El arribo de la pandemia del coronavirus a la Argentina ha provocado una serie de complicaciones en el andar de la vida de las personas, tanto sean sanitarias como económicas. Sin embargo, el marco del confinamiento, ha generado que salgan a la luz diversas historias de vida que, jamás se habían llegado a conocer en su totalidad.
Una de ellas es la de Carlos Alberto Sosa, un extraordinario artista que desde el año 1994 expone sus obras en el paseo al aire libre “Caminito”, ubicado en el barrio de La Boca. Pero, a diferencia de cualquier experto plástico, el método de trabajo de este es su boca. ¿Por qué no sus manos? Cuando él era niño, sufrió una parálisis en los brazos que le impidió poder desarrollar sus habilidades como a él le hubiese gustado.
Sin embargo, aquel acontecimiento no fue una barrera en su vida. Si no, basta con ver el mensaje que tiene debajo del caballete que utiliza para realizar sus reconocidos cuadros: “Todo es posible y más”. El haber decidido hacer lo que siempre le apasionó, sumado a que tomó clases con grandes figuras como Elena Jaime y Humberto Perrota entre otros, y que logró la beca por la Asociación de Pintores sin manos en el 93´, son algunos de los motivos por los cuales, su labor ha crecido hasta tomar trascendencia pública.
Vive y trabaja en La Boca. Por ende, la pregunta se cae de madura. ¿Es Xeneize? No, Funebrero. Carlos es fanático de Chacarita. El artista, quien pasó por los micrófonos del programa radial de Pasión Funebrera, contó cómo se originó ese particular amorío por el Tricolor de San Martín.
“La pasión por Chacarita nació por unir a mis padres. Cuando regresé de un viaje, mis viejos estaban peleados. Y, yo tenía un hermano de River que además tenía la camiseta de Chaca. Se la pedí, me la puse, se la mostré a mi papá, y pasó de llorar a reír. Ahí me hice hincha”, arrancó el artista.
Fiel a su trabajo, Carlos juega con los colores, y como bien se sabe, el clásico rojo, blanco y negro es de lo que más identifica al Funebrero. Y, por ello, afirmó: “Lo primero que colgué en mi conventillo es la bandera de Chaca. Los colores los tengo en todos lados”.
Ese amor por Chacarita que se traduce en su vida cotidiana y en su labor, aún no se plasmó en su visita al estadio. En ese sentido, Sosa expresó: “No conozco la cancha, me muero por conocerla. También me encantaría ser socio. Un dirigente me mandó los papeles, los completé, pero nunca me llegó nada”.
Superación ante la adversidad, dicen muchos. Soñar con lo que a uno le apasiona, sostienen tantos otros. Lo que sí es claro, son las ganas de vivir de este artista “Pintado Tricolor” que, pese a vivir en el seno de La Boca, es, ni nada más ni nada menos, de Chacarita.
Texto: Matías Maffía
Producción: Pablo Picarelli