Haces unos meses, cuando la cuarentena llegaba al país impidiendo, entre tantas otras cosas, que la pelota ruede, desde Solo Chaca les llevábamos a los simpatizantes de Chacarita una particular y rica historia, que tenía como protagonistas al mismísimo Diego Armando Maradona y al Funebrero.
Y hoy, llegando casi a las 24 horas desde la confirmación oficial del fallecimiento del astro argentino, en honor a él y a todas las alegrías que nos brindó, volvemos, una vez más, a hacer referencia a esa histórica unión que, al menos por unas horas se dio, entre Chaca y el Diego. El día en el que el más grande, se puso la más linda.
Corría el año 1993, Chaca se ubicaba transitando el Torneo de la Primera B Metropolitana 93/94. Su entrenador era Miguel Ángel Lemme, amigo del 10, quien se encontraba sin club luego de su retorno al país después de haber pasado por el Sevilla de España.
Los hechos arrancan un día como cualquiera, en el que el plantel funebrero se dirigió hacia los Bosques de Palermo para entrenar. Sin embargo, aquella entrada en calor que se estaba por venir no iba a ser una más, iba a ser histórica. Estaciona un coche, y el que se baja era el mismísimo Diego Armando Maradona. Ante la emoción y el desentendimiento de todos aquellos que estaban presentes, el 10 entra en acción, se saluda con su amigo Lemme, y comienza a trotar a la par de los jugadores de Chaca.
Finalizada la práctica, el entrenador invita a Pelusa a participar de un partido amistoso del día posterior frente a Comunicaciones en Agronomía. Dicho y hecho, el astro dio el visto bueno, y a las 24 horas se apareció por el estadio del Cartero. Los equipos se prepararon y el árbitro dio el pitazo inicial, haciendo que sea inolvidable, como cada gol y como cada gambeta que nos regaló, el recuerdo del día en que Maradona jugó en Chacarita.