Últimos 5 años de versiones oficiales dudosas y declaraciones que se creyeron olvidadas. La historia de Casa SIN y su señalización no fue como lo afirmaban.
En medio de ese chocolate tradicional y marketinero, que una fecha patria hizo costumbre en Martínez, lo vi llegar al centro de esa plaza y empezar a saludar a los vecinos que se congregaban en una fría madrugada del año 2010, pasada la hora 0 horas, en un 9 de julio más de las efemérides.
La verdad es que no iba a ir, pero recuerdo que la sola idea de tener la posibilidad de una pregunta fue lo que me movilizaba. Sabía que si tenía una oportunidad de conseguir una respuesta, sobre ese tema, era sólo en un evento social y al aire libre.
No era la primera vez que iba a tomar chocolate, lo reconozco, ni tampoco en la misma circunstancia. Conocía perfectamente los tiempos y como se movían dentro de la escuela 9, que está ubicada enfrente a la plaza, y donde horas antes se realiza una cena ó coctel con toda la liturgia possista.
El tema de Casa Sin (sin ese “del” en el medio que apareció ahora), volvió a ser noticia primero como el caso de “Thames y Panamericana” a fines de marzo del 2010. El bloque FPV-PJ, en ese entonces con la dupla Cafiero-Martín, presentaron un pedido de informe sobre la venta de ese predio, donde ya en el documento se hacía referencia al centro clandestino de detención. El proyecto fue aprobado, pero la mayoría possista lo dio vuelta realizando una consulta a la Provincia de Buenos Aires sobre este último gran detalle.
En ese año también se volvió a recordar el trabajo de los alumnos y docentes de las escuelas del distrito, que ciertamente en el año 2006 volvieron a dar vida a este tema, que quedó a medio camino por una desilusión oficial. Pero, según lo que pude advertir en el seguimiento de este caso durante estos últimos cinco años, es que el mayor impulso estuvo dado por la Comisión de Memoria de Zona Norte, los medios y periodistas, y por un sostenido trabajo político de algunos concejales desde el Concejo Deliberante.
En este sentido, recuerdo las sorprendentes reacciones de algunos concejales oficialistas sanisidrenses tras publicar, en octubre de 2010, una nota titulada “Lo que San Isidro no recuerda”, preocupados por la imagen del Concejo Deliberante antes de cuestionarse si era cierto o no lo que allí se contaba.
Ciertamente, el primer semestre de ese año 2010 estuvo cruzado por este tema. Un tiempo en el que descubría que al escarbar había una historia para contar, como a esos vecinos lindantes que tan sólo había que preguntarles.
Sumado a eso, uno iba también recolectando esas voces que cuestionaban o ponían en duda la existencia, en ese lugar, de ese centro clandestino de detención. Como también casos increíbles, como el de ese candidato opositor que, en off de record, reconocía que era difícil tomar una posición a favor por lo “tradicional” que podía ser el vecino votante.
Pero eso no alcanzaba, no era posible determinar la línea municipal ni del possismo, sobre este tema, con tan sólo unos cuantos que dudaban o directamente lo negaban. Faltaba una versión oficial, un comunicado o una postura verbal que surja tras alguna declaración del propio intendente. De un Posse, en este caso de Gustavo.
Con esa inquietud es que llegue a esa plaza de Martínez, en la madrugada del 9 de julio de 2010, en medio del festejo patrio con chocolate por medio. Una sola pregunta, un solo tema importante: Casa SIN.
Una respuesta que nunca olvidé, y que hoy con la señalización ya realizada como reconocimiento, se los vuelvo a compartir. Una muestra de la propia voz del intendente, Gustavo Posse, de la que fue durante estos años la postura oficial en relación a ese predio de Thames y Panamericana.
“Ya ese predio estaba vendido con autorización judicial hacía bastante, así que quienes de manera bien intencionada se interesaron por esto, se interesaron me parece que tarde (…) Siempre hay buenas ideas o buenos recuerdos pero se llega tarde, porque no se está al tanto de la acción de gobierno o de la necesidad de la gente” (Gustavo Posse)
Con esas palabras Gustavo Posse no sólo revelaba una trama junto con la Justicia, que al instante de levantar la acción de no innovar, el municipio firmaba la venta del predio. Sino que intenta desplazar cualquier versión de la existencia de Casa SIN a un tiempo posterior de que la transacción inmobiliaria haya sido cerrada.
De esta forma, es como además de la referencia nada feliz a los bien intencionados que llegan tarde y se acordaban recién en ese momento, intenta dejar en claro que nada anteriormente a esa fecha había indicado que allí hubiera o hubiese funcionado un centro clandestino de detención.
En esa línea, marcada a partir de allí, fue la versión oficial del municipio. La cual fue plasmada el 26 de agosto de2010, en un comunicado de prensa donde claramente volvía a negar la existencia de un centro clandestino de detención, apoyándose en la decisión judicial que permitió en 2008 su venta.
En ese comunicado se explicita que la acción de no innovar impartida por el juez Sergio Torres duró 4 años, desde el 2004 hasta el 2008; y que durante ese tiempo no se había podido probar la existencia de Casa SIN. Situación que en 2010 tan sólo llevó meses para empezar a corroborarlo. En fin, al parecer que ni los vecinos, ni los sobrevivientes, ni los partidos políticos locales, ni los organismos públicos de la Provincia de Buenos Aires ni de Nación fueron consultados en esos cuatro años. Cosas que pasan al parecer.
Para fines del 2010 estaba claro que la posición municipal y del possimo en su conjunto, era apoyarse en la decisión judicial y negar cualquier testimonio contrario de vecinos lindantes al predio. Era claro que este tema recién había aparecido ahora y antes nadie había dicho nada, antes de su venta, claro.
En fin, de la memoria también esto tiene mucho que ver, por eso para nosotros los periodistas, son fundamentales las publicaciones anteriores como archivo histórico.
Publicación del diario Lo Nuestro, del 4 de septiembre de 1999, título de la nota: “Posse firmó un decreto entregando tierras públicas”. Posse no es Gustavo sino Melchor, y las tierras públicas eran las de Thames y Panamericana.
En ese artículo se cuenta que Melchor Posse firma el decreto nro. 1059 para entregar el espacio público de Thames y Panamericana al colegio privado Manzoni de Villa Adelina, para utilizarlo como campo de deportes. Se hace referencia que antes otro colegio, el Colegio Cristiano de Martínez, ya lo había solicitado pero que luego no pudo o no quiso hacerse cargo.
El punto es que en ese mismo artículo, se hace referencia a la existencia de Casa SIN: “el sitio era usado como centro de operaciones para la represión durante la dictadura militar instalada en 1976”. Además, da cuenta del traspaso de ese predio en 1984 desde el Estado Mayor de la Armada a la Municipalidad, y que al agradecer el intendente Posse (Melchor, obvio) dijo que iba a destinarlo “a la creación de un campo de deportes para la comunidad”.
No hay dudas, entonces, que esos bien intencionados no llegaban tarde y que sobre ese centro clandestino de detención se sabía mucho tiempo antes, incluso de las declaraciones de Gustavo Pose en julio de 2010.
Al final de este artículo les comparto un segundo audio, casi en crudo, sobre el relato de un vecino lindante a Casa SIN que permite imaginarnos que aspecto tenía esa casa. Tengan en cuenta que aun no se conoce una foto de como era su fachada antes de su demolición.
Una inquietud me sigue desde hace unos años, luego de escuchar relatos, de leer y ver hechos que pasaron. Para bien o para mal, la permanencia en el poder de los Posse, en San Isidro, nos facilita al hacer un relato lineal sobre este tema. Según mi análisis es claro que de alguna forma Melchor Posse quería mantener ese predio sin construcción alguna, lo podemos ver en sus intenciones de siempre destinarlo, desde 1984, a un campo de deportes ya fuera municipal o para un privado como un colegio. Relatos de reuniones con vecinos también lo verifican, y en sus promesas siempre era dejarlo como estaba para los vecinos, y por ende sin construcción alguna. Ahora la incógnita: ¿Por qué nunca lo oficializó en un documento municipal, en un decreto o una manifestación pública? ¿Y si lo hacía, podría haber impedido que su hijo lo vendiera para un proyecto inmobiliario? ¿Finalmente, el negar aquello que después se termina señalizando, ayudará a no cometer el mismo error cuando nos toque hablar sobre los otros centros clandestinos de detención que San Isidro aún no recuerda?
Audio de una voz vecina a Casa SIN