El río Paraná atraviesa desde junio de 2020 una situación de emergencia por una histórica bajante que afecta las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos, Misiones y Buenos Aires. El delta inferior o bajo delta, sector de islas que comprende municipios del norte del conurbano bonaerense, también sufre sus consecuencias con la disminución de la navegabilidad en ríos y arroyos de la región, y la preocupación de cara a los próximos meses por la formación de cianobacterias, acontecimiento que ya se vivió durante el verano de 2021.
De acuerdo a lo que indican los especialistas, la bajante del Paraná se trata de la peor en los últimos 77 años, lo que genera una crisis hídrica que impide el desarrollo de actividades productivas que requieren de la utilización del río o de sus márgenes. La bajante, además, agrava las pérdidas que se generan por los incendios forestales en el delta.
“Estamos ante un fenómeno climatológico regional que es La Niña. En Argentina, y particularmente en la región del litoral, provoca escasez de lluvias. Esto arrancó el año pasado y va a durar al menos hasta septiembre”, detalló a QUE PASA Paz Mazzola, directora general de Gestión Ambiental de Tigre, sobre las causas que provocan esta bajante, y añadió que a esto se suma “la contaminación y el calentamiento global, que lo que hace es extremar determinados comportamientos meteorológicos como este”.
En esta línea, Luis Cancelo, director del Plan de Manejo del Delta de Tigre, sostuvo a este medio que “la tala del Amazonas, el cambio climático, las plantaciones de soja" tienen "gran parte de las responsabilidades para que esto ocurra”.
En el bajo delta, integrado por las islas de los distritos de Zarate, Escobar, Tigre, San Fernando y San Isidro, la situación del Paraná complica la navegabilidad en algunas zonas, aunque en menor medida que en el delta medio o superior, por la cercanía de la región al Río de la Plata, y su influencia mediante las sudestadas que hacen crecer el caudal de los ríos y arroyos.
“Si bien las afectaciones más duras se están dando en el delta medio y superior, hace ya 100 días que venimos con bajantes muy fuertes en ríos y arroyos, que dificulta la normal navegabilidad y lo afecta desde el desarrollo social, la vuelta a las clases, el sistema sanitario y de emergencias médicas”, explicó Gabriel Tato, director de Ambiente de San Fernando, aunque sostuvo que la principal alerta para vecinos y autoridades se da pensando en los meses de mayor temperatura ante la proliferación de cianobacterias: “Conforme se acerca el verano y el caudal de agua siga en estos niveles, estamos muy atentos sobre cómo se dará el uso del agua para consumo humano”.
Dos son los motivos que hacen que la bajante del Paraná agrave las floraciones de estas algas verdes tóxicas para humanos y animales: Al haber menos caudal de agua hay mayor sedimentación, y por ende más transparencia, lo que permite el paso de la luz solar en el agua, algo que esas bacterias necesitan para desarrollarse. “Además, por la menor cantidad de agua la concentración de nutrientes es mayor y fomenta el crecimiento de las cianobacterias”, dijo Mazzola y agregó que “se espera que las precipitaciones, a medida que avances los meses, crezcan para que el agua se torne en movimiento, sea más turbulenta y se modifique su temperatura, algo que impediría la floración”.
Ante la probabilidad de la reaparición de las cianobacterias, Cancelo se refirió a las previsiones que deberá tomar el vecino isleño para el consumo de agua durante los meses de primavera y verano, porque vaticinó que “la situación será más complicada que el año pasado y va a dificultar muchísimo el consumo diario”.
“Hemos determinado un sistema de filtraciones que se viene difundiendo desde el año pasado para los vecinos, y se deberá cumplir para no tener problemas de salud. Va a haber una campaña fuerte no sólo para no bañarse en el río, algo que en época de mayor turismo es difícil de lograr, sino para que todos puedan acceder a información concreta sobre el tratamiento del agua”, expresó el director del Plan de Manejo del delta.
Por último, dijo que, si bien hoy genera inconvenientes no tan graves la imposibilidad de navegar, podría también profundizarse en los próximos meses, si la bajante no cede y ante el aumento de la temperatura, y eso puede hacer que los isleños no accedan al servicio de transporte fluvial para realizar sus actividades o a las lanchas almaceneras para proveerse de insumos.
Actualmente, hay más de 2500 vecinos en el delta de Tigre que todos los días entran y salen de islas por cuestiones laborales, educativas o recreativas, y parte de ellos se abastece por el consumo interno. "Puede pasar que desde pequeñas regiones de islas no se pueda acceder a las vías navegables principales por donde pasan las lanchas que prestan estos servicios”, sostuvo Cancelo y cerró: “Puede ser una situación severa en términos sanitarios y económicos”.