El martes 21 de mayo, la fábrica de Alijor ubicada en la localidad de Garín (Escobar) amaneció cerrada y, según denunciaron desde el Sindicato de Trabajadores de la Industria Alimenticia (STIA), en el lugar se encontraron con los autos de los directivos de la empresa bloqueando el portón de acceso por decisión del dueño. Por este motivo, decidieron comenzar un proceso de toma de la fábrica, que fue levantada el martes por la noche.
El conflicto se dio, de acuerdo a lo que explicó el Sindicato, por no acordar la indemnización en los últimos doce casos de despidos llevados adelante por la empresa, y “entonces la familia Biderman ordenó el lunes el desalojo de la planta y el martes, no permitió la entrada de los 240 operarios”. Ante esta situación, el gremio denuncia que “se está realizando un lockout patronal” y formuló las actuaciones ante la Justicia y la Secretaría de Trabajo.
Tras lo que el gremio definió como una “represalia”, señalaron que "la empresa se comprometió a pagar el 100% de las indemnizaciones en tres cuotas, luego ofreció el 50% en seis cuotas y el lunes, finalmente el 100% en doce cuotas mensuales, a lo que se dijo que no”.
En este marco, los trabajadores llevaron adelante el martes un proceso de toma de las instalaciones del lugar, ya que, según explicaron, “de la empresa depende el empleo de cerca de estas 240 familias” y “frente a la situación económica no podemos permitir que nos amedrenten y que sin motivo alguno nos amenacen con dejarnos sin trabajo”.
Por la noche, la toma fue levantada, sin embargo en el lugar permanecieron tanto miembros del Consejo Directivo del STIA y de la Comisión Interna de la planta, junto a trabajadores de otras empresas, quienes realizaron una protesta y se encuentran aún este miércoles en la puerta del lugar “para reclamar y definir el plan de lucha para conseguir la reapertura de la fábrica y defender los puestos de trabajo”.
Este miércoles al mediodía, se llevará a cabo una audiencia para definir la situación de la fábrica, que elabora y comercializa panificados para La Salteña y la cadena de supermercados La Anónima, además de producir pastas frescas envasadas y tapas de empanadas y pascualinas con su marca.
La empresa fue fundada hace treinta años, y pertenece a la familia Biderman. Hace cuatro años atrás, tenía 320 empleados, pero ahora le quedan 240. El año pasado despidió a 33 trabajadores y en lo que va de 2019 otros 37 empleados.