Extrovertido, simpático, analfabeto y fóbico a bañarse. Así describe Emilio Garraza a El Jhoni, un personaje que creó para divertir a los chicos de merenderos de zona norte, pero que hoy hace reír a todas las generaciones.
Con su canción Vieja Loca y videos virales en redes sociales, el humorista comenzó a hacerse conocido y viajar a donde lo llamen para sacarle sonrisas a todo aquel que le preste un poco de atención, juntar dinero o donaciones para los que más lo necesitan y darle una gran enseñanza a sus hijos de que se puede superar las adversidades que muchas veces la vida impone.
Todo comenzó cuando Emilio, un enfermero de profesión y vecino de Escobar, se separó de la madre de sus hijos mellizos que por ese entonces tenían apenas 3 años y tuvo que recurrir a abogados para volver a verlos. Tras su lucha, la justicia le dio la tenencia pero debió enfrentarse a criarlos solo y cayó en una depresión.
Fue en ese momento cuando tras sesiones de psicología le aconsejaron que realizara actividades que lo distraigan y comenzó a colaborar con merenderos como Luz Clarita y Los Patitos de Garín, Doña Mary de Beccar, Todos por Tizi y Cadena de Favores de Pacheco, Madres en Acción de López Camelo, entre otros, hasta que un día su lugar fue reemplazado por El Jhoni, un pícaro cartonero.
Inspirándose en el Chavo del 8, un gorro de lana y unos jeans rotos, decidió crear un personaje que dejara de lado a los payasos que asustaban a los niños y les enseñara una lección. “Veía mucha gente cartonera y nenes que se afligían o les daba vergüenza que sus papás sean cartoneros, entonces yo por medio del personaje mostré la otra cara, robar alegría y demostrar que es un trabajo decente, pero de una forma picaresca”, cuenta Garraza en una charla con QUE PASA.
Sin embargo, no se imaginó todo lo que vendría después. Tras siete años y ya con sus hijos de 12, el escobarense ha logrado llegar a los corazones de adultos mayores, jóvenes y chicos, fue convocado para hacer temporada en Mar del Plata y participar en Showmatch, aunque las propuestas se vieron retrasadas a causa de la pandemia.
“Es tan grande la aceptación de los chicos, me siento consagradísimo y lo hago de corazón. No busco fama ni mucho menos, lo que busco es hacerme conocido para que cuando pedimos colectas solidarias para merenderos o chicos con discapacidad se consigan y esa es la paga más grande que te puede dar la vida. Es todo sin fines de lucro”, aseguró el humorista.
En sus espectáculos solidarios para recaudar fondos canta y baila canciones infantiles de antes y también mezcla un poco de reggaetón y cuarteto para los jóvenes. Además, tiene su página de Facebook en la que durante la pandemia animaba a sus seguidores y hoy llega a gente de diferentes puntos del país.
Así conoció a Elsa, una señora de Guernica que vendía ropa en la calle y se encontraba en un estado de depresión muy grande, pero el divertido personaje le dio las fuerzas para salir adelante. “El Jhoni contagia sonrisas y a mí me enseñó mucho porque me visitó en el hospital cuando me sentía mal y es muy importante para mi, por eso quiero que toda la gente lo conozca. Yo le haría un monumento de oro por la gran persona que es”, cuenta entre lágrimas la vecina de zona oeste.
Hoy, El Jhoni ha logrado mucho más de lo que cualquiera podría creer. A pesar de no saber leer ni escribir, no tener ganas de trabajar y ser un poco sucio, no sólo consiguió divertir a personas de todas las edades y generar una conexión única con sus fanáticos. También salvó a su creador de la depresión, hizo que sus mellizos lo aplaudan orgullosos y demostró cuánto se puede lograr con tan poco.