Piñas van, piñas vienen, mientras Tigre ganaba un partido clave. La mirada irónica de un hincha cansado de vivir las internas de la barra en la tribuna.
Por Juan Carlos Dall' Occhio
¡Bravo! Qué espectáculo que vimos el domingo, compañeros Matadores ¡qué festín de los lindos nos regaló el último fin de semana Tigre! Así nos gusta ir a la cancha. Uno, dos cabezazos, tres, cuatro, cinco patadas, seis, siete piñas y ¡al suelo! jornada de Freestyle a mano limpia en la tribuna ¡qué digo freestyle! Si se pareció más a una justa medieval extraído de la película “Corazón Salvaje” de Mel Gibson cuando los escoceses protegían sus tierras del ejército inglés… con sus caballos, sus armaduras, sus espadas, y los otros con cascos, escudo y palo ¡qué espectáculo para la familia Matadora! Piña va, piña viene, uno al suelo y a cagarlo a patadas hasta que no respire ¡esa es la fuerza con la que queremos ver a nuestros jugadores en la cancha!
Más lindo aún ver al dueño del gallo en la platea alimentando el show, gritando “que se vayan todos” frente a las cámaras, cuando todos sabemos que por la plata baila el mono, y alguno tiene que seguir tocando la balada para que los hinchas podamos seguir disfrutando del Arena Tour de Victoria (¿no, Sergio?) entre los muchachos de Rincón, la 13, Delfino o La Uruguay y todas las bandas que componen las líneas de la Barra del Matador. Porque no seamos ingenuos, las barras existen porque la violencia está instalada en la sociedad, pero se pelean en la tribuna por el botín que pone el presidenciable de traje y corbata.
¡Y qué importan los códigos, señores! Porque antes la pelea era exclusiva del que pasaba por la calle, pero ahora es para todos y en la tribuna. Qué importa cagarnos en tantos años que nos ha costado que vuelvan las familias, los 10 cochecitos que había en el playón de la popular, que los botijas patean la pelota cerca del alambrado jugando a los matadores ¡qué se vayan a la platea, corta la bocha! Que la cancha es para los poronga y no para andar mariconeando con los hijos o la jermu ¡qué va! Todos a verlo en casa (si es que te lo pasan, sino a escucharlo a una radio zonal). O sino a ver el resumen de la pelea de la barra que nos muestran los medios, porque la noticia que rige para los periodistas son los incidentes, las peleas en la tribuna y no el fútbol nuestro de cada día.
Ahora de verdad.A todos nos gusta ver la tribuna llena, con las banderas, los bombos, las trompetas y que nuestra hinchada se destaque por cantar los 90 minutos. Pero más nos gusta ver reunida a toda la familia. Nos chupa un huevo que “los de un barrio se pasaron de piola”, o que “la remera que usaban no les correspondía” o lo que fuera. No importa que la pelea del otro día no haya sido o no por la guita o por un tema de barrio… a la cancha se va a alentar, no a “aguantar”, a la cancha vamos de fiesta, alegría y carnaval, no a “correr”. A la cancha vamos a encontrarnos, vamos a abrazarnos de alegría si es un gol a favor, y a abrazarnos de tristeza si es uno en contra. Esto es fiesta y carnaval muchachos. Y no lo otro.
Ah, y ganó Tigre.