La mariposa negra, también conocida científicamente como Hylesia Nigricans, es un insecto (de aspecto similar a una polilla, pero de mayor tamaño) característico de Argentina y Brasil, que se posa habitualmente en árboles o arbustos y desprenden espículas –especie de pelos o cerdas finas- que permanecen en el césped, la ropa o las piletas de natación, y pueden provocar serios casos de alergia y urticaria.
Las consultas por reacciones alérgicas generadas por contacto con la mariposa negra se incrementan cada año en Sudamérica, y especialmente en Argentina, debido a las condiciones climáticas, ideales para su reproducción, durante la época estival: altas temperaturas y humedad en aumento.
La hembra posee en su cuerpo escamas huecas con histamina, sustancia química involucrada en las respuestas locales del sistema inmune, que puede producir dermatitis, problemas respiratorios y cuadros febriles graves al insertarse en la piel. Las heridas en la dermis pueden darse, sobre todo, en zonas expuestas como la cara, el cuello, los brazos y las piernas. La urticaria aparece a los 15 o 20 minutos posteriores al contacto, tiene un promedio de duración de once días y se cura sin dejar secuelas. En cuanto a las vías respiratorias, la ingesta de espículas –por ejemplo al bañarse o tragar agua- pueden generar síntomas similares a los de la angina: irritación y enrojecimiento de la cavidad bucal, dolor de garganta y ardor.
El tratamiento suele incluir el uso de antihistamínicos, compresas frías, corticoides tópicos o sistémicos, según la gravedad del cuadro.
Se recomienda:
-En primer lugar, realizar una consulta médica ante la manifestación de algunos de los síntomas, principalmente frente a molestias en las vías respiratorias. De esa manera, se obtiene un diagnóstico diferencial y trata la enfermedad a tiempo.
-No dejar prendas de vestir tendidas durante la noche ya que las mariposas negras pueden chocar con ellas y diseminar sus espículas tóxicas.
-Sacudir las prendas antes de guardarlas.
-Cubrir las piscinas de lona en los patios para evitar que las polillas entren en contacto con el agua.
-Colocar mosquiteros en ventanas, para que el insecto no ingrese atraído por la luz.
-No intentar pisar al espécimen con el pie descalzo o aplastarlo con la mano.
-No barrer en seco superficies donde se haya depositado el insecto, para evitar levantar los "pelos”. En su lugar, es preferible lavar las zonas en cuestión.