San Isidro abrió el juego en el año electoral de la zona norte con una sesión extraordinaria, a pocos días del comienzo de un nuevo período ordinario en el HCD. La sesión fue pedida por la oposición que buscó poner en agenda temas críticos a la gestión del intendente Posse, pero sin el número para tener quórum propio, debió contar con el acuerdo del oficialismo para realizar el primer acto de un año político donde todos juegan sus fichas, en el tablero más disputado de la región.
Gustavo Posse, quien fue electo por 4ta vez consecutiva hace 15 meses, con más del 50% de los votos, mantiene altos niveles de aceptación de su gestión, a pesar de los años al frente del Municipio y el desgaste natural de todo proceso político. Pero esta holgura no se da en el ámbito legislativo: San Isidro tiene el HCD más equilibrado de toda la zona norte en cuanto a la paridad de fuerzas (12 aliados y 12 opositores), lo que se reflejó el año pasado cuando por primera vez la oposición logró frenar un proyecto del oficialismo (la renovación del contrato de parquímetros a SISTE) marcando un hito en la política local.
El Intendente, de cara a no perder su control sobre el HCD deberá sortear en este año desafíos hacia adentro y hacia afuera de su frente político. Por un lado, las tensiones dentro de su espacio político más propio, que han sido el tema obligado de toda charla en el microclima político sanisidrense, en el último tiempo. Pero también está el PRO en el frente político del intendente. Y dentro del PRO las posiciones con respecto a San Isidro no son unánimes. Por un lado, desde La Plata miran el panorama provincial y consideran que no es momento de abrirle una interna fuerte a Posse. “Tenemos demasiados problemas con los propios, y Posse no tiene líos con la gestión, y en lo político hace todos los deberes” dicen en el entorno de Vidal. Pero desde la Ciudad llegan quienes quieren disputar el territorio donde viven muchos miembros del gabinete nacional, y donde Macri tiene uno de sus índices de aceptación más altos de todo el país. Posse pone en juego 5 bancas (4 propias y un aliado de la UCR), y desde el PRO dicen que como mínimo buscan quedarse con 2.
Enfrente, Posse tiene una oposición muy diversa que se disputará el electorado descontento con la gestión. El vecinalismo de Convocación y el Frente Renovador comandado por Marcela Durrieu en el HCD, han sido los que mayor perfil opositor han levantado. Claro que con grandes diferencias. Por un lado Convocación le disputa a Posse un electorado no peronista, que en algún momento lo ha votado, pero con una actitud opositora mucho más “liviana” que Durrieu, quien en estos años, por ejemplo, ha frenado la venta de una parte del Hipódromo de San Isidro y ha puesto en jaque al mismo Posse con una denuncia por corrupción en el Plan Federal de Viviendas. Convocación buscará nuevamente con boleta corta, la hazaña de renovar sus dos bancas en juego, mientras que el Frente Renovador tiene sólo el lugar de Durrieu por renovar, pero seguramente irá junto con Libres del Sur, que pondrá en juego la banca de Elizabeth Aguirre.
Después está el peronismo del PJ-FPV, que debe renovar la única banca que ganó en el 2013, la de Leandro Martín. A las intenciones por renovar de Martín, se suma Santiago Cafiero que volvió a levantar el perfil a nivel local después de su paso por el gabinete de Scioli, y el empresario Federico Gelay, que también renueva la banca ganada con la boleta de Massa en el 2013 y hoy buscará su lugar de la mano de Julián Domínguez, dentro del PJ. Pero el peronismo a nivel local, como siempre, espera definiciones nacionales y provinciales. Y además, los tres nombrados son hombres, y la ley de Paridad de Género será también un actor importante de cara a las elecciones, que ya empiezan a disputarse en San Isidro.