Los montos y topes de las categorías fueron ajustadas la última vez en septiembre de 2013 a pesar de la inflación del 110 por ciento. Eso lleva a que muchos contribuyentes, sin tener un ingreso mayor real, deban pasar a una categoría superior, con mayores cuotas y trámites administrativos, o salir de este llamado “régimen simplificado” para pagar cuotas más altas y mayores trámites y gastos contables. Para los monotributistas que facturan por tareas de servicios el tope sigue en $ 400.000 anuales y por venta de cosas llega a $ 600.000 anuales pero si emplean hasta 3 trabajadores.
Además, la AFIP se puso más firme y en los primeros 3 meses de este año excluyó o dio de baja a 11.000 monotributistas porque del cruce de datos surgió que los ingresos o gastos de esos monotributistas eran superiores a la escala de la categoría declarada. Como ahora, en los primeros días de mayo, está la posibilidad de la recategorización, para no superar el tope del sistema muchos monotributistas prefieren postergar la facturación para después de mayo.
El tributarista Marcelo D. Rodríguez dice que “ con el correr de los años, a los monotributistas se les puso complejo cumplir con el régimen en virtud de las mayores obligaciones, como la facturación electrónica, régimen de información cuatrimestral, recategorización en función a los parámetros de adhesión. Y también porque están obligados a llevar un registro de sus compras y ventas, ya que ante la falta de soporte documental, el fisco está habilitado para excluirlo del Régimen”.
También la falta de actualización de los parámetros “trae como consecuencia, que quien fuera excluido del régimen, sufra un “salto al vacío” porque al ingresar al régimen general pasa a padecer las inclemencias del impuesto a las Ganancias, que desde hace años se ha tornado un impuesto inequitativo, injusto y que no contempla la capacidad de pago de los contribuyentes.
Además, deben inscribirse en el IVA, impuesto que muchas veces debe ser absorbido, como ser el caso de los sujetos que prestan servicios a consumidores finales como profesionales, cuentapropistas, pequeños comercios”. Y agrega que “ la AFIP se ha montado en una “cruzada” tendiente a excluir del régimen a todos aquellos sujetos que estén dentro de algunas de las “causales de exclusión” previstas en la ley. Muchas de estas causales son desconocidas por los contribuyentes, y por eso, resultan ser una “presa fácil”, para el radar del Fisco”.
Marcelo Dominguez, docente de Tributación de la UBA dijo que “el Monotributo surgió oportunamente ante la multiplicidad de impuestos y de requisitos formales que recaen sobre los comerciantes y prestadores de servicios, con el que se buscó incluir en el Sistema a los contribuyentes que no cuentan con una estructura administrativa adecuada, además del objetivo recaudatorio”.
Pero también provocó “muchas situaciones anómalas en el sistema económico para muchos comerciantes minoristas y prestadores de servicios porque el monotributo pasó a ser sólo el límite legal a los “ingresos blancos”.
El Estado debe garantizar que la salida del Monotributo sea gradual para amortiguar los efectos negativos de la eventual salida del Monotributo. “El diseño de un estadio intermedio entre el Monotributo y el Régimen General, parece ser el camino más adecuado para acompañar el crecimiento de los pequeños contribuyentes”, propone Domínguez.