Ni el más pesimista hincha de Chacarita hubiese imaginado un desenlace fatal en materia futbolística. No pasó siquiera un mes de aquel lunes 2 de octubre cuando el Funebrero derrotó a Brown de Adrogué como visitante y quedó cuatro puntos por encima de los dos equipos mendocinos, Independiente Rivadavia y Deportivo Maipú, con apenas seis unidades en disputa. El partido con Estudiantes de Caseros, en un estadio de San Martín que se venía abajo, marcó un inesperado antes y después y terminó siendo el principio del fin de un barco que hacía suponer llegaría a buen puerto, pero un iceberg lo hundió.
Por cómo se dieron los hechos, no caben dudas de que parte de lo que hizo hundir a Chacarita fue el penal (infantil) que Andrés Zanini cometió en tiempo de descuento en el 1-1 con el Pincha. En un encuentro adverso dado el poco juego que ofreció el equipo y la expulsión de Nicolás Caro Torres en el inicio del complemento, contra cualquier pronóstico el Funebrero consiguió ponerse en ventaja con una carambola de Ricardo Blanco y, con ese resultado, prácticamente se aseguraba la gran final por el primer ascenso. Justamente, la falta de Zanini tiró todo por la borda.
Caerle únicamente a Zanini sería un error. Porque el zaguero central proveniente de Güemes de Santiago del Estero y con pasado en Acassuso y Tigre realizó un excelente campeonato (obviamente, exceptuando el tramo final). Anotó cuatro goles (buen promedio para un defensor) y junto con Caro Torres integró una de las zagas más sólidas del campeonato. No por nada, el equipo recibió apenas 23 goles en toda la fase regular. Lo cierto es que la culpabilidad de este trágico cierre también debe repartirse a otros jugadores que flaquearon en los últimos partidos, caso Franco Quiroz, Álvaro Cuello y hasta Luciano Perdomo, el emblema de Chacarita desde hace varias temporadas.
Entre el partido con Deportivo Riestra y Estudiantes (seis fechas), Cuello recibió cinco amarillas, algunas de ellas muy evitables. Esa sumatoria de tarjetas le negó haber estado en cancha frente a Atlético de Rafaela, compromiso para el cual tampoco pudo jugar el propio Perdomo. La irresponsabilidad de Puchi en "pedirle" la amonestación a Andrés Merlos (para "limpiarse" contra La Crema) cuando el equipo vencía a Estudiantes también fue una gota que rebalsó el vaso. Claro, porque el rival lo empató y el árbitro lo terminó amonestando de cualquier manera.
La sensación que invadió al hincha en ese partido con el cuadro de Caseros fue que se perdió todo. Porque, horas después, Independiente le ganó a Villa Dálmine en Mendoza y se acercó a un punto, restando una sola fecha. Si bien continuaba dependiendo de Chacarita, el cruce en Santa Fe con Rafaela significaba de alto riesgo: a las bajas de Cuello, Perdomo y Caro Torres se les acopló las de Blanco y Gianluca Pugliese, lesionados. Cinco titulares menos para ir a una cancha siempre difícil y con una muy probable victoria de Independiente Rivadavia sobre Deportivo Maipú, no generaban muchas expectativas.
Y así fue como sucedió. Si bien Luciano Giménez adelantó a Chaca en el tanteador, Claudio Bieler igualó para Rafaela y en Mendoza llegó lo esperado. Ante una defensa de Maipú que únicamente atinaba a mirar el trayecto del balón, Matías Reali estableció el 1-0 en favor de la Lepra y colocó a su equipo en la gran final, que precisamente este último domingo se la ganó a un pobre y apático Almirante Brown, ganador de la Zona A.
Quedaba el reducido, claro. Pero "la forma" en la que se llegó allí fue determinante, porque Chacarita estaba primero desde hacía no menos de ocho fechas y justo se le escurrió en el último partido. El rival fue Temperley (octavo de la zona contraria) y aún teniendo ventaja deportiva (y pese a haber comenzado en ventaja con un gol tempranero de Exequiel Beltramone), terminó cayendo por 2-1 en San Martín.
Desde lo matemático, Chacarita culminó un torneo extraordinario que de haber sido un poco más justo lo tendría jugando el próximo año en la Liga Profesional de Fútbol (LPF). Pero la sucesión de factores desde ese partido con Estudiantes lo marginó de esa posibilidad, y lanzó por el precipicio un gran trabajo que Aníbal Biggeri realizó a lo largo de todo este 2023.
Lo que vendrá será complicado. Con jugadores más que cuestionados en relación a su actitud en los últimos encuentros, seguramente el plantel se depurará casi en su totalidad. Sería una pena que se vayan futbolistas que de principio a fin sí demostraron condiciones (deportivas y mentales) para vestir la tricolor, caso Juan Cruz González, Matías Rodríguez y Giménez (va a tener ofertas de Primera). Tampoco se sabe qué ocurrirá con el cuerpo técnico, con contrato vigente hasta el año próximo. Todo eso se sabrá en el transcurso de las próximas semanas. La dirigencia deberá ser rápida, tomar decisiones sobre lo actual y, en base a ello, planificar el futuro inmediato, con la obligación de devolver al club a lo más alto.
LOS ARBITRAJES
El tema arbitral ameritaba un capítulo aparte en esta nota de análisis del 2023 de Chacarita. Desde que comenzó y hasta que terminó la temporada, el Funebrero estuvo muy condicionado por los arbitrajes, tanto directa como indirectamente. Las estadísticas lo indican: Chacarita fue el equipo que menos penales a favor tuvo en todo el torneo (únicamente dos), mientras que Independiente Rivadavia, con quien luchó mano a mano el primer puesto, el más beneficiado (once).
Chacarita disputó 35 partidos, en los cuales anotó 49 goles. Villa Dálmine, que fue el último de la Zona B con 20 unidades y apenas 21 tantos a favor, tuvo cuatro penales, es decir, dos más que el Tricolor. ¿Alguien me podría explicar ese desfasaje? ¿Acaso Villa Dálmine atacó más que Chacarita como para que los rivales le cometan mayor cantidad de infracciones en el área?
Contra Temperley, sin ir más lejos, el equipo resultó muy perjudicado por Emanuel Ejarque (quien ya había tenido una labor calamitosa en el cotejo contra Deportivo Madryn en Villa Maipú). El primer gol del Gasolero debió ser anulado por offside. Además, no le concedió dos evidentes penales, uno a Juan Cruz González en el primer tiempo y otro a Federico Rasic en la etapa complementaria.
¿Intereses para que asciendan determinados equipos? Probablemente. ¿Poco peso en AFA? También. Para lo primero, poco hay para hacer. Para lo segundo, habrá que mejorar y rever esa cuestión fundamental en Viamonte para lograr un ascenso, porque un torneo ya no se gana solamente dentro del campo de juego. Acá quedó muy en claro.