Hablar de carnaval en esta época del año es un clásico. Llega el fin de semana largo y los festejos en todos los municipios del conurbano, en la Ciudad de Buenos Aires y en cada rincón del país. Alguien que es sinónimo de esta fiesta es Coco Romero, vecino de Villa Adelina estudioso de la historia de este movimiento. En una charla con QUE PASA, el referente de la cultura popular repaso algo de los comienzos del carnaval, también esbozó significados sobre la murga porteña.
La naturalidad con la que Romero habla sobre el carnaval es producto de haber pasado gran parte de su vida leyendo, escribiendo e incluso dando clases sobre el tema. La simplicidad al explicar y recordar cada fecha, hacen querer escucharlo. “El carnaval es la fiesta milenaria por excelencia. En América precede la construcción propia de los Estados. Es una fiesta que nos llega desde el Viejo Mundo, proveniente de la Alta Edad Media, allá por el Siglo XV y quedan vestigios de todas las fiestas paganas que preceden al cristianismo”, dice Romero, que será jurado en el carnaval de Boulogne del próximo domingo 19 de febrero.
“Es una de las fiestas más antiguas y más poderosas del planeta, en términos de que conlleva en sus entrañas rituales pre romanos, romanos, egipcios… Todo lo que se ocurra sobrevive en estos días que a veces pasan desapercibidos pero que se celebran a través de incontables dispositivos artísticos”, explica el vecino de Villa Adelina y añade: “Es una fiesta igualitaria. El ambiente murguero se mueve por el amor al arte, nadie gana plata.”
En los distintos rincones del país e incluso del mundo, el carnaval se celebra de diferentes maneras, bajo distintas expresiones artísticas: las murgas porteñas y del conurbano, las llamadas cruzando el Río de la Plata en Uruguay o las grandes comparsas en Brasil. Sin embargo, para Romero hay un punto en común: “Lo que atraviesa todo eso es que todos los hombres somos iguales. Eso es la fuente de energía del carnaval.”
“Algo que también tienen en común es que el Momo es echado del templo de los dioses por criticar y eso les plantea a los hombres que no hay dios que no pueda ser criticado, eso es un buen ejercicio. El esclavo y el rey están en el mismo lugar”, reflexiona sobre la horizontalidad que plantean estos festejos.
“La fiesta propone una mano abierta a que se participe y a romper lo cotidiano. Todos necesitamos fiesta. Me animo a decir que si la gente no se disfraza este fin de semana y sale, se quema la cabeza. La fiesta cumple una función de salud mental y espiritual”, sostiene Romero y agrega que “al ser una fiesta tan milenaria, hay miles de personas festejando el carnaval en todas las geografías que a uno se le ocurra”
La murga porteña: un poco de historia
“La murga porteña, la del conurbano y la del cordón norte, reúne todos los elementos del carnaval. Nada le es propio”, afirma el ex asesor del Centro Cultural Rojas en materia de cultura popular y se remonta a 1890 para poner un punto de partida a la aparición de las agrupaciones que hoy vemos desfilando por las calles.
“Hereda el estandarte de las procesiones religiosas, el bombo de las bandas de circo, las bandas militares y las de ciegos. Nosotros heredamos la fuerte impronta de los afroargentinos que están desde la colonia bailando con un significante y significado de patadas por liberación y subsistencia en la vida. No hay un elemento propio, sino que todo pertenece al universo del carnaval”, define y recuerda que “las primeras murgas parodiaban a los músicos que tocaban trompetas y trombones, con elementos de cartón y con el cuerpo”.
Si bien hoy la alegría de los desfiles forma parte de la cotidianeidad, hace no tanto que este movimiento volvió a salir a la calle, luego de ser prohibido por procesos dictatoriales en nuestro país. “Nuestra murga pierde la palabra y viene la patada. Esto viene con los estados sociales de represión: en los años 30, 60 y 70, con todas las consecuencias que tuvo en nuestra idiosincrasia. El decreto de la Junta Militar del 76 sacó la fecha del calendario, se volvió a instituir en el 2011”, cierra Romero.