¿Quién no vio Casados con Hijos? ¿Quién no recuerda la casa dónde vivían los Argento? En los últimos días, una publicación viral en TikTok develó que la vivienda que mostraba el exterior del lugar en el que habitaba la histriónica familia de la tira emitida por Telefé se encuentra por las calles de Vicente López. Desde QUE PASA hablamos con su dueña para saber cómo fue la historia de la filmación, si alguna vez se grabó en el interior de la casa y qué sucede hoy en este rincón de Vicente López que se hizo conocido por verse en el programa televisivo.
Allá por 2005, una sitcom llegaba a la pantalla chica sin medir el éxito que podía provocar. Guillermo Francella, Florencia Peña, Darío y Luisana Lopilato fueron Los Argento y, junto a Marcelo De Belis y Érica Rivas, Los Fuseneco, se metieron en muchas casas de la Argentina con su humor. El éxito de las dos primeras temporadas y de su retransmisión a partir del 2012 fue inimaginable. En los últimos años se acrecentó con la masividad que provocaron las redes sociales y, ya en las últimas semanas, por dos hechos puntuales: el anuncio de su vuelta, ahora al teatro, y la repercusión viral que tuvo la casa donde vivían los Argento por una publicación.
La cuenta de TikTok @unreviaje mostró el lugar real que era representado como fachada de la casa durante la tira. En ese momento, era sólo un insert (separador) que se mostraba para introducir a las escenas que ocurrían en el interior de la vivienda de la peculiar familia. Develó, además, que se encuentra en Vicente López, más precisamente en el barrio de Florida, a muy pocas cuadras de Avenida Maipú, cerca de Puente Saavedra.
Sin embargo, este medio pudo confirmar de primera mano que nunca se filmó en esa casa. Laura Wright vive desde 1998 allí y contó que fue un lapso muy breve de tiempo en el que se hicieron las tomas sólo del frente de su hogar. "Los vecinos lo saben desde siempre, desde el día que hicieron las tomas de la fachada, que vinieron y cortaron tres horas la calle para la producción, previo a que existiera la serie", recuerda. La totalidad de la comedia que se emite por Telefé se filmó en los estudios que el canal tiene sobre la calle Asunción, en Martínez, y lejos estuvo de meterse una cámara en la casa de Laura.
"Un día nos tocaron el timbre, nos pidieron para filmar y accedimos. En ese momento nos pareció divertido y en los primeros tiempos de la serie, cuando ya veía la repercusión que tenía, me arrepentí. Tenía que ser una casa vieja, y sólo nos preguntaron si éramos propietarios, firmamos un contrato y lo hicieron. Era una anécdota y jamás pensé que tuviera esta dimensión", expresa Laura, algo incómoda por la situación que desde hace algunos días se dio con la difusión de su dirección exacta en las redes, algo que, dice, atentó contra su privacidad.
"Si hubiera sabido que la serie iba a ser de las más famosas de la televisión argentina, no lo hubiera aceptado. No me gusta la serie, fue un gol en contra absoluto. Ya en su momento la gente la reconocía, pero las redes sociales no existían o no tenían la fuerza que tienen ahora", admite la mujer y agrega: "Esta última semana se sobredimensionó todo. Me tomé tres días de vacaciones, lunes, martes y miércoles, y estuvo lleno de gente. Faltaba que me mandaran un drone. Me reventó el WhatsApp y a veces se torna una intranquilidad. Fue una bola de nieve que no se podía parar."
En este sentido, sostiene que jamás pensó que iba a ser una serie que siguiera tantos años en la pantalla. "Nunca me imaginé que a alguien podía importarle dónde era la casa que se veía. Era un programa más que empezaba en la televisión y nada más", relata sorprendida. Allá por 2005, la producción de la sitcom se encargó de afear el frente, colocando carteles y pintando las paredes con una pintura especial que hacía asemejar manchas de humedad. Hoy, 17 años después, el frente luce en un blanco radiante, las entradas están pintadas de tonos oscuros y en el garage hay un mural, que se vincula a la actividad artística que hoy tiene ese espacio.
"Aparte de ser mi casa, es mi lugar de trabajo", dice Laura en la charla con QUE PASA. Allí, se dedica a la docencia, da talleres de actividades musicales para niños, adolescentes y adultos, y se desempeña con instrumentos como flauta dulce y traversa, piano, guitarra, violín y ukelele. Su hijo, por su parte, también brinda en el espacio cursos de pintura.
Si bien es un espacio donde se siembra cultura, lejos está de ser un "museo de los Argento", como años atrás, según nos cuenta, figuraba en Google Maps. Hasta tenía un horario de visita. "Esas vacaciones de verano tuve que mandar una carta a la empresa, porque no había ningún museo", dice Laura, quien después del cimbronazo que tuvo su tranquilidad en las últimas semanas, espera que la gente pierda el asombro por el frente de su casa.