No es el comienzo esperado por Tigre, claro está. Dos rivales difíciles y que siempre pelean torneos, es verdad también. Pero había muchas expectativas por el rendimiento del conjunto de Troglio que se creía que iba a poder sacar buenos resultados en ambos partidos. ¿Qué fue lo que falló?
El cambio que se nota en este Tigre es el esquema. Se dejó atrás el 4-3-3 que dio buenos resultados el torneo anterior por un 4-2-3-1 utilizado para incluir a Cachete Morales en su posición habitual. Este dibujo táctico busca tener más la pelota y peso en el medio pero resigna las vocaciones ofensivas de algunos jugadores como Janson, Galmarini o el Japo Rodriguez que, ubicados más retrasados que su posición habitual, se mueven incómodamente en el campo de juego.
De esta forma surge la pregunta, ¿no es mejor usar un 4-3-1-2 con Cachete como enlace y Janson y González como delanteros? Seguramente Troglio ya está pensando en eso de cara al próximo partido
Por otro lado, la falta de gol y recursos genera un problema a solucionar. Es complicado ganar partidos sin vocación ofensiva. Frente a Estudiantes, Tigre tuvo un gran primer tiempo en el que creó varias, pero una vez en desventaja no supo como revertirlo.
Lo mismo pasó en Rosario cuando el Matador no tuvo la pelota durante gran parte de la primera etapa y luego del gol del local no encontró la forma de llegar. Fede González (o Luna) está muy solo arriba y los extremos que lo acompañan no parecen ser suficientes para quebrar la defensa rival.
Es verdad que si Tigre hubiera convertido las situaciones claras que tuvo en ambos primeros tiempos, quizás los resultados hubieran sido otros y ésta nota no existiría. La cuota de suerte siempre es necesaria y hay que decir que Tigre tuvo poca fortuna a la hora de concretar. Tiros en los palos, salvadas en la línea, penales atajados dan cuenta de ellos.
Además, los dos rivales que tuvo Tigre no fueron dominadores absolutos del partido y fueron simplemente efectivos, ganando por dos carambolas que no coincidían con el desarrollo del juego. Pero los resultados son los que mandan y a la suerte también hay que acompañarla. Ahora queda en Troglio buscar un cambio y ajustes en la estrategia para enderezar el rumbo antes de que sea tarde