La estadística, el dato duro, lo que en definitiva es lo más importante cuando termina un campeonato, indica que Chacarita se encuentra primero en la Zona B y que de los siete partidos que disputó, ganó cuatro y empató tres. Detrás de la cifra, hay un entrenador respaldado por los hinchas y los jugadores, quienes en la cancha reflejan dos cuestiones innegociables por el DT: la actitud y la intensión de ser protagonista en cualquier escenario y frente al rival que sea.
Por este motivo, el buen andar futbolístico que atraviesa Chaca se debe en gran parte a Aníbal Biggeri, un "tipo de la casa" que en San Martín conoce perfectamente el significado de la palabra "gloria", tanto en su faceta como jugador en aquel 1994 que culminó con el ascenso a la B Nacional en la histórica final ante Tigre, y como entrenador, en 2014, cuando nuevamente el club retornó a la segunda división con aquel recordado gol de Damián Manso contra Villa Dálmine.
Pocos días después de haber finalizado la pretemporada en la ciudad de Balcarce, SOLO CHACA - QUE PASA tuvo la posibilidad de dialogar telefónicamente con Biggeri. "Estamos representando un equipo muy importante y tenemos que ser protagonistas", fue el título que dejó la entrevista exclusiva con el entrenador. Hoy, con siete fechas completadas, y aún desconociendo lo que ocurra en el futuro, se puede decir que Aníbal no se colocó ese cassette que decenas de técnicos se han puesto (y se ponen) diariamente, tanto en el fútbol argentino como en el de cualquier otro país.
En lo que transcurre del certamen, Chacarita no sólo ha tomado el rol de protagonista en su estadio sino también como visitante y en terrenos que históricamente le fueron esquivo. Cada viaje a Puerto Madryn significaba una derrota casi asegurada: en el debut contra el Deportivo en esa ciudad se empató e incluso se pudo haber obtenido algo más. En Chaco contra For Ever el año pasado se perdió feo y hace algunas semanas no se ganó por dos minutos. Y este último domingo, en Mar del Plata, donde el Tricolor no triunfaba desde el 2008, se venció a un Aldosivi recién descendido desde la Liga Profesional y en cuyo plantel conviven jugadores de sobrada jerarquía.
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Así como sostenemos que detrás de lo estrictamente estadístico hay un DT, también hay jugadores, a quienes varios de ellos no se les tenía demasiada confianza luego de un mercado de pases que había dejado más dudas que certezas. Hoy la columna vertebral de este equipo parece estar bastante clara: Cristian Correa transmite seguridad desde el arco (no por nada solamente le convirtieron dos goles); la dupla de centrales compuesta por Nicolás Caro Torres y Andrés Zanini se va consolidando; el orden y el equilibrio que ofrece Luciano Perdomo en la mitad de la cancha; y la presencia de Luciano Giménez en el ataque, que si bien no se amigó con el gol hace muy bien el "trabajo sucio" y alimenta a los otros hombres de ataque, como Ricardo Blanco y Gianluca Pugliese. De todas maneras, el "9" vive del gol y el ex Boca debe anotar, ya que de lo contrario se le hará cada vez más cuesta arriba.
Al torneo le quedan 27 fechas. Demás está decir que resta mucho camino por recorrer y lo que hoy parece ir rumbeado hacia el norte, de golpe puede virar hacia el sur. Y en más de una oportunidad, con Chacarita sucedió eso. Actualmente en los hinchas existe una ilusión difícil de contener, porque ven un equipo comprometido que independientemente del rival que tenga enfrente, va a seguir las ordenes de su entrenador, quien bajo ningún concepto deja librado al azar la actitud y el protagonismo. En definitiva, ya lo ha demostrado.
