Este domingo 4 de septiembre se presentará una investigación llevada a cabo por un grupo de mujeres ceramistas de Buenos Aires quienes recrearon las ollas y cuencos elaborados por pueblos originarios. Este trabajo inédito en la región se realizó durante el 2021 a partir de los tiestos de mil años de antigüedad hallados y protegidos en el territorio por la Comunidad Indígena Punta Querandí, en el límite de Dique Luján (Tigre) e Ingeniero Maschwitz (Escobar).
A las 12 horas se realizará un recorrido guiado por el espacio que se encuentra entre la calle Brasil, el Arroyo Garín y el Canal Villanueva, en el Paraje Punta Canal. En este sitio sagrado de los pueblos originarios y en el Museo Autónomo de Gestión Indígena, habrá un espacio para hablar de la historia del territorio, de las diversas luchas impulsadas desde Punta Querandí y los distintos logros obtenidos después de casi dos décadas de resistencia.
"Así pondremos en contexto el resultado del trabajo de las ceramistas, cuyas recreaciones fueron incorporadas a fines de diciembre a nuestro Museo, espacio que durante el 2022 ya recibió la visita de cientos de personas", explicaron desde la comunidad. Posteriormente, a las 13:30, se compartirá un almuerzo cocinado en el fogón. Para ello se pedirá una colaboración voluntaria.
Desde las 14:30, se realizará un círculo para que las ceramistas de Olleras Cooperativas, Taller Anatiri y Taller Amaru, vecinas de Ciudad de Buenos Aires, Escobar, Avellaneda, Trenque Lauquen y otros puntos de la Provincia, cuenten sobre la investigación realizada.
"Los cimientos que soportan la inmensidad arquitectónica que detenta esta gran urbe parece enterrar bajo ese peso la idea de Buenos Aires antes de Buenos Aires, pero tarde o temprano esa verdad histórica, ese pasado, aquellas culturas salen a la superficie en su materialidad y ya no puede ser ignorada", expresaban las ceramistas en una presentación colectiva el año pasado.
"La recreación de estos objetos posibilitan la desarticulación del relato histórico en el que crecimos", dicen y permiten reafirmar que "la llanura no era un desierto inhabitado por humanidad alguna". Objetos que, en su tiempo y contexto tuvieron una utilidad específica pero hoy, "esa utilidad muta hacia la necesidad de ser testimonio y denuncia", indicaron.