Delfina Pignatiello no deja de sorprendernos. Su talento y su carácter no son novedad, pero cada vez que la joven sanisidrense de 18 años se mete a una pileta, rompe un récord y emociona.
Durante la tarde de este martes, minutos antes de las seis, la joven de San Isidro convocó a más de 2 mil personas que ansiaban verla competir y que celebraron con ella una nueva marca en su carrera profesional: la obtención de la medalla de plata en los 800 metros libres.
Hablemos de récords: viene de grandes tiempos a nivel sudamericano, de títulos mundiales, y americanos. Pero algo le faltaba: Delfina obtuvo su primera medalla olímpica y no sólo eso, sino que también la primera medalla en la historia de la natación argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Delfina es grande, más allá de su edad, y nadó palmo a palmo con la húngara Ajna Kesely, su gran rival con la que viene compitiendo hace años, y que fue quien se llevó el oro.
Sin embargo, las emociones no se quedaron sólo en los resultados. En el podio, Delfina volvió a emocionar, cuando le dedicó la medalla a su abuela, la mamá de su papá, que falleció la semana pasada. "Es para ella, una persona que siempre siempre me acompañó", recordó con una sonrisa entre lágrimas de emoción y con la palma de su mano dibujada: "ABUELA" y un corazón debajo.
Ya en zona mixta, y junto a los medios, la autocrítica de Delfina, siempre presente, se dejó ver a flor de piel. "No me gustó, pero no siempre sale todo perfecto, de los errores se aprende y algo hay para mejorar", dijo y reconoció el aliento del público local: "Fue tremendo, lo veía los otros días con los chicos. Me encanta, sentí un poquito de presión, pero me gusta que se pueda fomentar nuestro deporte y que se vea todo el esfuerzo que hacemos todo el año".
Delfina quiere más. El viernes a la mañana compite por los 400 metros libres y, de hacer un buen tiempo, ese mismo día, pero por la tarde, disputará otra final.
