Enero: Comienzo con dudas
Parece tan lejano en el tiempo ya, pero Tigre comenzaba el 2019 dirigido por Mariano Echeverría. Además, llegaban como refuerzos Alcoba, Colazo, Guruceaga y regresaban de sus respectivos prestamos en exterior Lucas Janson y Agustín Cardozo.
El torneo comenzó a fines de enero con el Coliseo de Victoria abierto en sus cuatro tribunas y con la gente colmándolo. El único partido en ese mes fue el empate 2 a 2 ante San Martín de Tucumán que dejaba gusto a poco en el equipo.
Febrero: El quiebre
El segundo mes del año fue el punto de inflexión en Tigre. No solo en su futuro en la Superliga sino en todo el año. El primer día del mes el Matador caía en La Plata ante Gimnasia 3 a 1 y prácticamente sepultaba sus esperanzas de seguir en Primera. Luego, llegó la gota que colmó el vaso, el insólito empate 4 a 4 ante Banfield en Victoria que puso punto final al ciclo de Echeverría en Tigre. ¿El sucesor? Pipo Gorosito, quién se ofreció el mismo para asumir la responsabilidad de enderezar el rumbo que parecía tener un único destino: el descenso. Y mal no salió. Tigre triunfó en Rosario (2 a 0 ante Central) y le ganó un duelo clave a Patronato (2 a 1 en Victoria) para ilusionarse. La Copa Argentina pasó sin pena ni gloria tras caer con suplentes 3 a 0 versus Estudiantes de Buenos Aires.
Marzo: Un equipazo
El equipo que mostraba, pero no ganaba quedó atrás con la llegada de Gorosito. Se potenció a varios jugadores y con un funcionamiento adecuado, se lograron importantes triunfos. Tigre le ganó 2 a 1 a Vélez en Liniers para sumar 9 de 9 con Pipo al mando. Empató 2 a 2 ante Union en Victoria y volvió al triunfo ganándole a Talleres 3 a 1 en Córdoba. El equipo se lucia pero la misión parecía difícil de concretarse. Todos elogiaban a este Tigre renovado, pero dudaban de si iba a ser suficiente. Quedaban dos fechas para el final. El ultimo dia del mes, Tigre recibía a Racing que podía ser campeón ese día. El empate agónico 1 a 1 consagró a La Academia y dejó a Tigre sin depender de sí mismo para mantener la categoría.
Abril: La caída y el renacer
Tigre debía vencer a River en el Monumental y esperar que Patronato no le gane a Argentinos para al menos aspirar a un desempate. River tenía la mente en la Libertadores por lo que puso un equipo prácticamente juvenil al que Tigre venció con dificultades por 3 a 2. La noticia de que Patronato le ganaba a Argentinos llegó inmediatamente y fue un baldazo de agua fría. Tigre volvía a la B después de 12 años. El esfuerzo de los de Pipo (que finalizó la Superliga invicto con Tigre) no fue suficiente. La buena imagen en este torneo no pudo tapar los desastres de años anteriores y el Matador se iba. Con la frente en alto, pero se iba.
Unos días después, con el golpe del descenso retumbando, comenzaba la Copa de la Superliga. Un torneo en el que, si bien entregaba cupo a la Libertadores y encontraba a Tigre en su mejor nivel, no se sabía a qué aspirar debido al ánimo del plantel. Pero Tigre jugó. Y vaya si lo hizo. La primera ronda enfrentó a Colón. 0 a 0 en Santa Fe y en el primer tiempo de la vuelta en Victoria, Tigre perdía 2 a 0. El renacer estuvo ahí. Quedándose con un hombre menos en el medio, Tigre lo dio vuelta y pasó de ronda.
Mayo: Por todo
La siguiente fase era ante Unión (la ida se jugó el 26 de abril). En Victoria Tigre cayó 2 a 1 y, no solo se perdía el invicto de Pipo en Superliga (ya había perdido por Copa Argentina) sino que complicaba mucho las chances de seguir. La vuelta en Santa Fé comenzó terrible al estar abajo en el marcador. Tigre tenía que hacer tres goles bajo presión. Pero los hizo. El equipo volvió a renacer y dio vuelta otra vez el partido para pasar de ronda.
El rival era Racing, el actual campeón. En Victoria Tigre jugó como cualquier cosa menos como un equipo que descendió un mes atrás. 2 a 0 categórico y la ilusión intacta. Pero en Avellaneda Racing mostró lo suyo. También se puso dos goles arriba de forma fácil, pero apareció Pérez Acuña sobre la hora para poner a Tigre arriba y en semifinales.
Ya en semis, tocó Atlético Tucumán, quien había vencido a River y no parecía nada sencillo el encuentro. Pero si no lo era, Tigre lo hizo parecer, porque en la mejor actuación en mucho tiempo, goleó 5 a 0 y puso pie y medio en la Final. La vuelta en Tucumán fue un trámite (1 a 0) y el equipo que había descendido hace semanas, podía salir campeón y jugar Libertadores.
Junio: La consagración
La Final jugada en Córdoba no necesita análisis. Todos la conocemos porque no se borrará de la memoria de los hinchas. Los goles de Fede y Janson, los errados por Benedetto, el pitazo final de Pitana y la Copa en las manos de Luna y Galmarini para el posterior festejo son todo lo que se necesita para evocar a las imágenes que nos trasladan a ese 2 de junio que estará grabado a fuego en la historia de Tigre.
Julio: Empezar de nuevo
La estrella conseguida era y es imborrable. Pero ahora había que pensar en la vuelta a Primera. Llegaron refuerzos conocidos por Pipo como Dening, Villarruel, Montagna y figuras de la categoría como Enzo Díaz. Lo más importante fue que se mantuvo la base del equipo campeón. Solo se fueron Menossi, Janson y Fede González que eran los jugadores a vender para compensar los gastos. Ahora, había que demostrar para que estaba Tigre
Agosto: La dura realidad
No se puede negar que, al tener el mejor equipo y presupuesto de la división, todos pensaron, aunque sea un segundo que Tigre iba a pasear en la B y lograr el ascenso inmediatamente. Nada más lejos que eso. El debut con derrota 2 a 1 ante Quilmes en Victoria fue muestra de lo que se le venía a Tigre. Partidos trabados, rivales prácticos, pocos espacios y mucho esfuerzo requerido para ganar. El mes terminaría con un trabajoso triunfo ante Rafaela 2 a 1 y un categórico 2 a 0 a All Boys para aliviar las inquietudes.
Septiembre: Ninguna primavera
Más allá de las dos victorias consecutivas, las cosas iban a complicarse cada vez más. Tigre jugaba a lo mismo que lo sacó campeón sin darse cuenta que en la B eso no sirve. Empates sin goles en Jujuy y 1 a 1 de local ante Santamarina provocaron murmullos en la gente que veía como se escapaban puntos valiosos de forma insólita. Más aún, tras derrotas dolorosas ante Instituto (3 a 0 en Córdoba) y San Martin de Tucumán (1 a 0) en Victoria. El equipo no aparecía, el juego era cada vez más previsible y nadie parecía poder torcer la situación.
Octubre: Peor es nada
El mes fue corto para Tigre. La postergación del partido ante Almagro hizo que recién se jugara casi a mitad de mes. Fue ante Villa Domine y apenas se ganó por la mínima. Luego, había que enfrentar al líder Sarmiento en Junín. Si bien Tigre no fue superado, el rival sabía como convertir y así pasaba a ganar. Solo un gol del Chino en la última jugada pudo darle un punto al Matador.
Noviembre: Un poco de todo
Tigre al menos no perdía. Si bien la punta estaba cada vez más lejos, Tigre apuntaba ahora al reducido y los puntos no venían mal. Aunque era frustrante ver que no se podía vencer a Riestra de local (0 a 0). Lo mejor fue golear a Chacarita en San Martín con un triplete de Dening para subir escalones y subir la moral. Pero otra vez un tropiezo, ahora perdiendo de local ante Brown 2 a 1 y volviendo al triunfo en Victoria tras ganarle a Gimnasia de Mendoza por 1 a 0.
Diciembre: Conclusiones varias
La primera rueda finalizaría igual que todo el transcurso del torneo: irregular. Derrota ante inexplicable ante Defensores en Nuñez y triunfo 3 a 0 en el postergado ante Almagro. Tigre finalizaría el año en cuarto lugar (puesto de Reducido), premio bastante mayor a lo que mostró a nivel juego. Motivación para mejorar.
Por último, llegaba el Trofeo de Campeones, final ante Racing que enfrentaba a los dos campeones de Superliga del año. El nivel no era el mejor pero la posibilidad de otra estrella hizo que la gente copara Mar del Plata. La caída 2 a 0 no empaño la fiesta en la tribuna y dejó el gusto de tomarse revancha buscando el ascenso. Además, se conocieron los rivales en la Copa Libertadores: Tigre integrará el Grupo 2 con Palmeiras, Bolivar y un equipo llegado de la Fase Previa.
A esperar que el 2020 tenga más alegrías que tristezas, y si viene acompañado de otra estrella, mejor aún.
