Agotamiento y golpe de calor en los niños: cuáles son sus síntomas y cómo prevenirlos

El agotamiento y el golpe de calor son riesgos graves para los niños durante los días más calurosos del año. Reconocerlos, actuar rápidamente y prevenirlos es clave para proteger su salud y bienestar.

Las altas temperaturas del verano pueden convertirse en una amenaza para los niños y bebés, quienes son especialmente vulnerables debido a la inmadurez de su sistema de termorregulación. Según la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), “los menores de 4 años, y especialmente los lactantes, no manifiestan su sensación de sed y tienen menos capacidad para disipar el calor, lo que aumenta significativamente su riesgo de deshidratación y golpes de calor”.

El golpe de calor es una afección grave en la que la temperatura corporal puede superar los 39-40 °C, generando daños en órganos vitales. Antes de llegar a este cuadro, es frecuente que los niños presenten agotamiento por calor, una etapa previa en la que se observan síntomas como sudoración excesiva, debilidad y deshidratación.

“La deshidratación y el agotamiento pueden ser tratados si se reconocen a tiempo, pero el golpe de calor puede ser fatal en el 10-30 % de los casos”, advierte la Dra. María José Lirola Cruz, pediatra del Grupo IHP. Por eso, es fundamental saber identificar los síntomas y actuar de inmediato.

“La hidratación es clave en los días calurosos. En lactantes menores de 6 meses, se recomienda aumentar la frecuencia de las tomas de leche materna, mientras que en niños más grandes se deben ofrecer líquidos con frecuencia, incluso si no piden agua”, destaca la Dra. Noemí D’Artagnan, de la SAP.

Diferencias y síntomas: ¿cómo identificarlos?

El agotamiento por calor y el golpe de calor comparten síntomas iniciales, pero tienen diferentes niveles de gravedad. Reconocer estas señales puede ser la diferencia entre una rápida recuperación y una situación de emergencia médica.

Agotamiento por calor:

  • Sudoración excesiva.
  • Piel fría, húmeda y pálida.
  • Mareos, debilidad, desmayos.
  • Sed intensa y sequedad bucal.
  • Calambres musculares.
  • Irritabilidad o llanto inconsolable en bebés.
  • Náuseas, vómitos y pérdida de apetito.

Golpe de calor:

  • Temperatura corporal superior a 39-40 °C.
  • Piel roja, caliente y seca (ausencia de sudoración).
  • Desorientación, confusión o pérdida de conocimiento.
  • Dolor de cabeza intenso.
  • Vómitos, diarrea y convulsiones.

“La piel seca y caliente junto con la ausencia de sudoración son indicadores claros de un golpe de calor. En estos casos, el tiempo es crítico y es necesario buscar atención médica inmediata”, señala la Dra. Vanina Stier, de la SAP.

¿Qué hacer ante síntomas de agotamiento o golpe de calor?

Si se trata de agotamiento por calor:

  1. Traslade al niño a un lugar fresco y ventilado.
  2. Ofrezca líquidos, preferiblemente soluciones de rehidratación oral.
  3. Retire la ropa y aplique compresas frías en cuello, axilas y cabeza.
  4. Permita que el niño descanse en un entorno fresco y vigile su evolución.

Si se sospecha un golpe de calor:

  1. Llame inmediatamente a un servicio de emergencias o acuda a un centro médico.
  2. Enfríe al niño con baños de agua fría o compresas húmedas en todo el cuerpo.
  3. Evite ofrecer líquidos si el niño está inconsciente o desorientado.

Cómo prevenir el agotamiento y el golpe de calor

Adoptar medidas preventivas simples puede proteger a los niños de los efectos del calor extremo. Estas son las recomendaciones de los especialistas:

  • Hidratación constante: Ofrezca agua o jugos naturales frecuentemente, incluso si el niño no manifiesta sed. En lactantes, incremente la frecuencia de las tomas de leche materna.
  • Evitar la exposición al sol: Restrinja las actividades al aire libre entre las 10 y las 16 horas, los momentos de mayor intensidad solar.
  • Protección adecuada: Utilice ropa liviana, de algodón y colores claros. En mayores de seis meses, aplique protector solar (factor 30 o superior) cada dos horas.
  • Refrescar con frecuencia: Los baños y duchas frecuentes ayudan a regular la temperatura corporal.
  • Cuidado en los vehículos: Nunca deje a un niño solo en un automóvil estacionado, ni siquiera por un momento.

“La prevención es nuestra mejor herramienta frente a las altas temperaturas. Medidas simples como mantenerlos hidratados, evitar el calor directo y estar atentos a los primeros síntomas pueden marcar la diferencia”, concluye la Dra. D’Artagnan.