamos que la gente no quiere que viajemos con ellos desde Capital porque tenemos olor, o porque somos paraguayas, o por nuestra vestimenta. Hay discriminación hacia nosotras. Y después de dos horas de espera esa situación explotó y ahí decidimos hacer el corte, que salió desde la bronca que teníamos todas”, explica, y dice además que en el momento que realizaron la acción pasaron combis vacías de Capital a Nordelta, pero que tampoco quisieron subirlas. “Después de que viniera el dueño de las combis y la policía, nos mandaron cuatro porque les dijimos que sino íbamos a volver a cortar”.
Además, a esta situación se suma que, de acuerdo a lo relatado por Mercedes, estas combis son el único transporte para poder recorrer el barrio, y en muchos casos las trabajadoras deben pagarlo de su bolsillo. “Salen $40 para entrar y $40 para salir. Hay compañeras a las que los patrones les pagan el transporte, pero otras, encima, tienen que pagarlo ellas, cuando no hay otra posibilidad para entrar", cuenta.
Quien también contó la experiencia de los trabajadores en el barrio al programa de Zlotogwiazda fue Ariel, un vecino de Nordelta. “A diario uno se topa con situaciones de discriminación, esto no es algo nuevo, y ocurre no solo con las trabajadoras domésticas, sino con la mayoría de los empleados del barrio”, dice el vecino que hace 3 años vive en el barrio. “En algunos casos es bochornoso el trato que tienen. La realidad es muy contrastante, y eso muchas veces entra en conflicto.”
“Hay una sola línea de colectivos pública, la 720, que pasa cada una hora, y el resto es transporte privado, no es sólo en Nordelta, sino en todo el corredor Bancalari”, explica el vecino, quien además contó una situación vinculada a un trabajador, sucedida el año pasado: “Tuve un episodio bastante dramático, en un día de mucho calor. Cuando salí al balcón vi que había un jardinero tirado en el piso. Le pregunté si era reciente, y estaba sin pulso, sin vida. Le pedí al compañero que llame a la guardia y la ambulancia llegó a los 50 minutos, y la moto del barrio llegó a los 25 minutos, sin ni siquiera un botiquín. Un día de 38 grados, a las dos de la tarde, no puede estar un jardinero trabajando, sin agua ni nada. La respuesta fue muy vaga y muy difusa: 'No estamos preparados para estas contingencias'".
Al conflicto puntual por el transporte, se suman además los "maltratos" que Mercedes define como “de todos los días” por parte de los empleadores, y en ese sentido la mujer contó su experiencia, coincidiendo con Ariel. “En mi caso, tengo una relación tranquila con mis patrones, pero tengo muchas experiencias de pasar por casas donde encontré a otros patrones revisándome el bolso, o me despidieron y me pagaron la mitad del mes y después me decían que pasara a cobrar, hasta que te cansabas por las vueltas que daban, y no volvías. Tengo compañeras a las que les pasa”, expresa.
Los reclamos por los insultos y maltratos verbales, dice Mercedes, son moneda corriente para ella y otras trabajadoras de Nordelta, que ahora esperan por una resolución para, al menos, poder volver a viajar en condiciones dignas para ir a su trabajo. "Vamos a luchar por todas nuestras condiciones de trabajo, que entendemos que no son las que nos corresponden. Muchas prestan sus servicios en condiciones inhumanas", cerró Mercedes.
¿Qué dicen desde Nordelta y la empresa MaryGo?
Luego de la mediatización de lo sucedido, Diego Moresco, director ejecutivo de Nordelta, definió como "un disparate" la idea de propietarios y empleados no viajen juntos. Además, señaló a Clarín: "No me llegó la queja, pero la repudio" y afirmó que el problema de fondo es la situación del transporte en el barrio, que "no da abasto". Por eso, desde la Asociación Vecinal, de la que Moresco forma parte, debaten la posibilidad de la incorporación de la línea 720. "Tenemos 35 mil personas viviendo en Nordelta y otras 10 mil que vienen a trabajar. El transporte es insuficiente. Por eso, estamos intentando llegar a un consenso para resolver este tema", sostuvo.
Por su parte, Nicolas Pasqualini, director del servicio de combis MaryGo, contó que el conflicto comenzó en marzo pasado. "En marzo, parte de la Asociación Vecinal de Nordelta quiso que empezara a entrar al predio un colectivo público, el 720. Esto finalmente no ocurrió por resistencia de otro grupo pero, mientras se definía si llegaba o no y ante la supuesta incorporación, nosotros retiramos casi el total de las combis que solo recorrían Nordelta. Esto hizo que bajara la frecuencia de este servicio y que solo quedaran firmes las que van a Capital. En ellas, llevamos a la gente que paga el viaje hasta Capital, no hasta el ingreso de Nordelta”, dijo a Clarín.
Por último, en relación al conflicto y a lo que se denuncia sobre los comentarios de los dueños que viajan en las combis, explicó que "nunca nos dijeron que no querían que empleados y propietarios viajaran juntos", aunque "sí hay una gran falta de consideración por parte de la Asociación con respecto a las empleadas domésticas que tienen que llegar a sus trabajos con menos frecuencia que la que tenían antes a raíz del desembarco fallido del colectivo"