El sistema educativo en San Fernando está viviendo los coletazos de la tragedia de Moreno. Las muertes pusieron en alerta a la comunidad educativa: el estado de las escuelas no sólo no es el adecuado para el dictado de clases, sino que también puede poner en riesgo la integridad de alumnos, docentes y auxiliares.
Como viene informando QUE PASA, después de unas evaluaciones iniciales, el Consejo Escolar de San Fernando declaró una situación de Emergencia y dispuso realizar pruebas de hermeticidad en todos los edificios, por lo cual, las clases se suspendieron la semana pasada.
Pero estas pruebas arrojaron un resultado peor de lo esperado: en 76 de los 80 edificios escolares públicos se detectaron pérdidas (VER NOTA).
Para comunicar esta situación el Consejo Escolar convocó a una conferencia de prensa en la tarde del martes. En ella estuvieron presentes las autoridades del Consejo Escolar: Teresita Piaggi, su Presidente, estuvo acompañada por Matías del Federico (Vicepresidente), Lucas Echeverría (Secretario) Noelia Ordónez (Tesorera), Rosana Pesaresi y Patricia Boló Bolaño.
Allí se explicaron las decisiones tomadas y se dieron detalles de los insuficientes recursos presupuestarios con los que se cuenta para resolver los problemas que presentan las escuelas.
“Recibimos de la Provincia un Fondo Compensador para Infraestructura de aproximadamente $ 400.000 mensuales, que si los distribuimos por los 140 servicios educativos que funcionan en 80 edificios son apenas $ 2.857 por escuela. No tenemos dinero para arreglar todo, porque no sólo es el gas: es techos, electricidad, baños, plomería, pisos que están mal y paredes inestables. Hoy, cambiar un inodoro sale más de $4.000, instalar una canilla o el depósito del baño otros $4.000; y si se destina esa plata a una escuela, hay que sacarle a otra” explicó Piaggi a la prensa.
Cómo sigue la situación de las escuelas
Luego de realizar las pruebas, desde el Consejo Escolar de San Fernando se decidió cortar el gas en todas las escuelas que presentaron problemas y comenzar con las reparaciones.
Según informaron, la cantidad y magnitud de los problemas encontrados, imposibilitan hacer una proyección certera de cuando estarán las escuelas con sus instalaciones de gas habilitadas, pero anticiparon que “puede ser mucho tiempo” y que no será antes del mes de octubre. Pero las autoridades quisieron ser muy cautas y no asumir compromisos, fundamentalmente porque dependen del envío de fondos del Gobierno Provincial. Según estimaron, la totalidad de los arreglos tendrían un costo de $10 millones.
En este sentido, Piaggi declaró que los gasistas están trabajando sin cobrar y que ni siquiera se ha podido abonar la totalidad de los trabajos realizados con las pruebas de hermeticidad: “Mientras esperamos que la Provincia nos envíe el dinero suficiente para poder pagarlos, el Intendente Luis Andreotti nos hizo una donación de $ 300.000 para que los trabajos sigan adelante”.
Con sólo 8 escuelas con gas, el resto de las escuelas deberán definir como continúan con el dictado de clases. Dar clases sin gas, en pleno invierno, o perder gran parte de las clases del segundo semestre es el dilema que enfrentarán las autoridades escolares.
Según señalaron en el Consejo Escolar, en cada escuela, será la dirección junto a la jefatura Distrital dependiente de la Dirección Provincial de Educación, quienes tomen la decisión acerca del dictado de clases. Al día de hoy, muchas escuelas permanecen cerradas y en otras se está llevando adelante un plan de contingencia, y los chicos ingresan a las 9.30hs, evitando las horas más frías.
Con respecto a los comedores, Piaggi señaló que “estamos entregando una vianda a los chicos que tienen la escuela cerrada, y ahora también desayuno y merienda completos. Propusimos un menú de emergencia para las escuelas que tienen comedor, estén dando o no clase”.
La incertidumbre y angustia de los padres
En estos días, han sido constantes los mensajes de los padres enviados a QUE PASA, contando la situación que se vive en cada una de las escuelas, que exceden los problemas del gas.
En la mayoría de los casos prima un sentimiento de angustia frente a la incertidumbre de la situación y la falta de respuesta de las autoridades, con un malestar que no diferencia competencias y responsabilidades de los gobiernos, tanto provincial como municipal, como también de gestiones actuales y anteriores.
La tragedia de Moreno puso sobre la mesa de la forma más cruda el estado de abandono de la educación pública durante décadas.