Este 2 de junio es el Día del Bombero Voluntario argentino, el cual conmemora a aquellas personas que arriesgan su vida por los demás. Uno de los interminables casos de estas personas es el Comandante Mayor Daniel González, un escobarense que hasta su fallecimiento ofreció sus servicios de manera desinteresada para ayudar al prójimo y se convirtió en una referencia para las instituciones de la región.
En 1970, cuando Daniel tenía 16 años, un conocido se le acercó para invitarlo al cuartel. No venía de una familia bomberil, ni siquiera conocía ese mundo, pero como si para eso hubiera nacido le llamó la atención y decidió formar parte. Desde ese momento, su vida fue dedicada completamente a la institución y se convirtió en un bombero reconocido en Argentina.
Además de su aporte en Escobar, en donde llegó a ser el jefe de los bomberos, González fue uno de los propulsores de dos grandes hitos. Por un lado, impulsó la Ley Nacional de Bomberos, que contempla, entre otras cosas, la ayuda económica por parte del Gobierno nacional, el correcto equipamiento y formación del personal para optimizar las prestaciones gratuitas a la población.
El otro fue la creación de la Escuela de Cadetes. A pesar de que la misma había sido propuesta años atrás por su compatriota escobarense Edelmiro Oscar Schanz, al tiempo dejó de implementarse y Daniel volvió a incorporarla sabiendo la importancia de capacitar de manera específica a los más jóvenes.
“A los cadetes los cuidamos mucho, sabemos también que la enseñanza que reciben acá la trasladan a sus familias, por lo que la difusión de nuestra actividad va incorporando a más personas. Nosotros sabemos que muchos de estos chicos salen de la calle para asistir acá. Hay cada vez más chicos y esto nos pone muy contentos”, había declarado por esos tiempos González.
En lo personal, Gonzalito, como solían apodarlo, se casó y tuvo a Damián, quien desde muy pequeño quiso ser como su papá. “Me acuerdo que a los 5 años mi mamá ya me llevaba a ver a mi papá apagando un incendio y entré de muy chico al cuartel cuando tenía 9 años”, aseguró su hijo, en una charla con QUE PASA.
Ambos tuvieron la posibilidad de compartir la pasión y trabajar juntos en incendios o accidentes durante seis años y, siguiendo los pasos de su progenitor, Damián se convirtió en la actualidad en el Segundo Jefe del Cuerpo de Bomberos de Belén de Escobar.
Damián admitió: "La única pasión de mi papá era el mundo de los bomberos. El 90% de su tiempo libre y personal se lo dedicaba al cuartel. Era una persona involucrada, más que nada en lo afectivo, no iba a pescar ni a jugar a la pelota, prefería seguir con su vocación".
Todo cambió el 22 de diciembre de 2004. Esa trágica madrugada comenzó tras un llamado desde Pilar para colaborar en un incendio de tres fábricas en el parque industrial al que tuvieron que acudir cincuenta dotaciones de diferentes municipios.
Con 50 años de edad y 35 como bombero, el Comandante Mayor se subió a un autobomba junto a su compañero el Oficial Auxiliar Carlos Rivas rumbo al siniestro y al doblar en una muy cerrada y, en ese momento, poco iluminada curva ubicada en la entrada del parque, chocaron de frente con un camión. Ninguno de los dos logró sobrevivir.
A pesar de que este año se cumplan 17 años de ese suceso, el ex jefe continúa siendo recordado. “Hay bomberos de diferentes partes de Argentina, algunos de muy lejos, que hoy me siguen hablando de él. Todos recuerdan su conducción, su forma de moverse en los servicios, no solo en el distrito sino también en cuarteles vecinos de la provincia, era muy conocido”, contó su hijo.
En su memoria, desde el 2011 por votación comunitaria el Jardín de Infantes Nº 924 ubicado en el barrio Phillips lleva su nombre. Es uno de los tantos homenajes que se realizaron para conmemorar su labor desinteresada hacia la comunidad y no olvidar su huella en el mundo bomberil del país que seguramente siga fuertemente marcada a lo largo del tiempo.