Espacio Vecino es el lugar para contar lo Que Pasa en tu barrio. Escribe Lorena F. de Azcárate de San Isidro
Tengo una pareja de amigos mayores (muy mayores). El titular de la cuenta tiene 93 años y cobra un sueldo en una cuenta del HSBC. Básicamente depende de su esposa para la mayor parte de las tareas que realiza diariamente debido a su edad (ella es un poco menor).
Han tratado de realizar sin éxito diversas gestiones por teléfono y personalmente encontrándose sistemáticamente con un maltrato e indiferencia absoluta por parte del banco.
Hace más de seis meses están tratando de pedir la reimpresión de su tarjeta de débito y acceso a su caja de ahorro en pesos a través de internet para facilitar sus transacciones en el futuro. La esposa, María Mercedes, utiliza habitualmente la computadora y aprender a usar el acceso a la cuenta por internet le ayudaría a evitar movilizarse tanto y estar más segura al momento de realizar pagos u otras operaciones. Además, simple y llanamente, es un servicio que le corresponde y además por todo el paquete el banco cobra todos los meses.
Como el titular tiene dificultad para hablar por el teléfono y no aceptan que haya interlocutores (razonable hasta cierto punto…), fueron personalmente hasta el banco, sucursal San Isidro, tres veces. Una vez se cayó el sistema y las otras dos los hicieron esperar y hubo que dejarlo solo a Ramón porque ni siquiera la esposa podía ayudarlo a realizar el trámite en persona (porque sospechaban que hubiera coerción). A los hechos prácticos, no sabemos qué le dijeron al titular pero nunca lo dejaron hacer el trámite. También han enviado mails que nunca fueron respondidos.
Hoy, frustrada por esta situación y como les tengo mucho cariño y suelo ayudarlos con otras cosas, decidí involucrarme ya que más allá de que todo lo que piden les corresponde y el banco debe atenderlos como seres humanos y no seguir manoseándolos de esta manera, su tarjeta de débito tiene toda la cobertura plástica casi completamente despegada y es cuestión de tiempo para que algún cajero la retenga.
Hoy nos atendió Verónica Bukrinsky al teléfono. Quisimos realizar la gestión entre su esposa y yo, pero ante el pedido de la representante pusimos también a Ramón en el auricular. Me parece razonable y aplaudo todos los esfuerzos por preservar la seguridad de la cuenta y de los clientes.
Nos tuvo un buen rato dando vueltas, escuchó a Ramón y nosotras lo ayudábamos a responder parte de las preguntas o lo orientábamos en la conversación. Supuestamente la representante aceptó reimprimir la tarjeta de débito. Sin embargo, faltaba el piso y número de departamento y no nos quería tomar la gestión del ajuste del domicilio porque ella "no sabía a ciencia cierta si estábamos coercionando al titular a que pidiera una nueva tarjeta." Entonces, ya con una actitud de hartazgo debo confesar y subiendo el tono porque me indigné con su actitud, le dije que mandara la tarjeta al banco, cosa que el titular la pudiera retirar en persona con su documento y que ellos se quedaran tranquilos de que no había ninguna coerción, manipulación, ni fraude. Lo único que le pedí es que nos dijera cómo hacer para corroborar que la tarjeta iba a estar al momento de que Ramón fuera para no hacerlo ir ochenta veces como vienen haciendo hasta ahora. También le pedí hablar con un supervisor y se negó a transferirnos.
La representante me dijo entonces que no podía tomar ninguna de las gestiones que le estábamos pidiendo, que ella no sabía lo que estaba pasando del otro lado del teléfono y que iba a tener que volver a ir el titular para volver a tratar de hacer el trámite en persona. Ramón también le pidió hablar con un supervisor y entonces le preguntó para qué y le cortó… Y ahí me saqué!
Sinceramente, lo tuvo de acá para allá, le hablaba rápido y por eso yo le tenía que explicar y cuando lo hacía ella lo hacía parecer como si hubiera coerción. No supo darse cuenta de que estaba hablando con alguien que tiene muchas dificultades.
Asimismo, este matrimonio recibe su sueldo en este banco y quedar sin opciones para cobrarlo los dejaría desprotegidos.
Entonces, Sres HSBC, qué tenemos que hacer para que ustedes les den el servicio y atención que ellos merecen y que ustedes publicitan tanto? Les sacamos unos 30 años a ver si les pueden seguir el ritmo y se ponen a tono con lo que ustedes pretenden de sus clientes? Lamentamos mucho las molestias ocasionadas a la institución por la elevada edad de Ramón, y porque él pretenda a su edad seguir trabajando y ser productivo y cobrar el valor de su trabajo. Reconozco que este es un concepto que está pasando de moda en la Argentina actual. Y obviamente este no es el tipo de clientes que ustedes quieren y nos lo han hecho saber sin lugar a dudas reiteradas veces.
Y nos vamos a ocupar de que este mensaje quede claro a todos los otros ciudadanos mayores que tenga la descabellada ocurrencia de querer acceder a los servicios de su banco realizando denuncias en todas las agencias correspondientes.
Pido por favor que los medios se sumen a circular esta denuncia porque sinceramente lo que vi hoy me dejó asqueada. Gente que ha trabajado toda su vida y que no pide más que lo que les corresponde, acceder a su cuenta bancaria, recibir una reimpresión de su tarjeta de débito y acceder a su cuenta por internet para no seguir "incomodando a la institución bancaria" y poder realizar sus transacciones tranquilamente sin molestar a nadie.
Pedimos que nos den un contacto con el que podamos gestionar exitosamente estos trámites. Ramón no tiene problemas para acercarse nuevamente a la sucursal que le corresponde siempre y cuando no lo hagan ir ochenta veces más para faltarle el respeto como hicieron hoy en el teléfono y como vienen haciendo hasta ahora. El necesita ayuda para moverse y para hacer trámites. Seguir pensando que esto es un fraude y no hacer un esfuerzo por tratar de leer mejor la situación y ayudar a resolverla es simplemente falta de humanidad.
A quienes nos puedan ayudar les pedimos que se contacten y enviaremos los datos necesarios para resolver este tema.
Muchas gracias!